Bárbara Jacobs

América inconclusa

"Muchachos, hoy quiero hablarles de la contienda diaria de la memoria contra el olvido. Al despertar, no dejen ir ningún nombre que les venga en mente, ninguna palabra o frase con la que amanezcan. Pueden tener la seguridad de que se refiere a alguna lectura. Rastréenla, pues, mientras no la ubiquen, los perseguirá", sentenció una mañana Lunas al tiempo que, arremangándose cada pierna del pantalón, primero uno y después el otro se subía hasta la rodilla el calcetín que, momentos después, ya se había dejado caer hasta el tobillo. El par, azul marino con rayas rojas, hacía juego con la corbata de moño al igual que con el pañuelo; éste, en el bolsillo superior del saco y correctamente doblado, con dos puntas asomadas en pico.

"El olvido es un entumecimiento; sacúdanse para tener vivo el recuerdo. ƑCuántas veces he leído América, de Kafka? Unas seis. Pues bien, la otra mañana, repentinamente me pregunté: 'ƑBrunelda? ƑQuién es Brunelda?' Y me tomó todo un día situarla, ya que, en ratos perdidos, la busqué en mi memoria hasta no centrarla en América. A pesar del desorden de mi biblioteca, di con esta novela inconclusa de Kafka y, sólo a medida que repasaba el libro, se me iba reconstruyendo el contenido de cada capítulo. Con vergüenza confieso que mi memoria, de vez en vez, se entumece, queridos jóvenes."

Las palabras del maestro volvieron a mí muchos años después de que las pronunció ante el grupo de alumnos. Al pensar en América y no recordar cómo se desarrollaba después del primer capítulo, supe que me encontraba entumecida y, alarmada, hice una cita con la viuda de mi viejo profesor. No sin vaguedad, recordaba que él nos había preparado para este posible contratiempo, y que el ejercicio que proponía en búsqueda de la memoria consistía en, con el índice enfrente, reconstruir capítulo por capítulo, de ser posible, en una línea. Además de que lograr esto último suele serme imposible, quería conocer la opinión de la viuda al respecto.

šQué precavido fue Cervantes que acató la costumbre de su época, que pedía que el título del capítulo fuera un resumen del mismo, por más que no en una línea! A mí me parecía más fácil resumir todo un libro en una o dos líneas que cada capítulo del mismo, ignoro por qué.

Encontré a la viuda de Lunas no sólo semiparalítica sino entumecida del todo. Su mutismo y su quietud me exasperaron tanto que estuve a punto de zarandearla como si la "sacudida" a la que nos instaba Lunas no fuera una metáfora sino una indicación. La visita llevaba maña.

Yo sola no había conseguido resumir en una línea ninguno de los capítulos del mencionado texto. Solamente "El fogonero" me llevó una página, y no me sentí capaz de pasar al segundo ni, mucho menos, a los seis restantes. Confieso que volví a leer la novela completa, pues mi recuerdo, como el de Lunas, estaba entumecido. Me di cuenta de que, a medida que leía, recordaba ya haber pasado por ahí. Pero la relectura se convertía en una primera lectura a la que, a lo mucho, la sostenía un telón de fondo. "Sí -me decía-; éste ya lo había leído. Pero, el siguiente, Ƒde qué se trata?" Fue una sensación asombrosa y descorazonadora. Me creía una persona que sabía leer. ƑQué es leer? ƑUn acto que uno disfruta mientras lo hace pero cuyo contenido después olvida? ƑQué clase de cultura se puede formar un lector que lee como el que pinto, que encarnó nada menos que a mi maestro de literatura y que me encarnaba a mí, supuesta escritora?

"Muchachos", había seguido Lunas, tras estornudar y disculparse; "Ƒharemos de esto un símil de la vida? ƑDiremos que las páginas olvidadas de un libro leído equivalen a los días vividos que queremos olvidar de nuestra existencia?"

"Señora -me dirigí a la viuda de Lunas-, sáqueme de dudas y dígame si su esposo de veras olvidaba en qué consistía cada capítulo de un libro que se jactaba de leer con frecuencia?" La señora apenas si sonrió. Con cierta dificultad me señaló un baúl y, como si tuviera pegados los labios, alcanzó a murmurar o transmitirme que, con el manojo de llaves que me extendía, abriera el candado. Pero ninguna llave lo abrió. ƑDe qué se trataba? ƑO la enseñanza era ésta: el baúl de las respuestas no lo abre ni el mejor de los cerrajeros del mundo?

Comoquiera que fuera, salí de la casa de los Lunas con más incógnitas que con las que llegué. ƑSería éste otro símil de la vida?