.. |
México D.F. Sábado 24 de julio de 2004
Repudio a PRI, PAN y televisoras durante la
marcha de trabajadores del IMSS
"Esta lucha llegará a la huelga nacional"
Telefonistas y electricistas anuncian su apoyo "hasta
las últimas consecuencias"
JAIME AVILES
Por decenas de miles, entre aullidos de sirenas y estruendos
de cohetones, los trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social
(IMSS) protagonizaron ayer una marcha por demás combativa, recorriendo
en casi tres horas el Paseo de la Reforma, antes de llenar en su totalidad
la plancha del Zócalo y plantar una bandera irreductible: llegar,
si es preciso, a la huelga nacional.
Por eso, durante el mitin, desde un templete ilustrado
con una pintura mural que evocaba a Lázaro Cárdenas, fundador
del IMSS, Francisco Hernández Juárez y Rosendo Flores, líderes
de los telefonistas y de los electricistas, en ese orden, proclamaron a
voz en cuello su determinación de acompañar a los médicos,
enfermeras y administrativos del Seguro Social "hasta las últimas
consecuencias".
Dolidos visiblemente por la campaña de linchamiento
mediático que la administración de Vicente Fox ha desatado
contra ellos por medio de las principales televisoras, los manifestantes,
como en los viejos tiempos, enderezaron la mayoría de sus pancartas
y consignas coreadas, llenas de rabia, contra el gobierno y la "prensa
vendida", a la que también los discursos cubrieron de insultos y
reclamos.
"¡No somos uno, no somos cien, prensa vendida cuéntanos
bien!" "¡Prensa / vendida / por eso estás jodida!", comenzó
a escucharse con insistencia poco después de las cuatro de la tarde
frente a la fuente de la Diana, cuando Roberto Vega Galina, secretario
general del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social, improvisó
una rueda de prensa antes de iniciar la caminata.
La
gente, al ver las cámaras de video que flotaban numerosamente sobre
las cabezas que rodeaban al dirigente, arremetió a mentadas de madre
contra Televisa y Tv Azteca. "¡Culeeeros / vendidos / por eso están
jodidos!" Pero mientras presenciaba ese espectáculo de discretos
empujones y jaloneos, pues la entrevista callejera se alargaba sin término,
vi muchas pancartas más que me hicieron pensar en un reciente ensayo
de Adolfo Gilly.
Este señaló que una de las graves deficiencias
de la política de nuestros días reside en que los partidos,
y entre ellos sin excepción el de la Revolución Democrática
(PRD), están inmersos en la lucha electoral de 2006, pero no combaten
de ninguna manera los graves y terribles problemas de 2004. Ante la brutalidad
de la agresión que ha desatado el régimen salinista de Vicente
Fox contra la seguridad social en su conjunto, he aquí, pensé,
la respuesta de los trabajadores a quienes no les han dejado más
alternativa que la lucha.
De esta movilización, cuyas razones y motivos involucran
a toda la clase trabajadora en la medida que si prospera la agresión
contra el sindicato del Seguro Social -al que le quieren despojar de sus
derechos constitucionales mediante una decisión de PRI y PAN en
la Cámara de Diputados- todos los contratos colectivos de trabajo
estarían en peligro de ser destruidos de un plumazo, la reacción
iracunda y angustiada que empezaba a vislumbrarse ayer por la tarde puede
conducir al estallido de un movimiento de masas en el plazo corto.
Así, me dije, la exigencia de Gilly se cumplirá
más bien como profecía de lo inmediato, pero entonces reparé
en los siguientes letreros que se multiplicaban hasta el horizonte: "PRI-PAN,
¡ni un voto más!" "PRI-PAN, los trabajadores sindicalizados
definiremos la elección de 2006..." "PRI-PAN, nos vemos en 2006."
Y uno más, redactado quizá por un iluso: "Sólo nos
queda el PRD". Más adelante, sobre el recorrido, escucharía
una reiteración, pero en verso, del mismo pensamiento, o tal vez
con más precisión, del mismo sentimiento: "¡Quién
lo diría / quién lo diría / que el PRI y el PAN son
la misma porquería!"
De tal suerte, creo, se está produciendo una síntesis
diáléctica entre las posiciones de los politólogos,
el clientelismo futurista de los partidos y los cálculos prácticos
de la gente de a pie: "Nos vemos en 2006".
"¡Después de trabajar venimos a luchar!"
El caso es que arrancó la marcha. La descubierta,
encabezada por Vega Galina, a quien muchos saludaban gritándole
"¡duro, doctor!", dejó atrás la fuente de la Diana.
Vi pasar una marea de enfermeras de cofia verde y zapatos blancos que anunciaban:
"¡Después de trabajar venimos a luchar!" De repente, con banderines
color naranja, se estiró y encogió una mancha de trabajadores
del Metro y por allí se coló esta explicación en cartulina:
"Santiago Levy, lo que ganas en una quincena nosotros lo recibimos en un
año de trabajo".
Detrás de una manta de la Unión Nacional
de Trabajadores surgió una cartulina a colores que unía los
emblemas de PRI, PAN, Televisa y Tv Azteca. Entonces, dándole vuelo
a sus sirenas, desfilaron varios contingentes de la sección de Ambulancias,
y la gente, desde las banquetas, les empezó a aplaudir. Luego vinieron
las banderas de Almacenes, Ginecobstetricia de Tlalnepantla y una muchacha
me entregó un volantito de los estudiantes del Instituto Politécnico
Nacional.
Un coro a mis espaldas me sorprendió: "¡Se
ve, se siente, Trauma está presente!", y una voz masculina
que preguntaba: "¿Quiénes somos los mejores?", y muchas voces
femeninas que respondían: "¡Trauma!" Eran todos ellos
personas de la tercera edad, cargadas de alegría y entusiasmo. Pero
eran poquísimos.
Siguieron gritando lo mismo en tanto, con sus batas blancas,
pasaban los médicos del hospital de Jilotepec, estado de México,
los empleados de la Nueva Fábrica Nacional de Vidrio, los representantes
sindicales de las unidades de medicina familiar (UMF) números 77,
93, 89, 67, 86 y varias más. Y luego el personal de Guarderías
que salmodiaba: "¡Ni un voto al PRI, ni un voto al PAN!" A continuación,
una parvada de desharrapados con esta manta mal pintada pero solidaria:
"Derechohabientes en apoyo".
Detrás de ellos, más grupos de Guarderías,
los asépticos muchachos de la Unidad de Lavado Norte, los terapeutas
del Hospital de Ortopedia, los traumatólogos de Magdalena de las
Salinas, y así por el estilo hasta recorrer toda la nómina
del Seguro Social en el valle de México. Un gentío.
"¡Seguro Social, patrimonio nacional!" El grito
saltaba de contingente en contingente, mientras el cielo se cerraba poco
a poco sobre el calor del asfalto y a la altura del monumento a Cuauhtémoc,
ya sin Cuauhtémoc, pues la efigie del águila que cae había
sido retirada hacia un taller de reparaciones dos horas antes, comenzaron
a caer las primeras gotitas de la llovizna. Entonces, como en Portugal,
brotaron los hongos de los paraguas.
"Esta lucha va a llegar a la huelga nacional", coreaban
ahora los que iban cerca de Vega Galina frente al hemiciclo a Benito Juárez.
Me apresuré hasta el Eje Central y subí al piso 42 de la
Torre Latinoamericana. Abajo, el hormiguero compuesto por los ríos
humanos que habían salido del Monumento a la Revolución,
de la sede nacional del PRI y del Centro Médico Nacional La Raza,
alfombraba ya la parte central del Zócalo en torno de la megabandera
tricolor que nos legó el doctor Ernesto Zedillo a cambio de un cochupo
que nadie nunca investigó.
Desde aquellas alturas, la avenida Juárez lucía
atestada, mientras la punta de la culebra se deslizaba por Madero. Tuve
tiempo de comerme una torta en la tienda de jugos Canadá, avanzar
por 5 de Mayo y unirme a las muchedumbres del Zócalo cuando, a las
18:10, empezó el discurso de Vega Galina (perdóneseme lo
reiterativo) contra el gobierno de Vicente Fox y de nuevo contra la televisión,
artífices del retroceso político que estamos sufriendo.
Ahora en mis apuntes veo que anoté estas palabras
de Vega Galina: "Vamos a llevar esta lucha al campo donde es natural...
¡El Seguro Social es del pueblo, no de los burócratas y vamos
a defenderlo!" Cosa rara, había un espléndido equipo de sonido,
las palabras viajaban claras y audibles con facilidad, pero si te acercabas
mucho a las potentísimas bocinas los ojos se te ponían bizcos
y perdías el equilibrio, por no hablar de los cohetones que seguían
retumbando.
Vega Galina explicó que la reforma al Seguro Social
"fue redactada por los abogados de la Coparmex [Confederación Patronal
de la República Mexicana], presentada por los diputados del PRI
[grito colectivo: '¡culeeeros!'] y apoyada por los del PAN, los del
Verde Ecologista y los de Convergencia", pero no dijo que fue rechazada
por los del PRD.
"¡No pasarán!"
Después que Vega Galina trazó la ruta hacia
la huelga nacional (y yo me pregunté cuánto resistiría
el gobierno de Fox con todos los hospitales de esta institución
paralizados por tiempo indefinido), tomaron la palabra Francisco Hernández
Juárez (quien acusó a Leonardo Rodríguez Alcaine,
momia sustituta de Fidel Velázquez, de haber negociado su propia
jubilación a cambio de desaparecer el régimen de pensiones
y jubilaciones de millones de trabajadores) y Rosendo Flores, el carismático
y chaparrito líder del Sindicato Mexicano de Electricistas, quienes
dejaron el Zócalo vibrando con esta consigna repetida por más
de 80 mil gargantas: "¡No pasarán, no pasarán!" (que,
según la memoria histórica, da mala suerte, pues fue inventada
por los republicanos españoles en 1936 y les pasaron por encima
en 1939, así como a los socialistas chilenos de 1970 que sintieron
el peso de la aplanadora fascista en 1973).
Supersticiones aparte, la manifestación de ayer
más el cinismo de Santiago Levy, director general del IMSS, más
la insensibilidad política del gabinete salinista de Fox, sembraron
en el Zócalo la semilla de un movimiento de masas que puede estallar
en cualquier momento. Porque o luchan y defienden sus conquistas o desaparecen
como seres humanos y se convierten en números del archivo muerto.
No tienen alternativa. Cuando me alejé de la plaza alguien clamaba
desde el micrófono: "Zapata vive..."
|