México D.F. Martes 20 de julio de 2004
Entrevista con Pedro Ayres Magalhaes sobre el
nuevo disco del grupo lisboeta
Madredeus invoca destino y esperanza ''como necesidad
para sentir y creer''
La saudade, premisa del quinteto, refrenda su
líder Planean venir a México en junio de 2005 para presentar
en vivo ese material Comparten su sueño de atreverse a hacer música
ANGEL VARGAS
La música y las letras de las canciones de Madredeus
hablan de ese dulce e incomparable dolor inherente al amor, de esos momentos
cuando se está triste o acaso nostálgico; pero evitan a toda
costa referirse a la melancolía, subraya el fundador y líder
del quinteto portugués, Pedro Ayres Magalhaes.
''La melancolía es un estado peligroso. Se trata
de una tristeza detenida, un sentimiento que nunca transcurre, que no permite
ninguna posibilidad de acción. Es un sentimiento en suma doloroso
y en mucho improductivo", explica.
''Y
de lo que nosotros hablamos es de esa tristeza contemplativa, permisible,
en la que el ser no detiene su acción, sino se da un espacio para
sentir y reflexionar más profundamente. Es una tristeza que funciona
como una especie de llave para la sobrevivencia de los sentimientos".
El guitarrista y compositor hace tales precisiones en
charla telefónica desde su casa en Lisboa, Portugal, con motivo
de la aparición en México del más reciente disco compacto
del grupo lusitano: Um amor infinito.
Realizado por EMI e integrado por 13 temas, se trata de
un material significativo para los derroteros artísticos de Madredeus.
No sólo porque la agrupación comienza con
él una nueva etapa, la quinta en sus 17 años de trayectoria,
precisa el músico, sino por el profundo sentimiento de espiritualidad
y de agradecimiento que contiene.
Deberá transcurrir casi un año para poder
escucharlo en vivo en el país, pues los músicos europeos
tienen programado presentarlo aquí hasta junio de 2005, con un concierto
a realizarse tentativamente en el Palacio de Bellas Artes.
Espiritualidad in crescendo
De acuerdo con Pedro Ayres, la espiritualidad es un elemento
presente desde siempre en el quehacer del grupo, si bien subraya que en
estos nuevos temas puede apreciarse con mayor intensidad.
Rechaza, sin embargo, que haya un sentido o un ánimo
religioso: ''No tenemos ningún sentido de religión. Lo que
buscamos es apelar a la sensibilidad e integridad del ser, como también
al pensamiento y la reflexión. Y eso no es algo religioso, sólo
es confrontar al espíritu.
''En la música y la poesía tradicionales
de Portugal, por ejemplo el fado, la palabra Deus (Dios) es usada recurrentemente.
En nuestro caso no es tanto, pero no podemos dejar de confrontar, mediante
nuestra música y canciones, la necesidad de creer en un destino,
y cuando hablamos de éste, debe entenderse que siempre hay algo
más de lo que vemos."
Prosigue el guitarrista: ''La idea del destino y la esperanza
están presentes en todas nuestras canciones. Pero, reitero, no se
trata en sentido de un dogma, sino de esa necesidad natural de toda persona
de detenerse a pensar, sentir y creer en algo".
Lo que Madredeus busca enfatizar, resume, ''es la necesidad
de asumir la curiosidad y la inquietud sobre el origen y destino. Nuestro
mundo poético como grupo es un poco anterior a la condición
de la religión, algo alejado de cualquier credo".
Pedro Ayres refrenda que la propuesta del quinteto tiene
su punto de partida en la poesía de la saudade, en ese hablar
y cantar sobre lo que está ausente.
''En nuestra música hay una dimensión metafórica
muy fuerte: esa presencia de un amor ausente, de una experiencia pasada,
de una esperanza o de una aspiración", apunta.
''Todos vivimos recordando y anhelando. Nos detenemos
en nuestros sentimientos. Esa es la conocida vida espiritual. Entonces
Madredeus tiene siempre el deseo de subrayar eso, de hacerlo visible. En
ello, considero, radica nuestra originalidad."
Acerca de por qué Um infinito amor es también
una expresión de agradecimiento que el grupo tiene para su público,
responde el artista:
''Quizá las personas no se dan cuenta de lo extraordinario
que es que un grupo modesto nacido en Lisboa haya podido permanecer durante
tanto tiempo, recorriendo tantos lugares y teniendo siempre llenos", prosigue.
''Es un hecho digno de subrayar, celebrar y agradecer,
porque eso ha sido posible sin que nuestro concepto haya dejado de ser
alternativo."
Este disco, define, cumple también la función
de ser un aliciente para aquellos jóvenes que queriendo ser músicos,
no se atreven por los problemas y falta de apoyo que enfrentan con sus
familias.
''Sin importar si a lo que quieren dedicarse es a la música
clásica o a la popular, lo importante es que se atrevan. Es nuestra
forma de compartir que algunos vez nosotros tuvimos un sueño y que
nos gustaría que se repitieran muchas experiencias similares. Es
un mensaje de que vale mucho la pena atreverse a hacer música."
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