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México D.F. Domingo 25 de julio de 2004
El escritor poblano presentó en España su novela Cementerio de papel
La disidencia no ha salido de Lecumberri, continúa en forma de registro: Glockner
El Palacio Negro, donde permaneció por motivos políticos el padre del autor, escenario de la obra ''Fox pactó con el PRI la impunidad de los responsables de la guerra sucia''
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
Madrid, 24 de julio. El escritor e historiador mexicano Fritz Glockner descubrió con tan sólo 12 años las aristas más siniestras y brutales del anterior régimen priísta, cuando, de la mano de su madre, se "rencontró" en la cárcel del Palacio de Lecumberri con su padre, el ex guerrillero Napoleón Glockner. Ese día nació una obsesión que todavía persiste: indagar en las entrañas más oscuras de la persecución y represión instauradas por los sucesivos gobiernos del entonces partido hegemónico. Glockner, quien presentó en Madrid su novela Cementerio de papel (Ediciones B), manifestó su ''pesimismo'' por los procesos abiertos contra los responsables políticos y policiales que desaparecieron y torturaron a miles de ciudadanos: "el presidente Vicente Fox pactó la impunidad con los antiguos priístas".
La última novela de Glockner, de 43 años y oriundo de Puebla, tiene un escenario singular al tiempo que determinante en el relato: el Palacio de Lecumberri, un edificio creado por el dictador Porfirio Díaz para someter a sus detractores que, tras la Revolución, se convirtió en el único edificio que conservó su siniestra naturaleza. Así permaneció hasta 1982, cuando se convirtió en el Archivo General de la Nación y, por tanto, depositario de miles de informes y documentos sobre el pasado del país.
El periodista y escritor mexicano visitó el Palacio de Lecumberri cuando todavía era la prisión más segura del país, pues ahí estaba recluido por motivos políticos su padre. Esa imagen le repercutió al punto de que cuando conoció el cambio de giro del inmueble decidió regresar y estudiar los informes y documentos policiales. De ahí nació la idea central de su novela Cementerio de papel, pues constató que las personas que habían estado recluidas en ese simbólico edificio, muchos de ellos todavía desaparecidos, regresaron años después a sus paredes mediante los registros del gobierno y la policía mexicanos. ''Las víctimas de la guerra de baja intensidad del régimen priísta regresaron a la misma cárcel, pero ahora convertidos en papel'', explicó.
Glockner denunció que a pesar de la supuesta tradición de democrático que México ha gozado en el exterior, en gran medida por su política de apoyo y solidaridad con las víctimas de las dictaduras del Cono Sur y de España, la represión y aniquilación de los movimientos guerrilleros fueron sistemáticos y permanentes durante los regímenes priístas, sobre todo a partir de los 50, si bien los actos de terrorismo de Estado más graves se registraron a finales de los 70 y en las dos siguientes décadas.
Este escritor e historiador lleva más de 25 años estudiando todo lo relativo a los movimientos guerrilleros mexicanos y las formas de aniquilación aplicadas por el gobierno mexicano, por lo que manifestó su total convicción de que ''todavía no se han desactivado los mecanismos y redes'' que permiten este tipo de prácticas ilegales para reprimir los movimientos contestarios; esto, explicó, ''se ha demostrado con el cerco militar que sufre Chiapas desde el alzamiento, en 1994, del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, o de las medidas promovidas en Guerrero y Oaxaca, o las brutales acciones de la policía mexicana en la reciente cumbre de Guadalajara, donde se violaron abiertamente las garantías más básicas y los principios elementales de los derechos humanos''.
Glockner añadió que ha identificado a por lo menos 69 grupos armados en México entre 1942 y el 2002, de los cuales ocho están en activo y todos ellos han sido perseguidos y, en algunos casos, sometidos mediante la tortura y la represión. Por eso su "pesimismo" sobre la actuación de la fiscalía especial creada por el gobierno de Fox, que definió como ''sala de espera de la muerte'', ya que sólo se dedica a prolongar los procesos judiciales y otorgar condiciones de vida óptimas a los implicados en la guerra sucia, como Miguel Nazar Haro, a la espera "de que mueran y así pueda decir que no los pudo encarcelar porque antes murieron".
Esto demuestra, según Glockner, que el gobierno de Fox "pactó con los antiguos priístas la impunidad, pero además es escandaloso que el mismo procurador general de la República, Rafael Macedo de la Concha, que es el jefe del responsable de la Fiscalía Especial, sea uno de los nombres que aparecen en la nomina de la Dirección Federal de Seguridad en los peores años de la represión".
Ante estas evidencias, el escritor y periodista insistió en su convicción de que ''el aparato de los antiguos torturadores sigue en activo, y la brutalidad y la violación de los derechos humanos siguen siendo los métodos para debilitar a los zapatistas o a los movimientos guerrilleros o contestatarios de naturaleza civil y pacífica''.
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