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México D.F. Domingo 25 de julio de 2004
Carlos Bonfil
Un filme hablado
A sus 96 años el portugués Manoel de Oliveira se ha vuelto emblema de una enorme vitalidad artística. En México se conoce buena parte de su obra reciente, de principios de los años 90 a la fecha, aunque lamentablemente películas clave como Amor de perdición (1978) o La zapatilla de satén (1985) siguen siendo invisibles, sin hablar de una docena de obras anteriores, filmadas a partir de 1931. Basta conocer sin embargo la cinta magistral El valle de Abraham, de 1994, o La carta o Regreso a casa, para apreciar la dimensión y solvencia del veterano más lúcido del cine europeo, y su oportuna reflexión sobre la cultura occidental. En el cine de Oliveira es difícil, al menos azaroso, distinguir la mirada intimista del comentario social, a tal punto entremezcla el director sus variados registros de lenguaje. Inspiración teatral, verbosidad exuberante, posturas políticas inequívocas (No o la gloria vana de mandar; Palabra y utopía), o juego de temporalidades, como en La carta, donde el drama de la princesa de Clèves se traslada a la época actual con un duque de Nemours encarnando a un cantante pop. Para buena parte del público, Oliveira es un enigma todavía indescifrable; para otros, una fuente de revelaciones estimulantes.
En Un filme hablado (Um filme falado), su realización más reciente, unos cuantos personajes, casi todos femeninos, ilustran en un flujo incontenible de palabras el estado actual de la civilización europea. Por un lado, Rosa María, una maestra portuguesa de Historia (Leonor Silveira) explica a su hija de siete años (Filipa de Almeida) los conceptos fundamentales, leyenda, destino, civilización, naturaleza humana, durante esa incierta travesía en trasatlántico que las deberá conducir del puerto de Lisboa a Bombay, a lo largo del mar Mediterráneo, cuna de la civilización antigua; por el otro, tres mujeres, una exitosa mujer de negocios francesa (Catherine Deneuve), una glamorosa modelo italiana (Stefania Sandrelli) y una célebre cantante griega (Irene Papas), discuten a bordo del navío sobre el papel de las mujeres en política, el envejecimiento inexorable, la incertidumbre en el amor, el colapso de la civilización moderna, y se preguntan, cada una en su idioma materno, cómo la lengua griega, matriz civilizadora, quedó eclipsada por el idioma inglés, comunicación universal en una nueva lógica mercantil y hegemónica sin lugar ni paciencia para la cultura. Toda esta reflexión se hace bajo la mirada complaciente del elegante capitán del barco (John Malkovich), anglosajón de origen polaco -Caronte involuntario- que conduce a estos personajes por un itinerario azaroso.
Esta nueva expedición por la ruta de las Indias, tributo a Vasco de Gama y Magallanes, incluye escalas de intensa ilustración didáctica. En Marsella, Nápoles, Pompeya, Atenas y El Cairo, la niña María Joana tendrá su primera revelación del mundo antiguo, el primer gusto de una instrucción civilizada, muy a contracorriente de cualquier veleidad turística. El trayecto es de iniciación (en esa educación sentimental la niña descubre todo, incluido el sentido de la lealtad), de reflexión crepuscular (las tres mujeres maduras discuten sobre su lugar en el mundo, y la suerte de una civilización), y también de balance en este nuevo autorretrato de Oliveira, dirigiendo -a la manera del capitán, alter ego evidente-, su nueva y al parecer siempre última empresa nonagenaria, con su tripulación predilecta de actrices y actores siempre fieles, y con un destino vuelto incierto por las amenazas de inseguridad que hoy se ciernen sobre el mundo entero. Abundan en este espléndido filme las referencias simbólicas, de la Babel lingüística de una nueva Europa unida a un Arca de Noé amenazada por la fatalidad; hay también la transmisión del saber de una generación a otra, y el placer por la cultura, valor irrenunciable, pivote central en la trayectoria de Manoel de Oliveira, quien ofrece en esta cinta una de sus realizaciones más sólidas y entrañables.
Un filme hablado se exhibe sólo esta semana en el Cinematógrafo del Chopo. [email protected]
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