Iván Restrepo

Depredadores

Desde principios de este mes decenas de tiburones ballena se encuentran en la única alberca marina que existe en México, cerca de las islas Holbox y Contoy, a una hora de la costa de Quintana Roo. También llegaron allí los depredadores que se disfrazan de prestadores de servicios "ecoturísticos" y trasladan visitantes con el fin de admirar a tan bellos y pacíficos ejemplares. Con toda oportunidad, desde aquí alertamos a las autoridades ambientales sobre la urgencia de evitar que el ballena fuera víctima de los turistas irresponsables y de quienes manejan las lanchas en que se trasladan hasta la alberca marina. Nada hicieron. Hasta ahora, cuatro tiburones han sido atropellados por las lanchas y una decena más lastimados mientras continúa el acoso humano sobre estos gigantescos animales marinos. Solamente se comportan como manda la sensatez los cooperativistas de Chiquilá y Holbox autorizados oficialmente para trasladar visitantes al área donde el tiburón permanece julio y agosto.

Mientras, en el Pacífico Norte de México, en isla Guadalupe, existen concentraciones naturales de tiburones blancos. Quizás porque en la isla también hay colonias de lobos y elefantes marinos, que son sus presas favoritas. Los biólogos Leonardo Castillo y Ramón Bonfil reportan que varias empresas estadunidenses llevan visitantes del vecino país, en especial de California, a "bucear" con los tiburones. El "show" incluye la utilización de jaulas y cebos para atraerlos. Se desconoce si las empresas cuentan con los permisos oficiales para realizar sus actividades en aguas mexicanas. Por el traslado y la buceada con el tiburón blanco se cobra una elevada cantidad en dólares. En Australia y Sudáfrica el buceo con los tiburones ballena y blanco cada vez se efectúa bajo normas más estrictas a fin de garantizar su calidad de vida y el medio en que viven. En México no existe legislación alguna al respecto ni recursos para regular esa actividad turística.

Pero el descuido hacia la fauna marina también incluye a especies en peligro de extinción. Un caso notable es el de la vaquita marina, mamífero que solamente existe en México. Su población no rebasa los 600 ejemplares. Tiene su hábitat en una importante reserva de la biosfera: la del Alto Golfo de California y el delta del río Colorado y en las afueras del puerto de San Felipe. En múltiples ocasiones las autoridades han prometido proteger a la vaquita, igual que a la totoaba, otra especie única y también en peligro de desaparecer del planeta. Sin embargo, en lo que va del año han muerto seis vaquitas atrapadas en las redes de pesca. Se trata de una cifra mínima pues los especialistas sostienen que el número debe ser mayor porque muchos ejemplares muertos no son localizados en el mar o los desaparecen los pescadores.

La gravedad de lo que sucede en las aguas oceánicas del norte del país lo expresaron recientemente los integrantes del Consejo Consultivo Nacional para el Desarrollo Sustentable, instancia ciudadana reconocida en la legislación ambiental vigente. Para el consejo existe, por ejemplo, sobrexplotación de la pesca de camarón por una flota y artes de captura obsoletas, que atentan contra la utilización racional y a largo plazo de esa y otras pesquerías del mar de Cortés. El consejo advierte sobre los daños ocasionados a la fauna y a los ecosistemas marinos por el uso de redes de arrastre, cuando existen métodos de captura que no depredan.

Podría pensarse que las autoridades responsables del sector pesquero y ambiental desconocen lo que ocurre con la fauna marina en México, que no existen trabajos científicos sobre la mejor forma de protegerla y, a la par, garantizar ingresos a quienes realmente se dedican a la pesca. No es así. Abundan las investigaciones y las propuestas viables, elaboradas por instituciones de calidad reconocida. Pero las autoridades las ignoran y mejor atienden las presiones de los grupos de poder político y económico regionales. Y de remate, los recursos para la investigación disminuyen. Se van a agrupaciones como Provida, para sus compras de plumas elegantes y tangas. Dicen los funcionarios que vamos muy bien. Exacto, depredando. O cubriendo con el manto de la impunidad a quienes, durante los gobiernos priístas, ordenaron la matanza de inocentes.