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México D.F. Domingo 25 de julio de 2004
Nostalgia, manifiestos, música y danza,
en acto gastronómico de la izquierda mexicana
De pecado capital, la gula se transformó en
virtud política
La exoneración a los responsables de la matanza
del jueves de Corpus, el plato principal
El condimento especial, la condena a la política
belicista del presidente George W. Bush
JENARO VILLAMIL
De pecado capital, la gula se convirtió en virtud
política, en manifiesto y pretexto para compartir el pan y la sal,
la paella y el guacamole, el tango y las danzas árabes, el corrido
y el son cubano entre poco más de 600 comensales que le dieron tregua
en el Rancho del Charro a los videoescándalos, a las rencillas y
al desencuentro; cantaron La Internacional y también apoyaron el
manifiesto contra Luis Echeverría, redactado, como en los buenos
tiempos, al calor de las cervezas y de la indignación por la exoneración
del juez segundo de distrito penal a los responsables de la matanza del
jueves de Corpus.
Así,
el acto se convirtió en el primer experimento gastronómico-político
de las izquierdas capitalinas con 800 kilos de comida distribuidos entre
50 mesas. Leído por Salvador Martínez della Rocca y redactado
por el ex procurador capitalino Samuel del Villar, el manifiesto improvisado
descalificó al magistrado César Flores como "un juez de consigna".
Recordó que es el mismo personaje que"recibió línea
política del gobierno de Vicente Fox para mantener privados de su
libertad a seis ciudadanos vascos durante un año. "Los participantes
de la izquierda mexicana 2004 condenamos con indignación la resolución
del mencionado juez que mantiene las prácticas de impunidad en el
país y son una ofensa a la justicia", indicaba el texto distribuido
entre los comensales abajo firmantes.
Uno de los personajes indiscutibles de la comida, el ingeniero
Cuauhtémoc Cárdenas, opinó que "es muy importante
que si la resolución del juez está fundada en la prescripción
de delitos tan graves como el genocidio, quiere decir que éstos
se cometieron y que es necesario aplicar la justicia, trátese de
quien se trate".
Mientras realizaba declaraciones a la prensa, el ingeniero
se dio tiempo para saludar a personajes cercanos en otras épocas,
como Ricardo Pascoe o a la actriz Ofelia Medina y a decenas de ex colaboradores
presentes en la reunión, como el ex delegado de la Cuauhtémoc
Jorge Legorreta o su ex procurador Samuel del Villar.
No sólo el fantasma de la represión echeverrista
se hizo presente en el acto gastronómico convocado por seis reconocidos
restauranteros capitalinos. También la condena a la política
belicosa del gobierno estadunidense de George W. Bush puso un condimento
especial. Entre botana y botana, los asistentes llenaron decenas de cartas
de peticiones para el mandatario republicano. Algunos expresaron sus deseos
de que, al igual que prometió Vicente Fox, Bush "regrese a su rancho
a partir de noviembre de este año".
El internacionalismo se expresó mediante un amplio
reconocimiento al pueblo palestino, representado en esa comida por el embajador
Fawzi M. Y. El Majhwi, quien se convirtió en la personalidad diplomática
de la comilona. Los dulces árabes y las danzas de la compañía
Desde el Harem sirvieron de referente para recordar que el genocidio no
sólo se cometió en México sino también se realiza
día a día en los territorios ocupados de Palestina.
Los anfitriones del acto -Tito Briz, de El Cardenal; Roberto
González, de la Fonda San Angel; Mohammed Mazeh, de El Andaluz;
Agustín Arroyo, de El Mesón del Cid; Osvaldo Caldú,
de El Asado Argentino; Marco Rascón, de Peces, y Leonardo de la
Sierra, del Centro Cultural Español- convirtieron el icono del Chef
Guevara, dibujado por Helguera, en emblema de su mensaje goloso.
El volante de GULA (Gastrónomos Unidos por la Libertad
y el Arte), repartido entre cada una de las mesas, subrayó que esta
organización "pensó en aportar, mediante un encuentro gastronómico,
un momento de fraternidad entre las vertientes de la izquierda mexicana,
pues más allá de muchas críticas, justas e injustas,
el pensamiento de izquierda y sus mujeres y hombres, han aportado obras
intelectuales, científicas, políticas y culturales al país
de gran valor para México".
Hambre de fraternidad
Tito
Briz, de El Cardenal, expresó su deseo de que éste sea el
primero de otros encuentros. "Nuestra idea es abrir un espacio de reflexión
y de encuentro plural", afirmaba. Desbordante, Marco Rascón, uno
de los principales impulsores, saludaba a decenas de perredistas, de todas
las corrientes y colores, de tribus y fueros distintos, y provocó
a los asistentes con la pieza Los caminos de la vida, no son como yo
pensaba/ no son como imaginaba/ no son como yo creía".
La gula inició para los organizadores e invitados
especiales desde las 9:30 de la mañana. Osvaldo Caldú, de
El Asado Argentino, informó que a esa hora se repartieron 100 kilos
de carne de cordero. Agustín Arroyo, de El Mesón del Cid,
deseó que estas comilonas sirvan para darle continuidad a otros
actos como los festivales de los chiles en nogada, el de las paellas y
el México entre dos mares, realizados a principios de año
en el Centro Histórico, la Condesa y Xochimilco.
Para las 18 horas, después del momento nostálgico
de La Internacional, Ofelia Medina acompañada por el guitarrista
Angel Chacón, también puso su granito de arena a este convite
de románticos, tragones y antisolemnes: "¡Zapata vive/ la
lucha sigue!", gritaba para luego dar paso a su corrido de la diva metafísica
de los progres: Frida Khalo.
A los ausentes se les mencionaba por lo bajo, pero al
final de cuentas se cumplió con una de las reglas mínimas
de la convocatoria: el "no comerse unos a otros", y algunos recordaban
que estos meses o años sin verse fueron como un hambre crónica
de fraternidad y compañerismo.
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