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México D.F. Sábado 17 de julio de 2004
MELON
Luis Angel Silva
Un año sin Celia
AYER SE CUMPLIO un año del fallecimiento
de Celia Cruz. Por esa razón quiero dejar constancia de mi admiración,
respeto y cariño para tan destacada figura de la música cubana,
ya que para mí no ha muerto. Me quedan sus grabaciones y los recuerdos
de momentos en los que tuve oportunidad de convivir con la señora
jícamo.
PUDE ADMIRARLA EN conciertos donde regó
la tarima con su calidad, tanto en México y Veracruz, a pesar de
las peticiones de siempre: Burundanga, El yerbero moderno,
Tu voz, que los impresionables nunca dejaban de solicitar.
PERO,
DEJEME CONTARLE, monina, lo que tuve la fortuna de presenciar durante
mi estancia en territorio pecoso, en un concierto en Los Angeles, California.
Su actuación duró más de dos horas. El público
gozó con un repertorio elegido por ella y con respeto la dejó
cantar a su libre albedrío, para fortuna mía.
QUISIERA DEJAR EN claro, mi nagüe, que a mí
también me gustan las de siempre, pero en el repertorio de doña
Celia hay números que, según mi criterio, gusto y opinión,
son joyas que le pasaron de noche al respetable público mexicano
y, por qué no, de otras latitudes.
COMO SOY GENEROSO y me gusta compartir, aquí
le recomiendo el album Eternos donde, acompañada por el Marqués
de Quisqueya, Johnny Pacheco, nos ofreció Danza del cocoye,
Saludo celestial, Flor de mayo, La vara y la moneda,
donde Papo Luca nos regala un solo pletórico de saoco, regando el
teclado con yunfa de aquellita. Debo mencionar las intervenciones de Perico
Ortiz, y el resto del Tumbao Añejo, que simple y sencillamente dejaron
un disco para la historia.
EN MIAMI TAMBIEN Celia grabó números
como Mario agüé, La guagua y Limón
y menta, donde su sentido de ritmo y su facilidad para improvisar quedaron
de manifiesto para ponernos a gozar.
AL REMONTARNOS AL pasado, lo que grabó con
la Sonora Matancera, en mi opinión, no tiene desperdicio, como Madre
rumba a dúo con el Flaco de Oro, Celio González;
En el bajío, con Laito Zureda, que nos hace imaginarnos a
la campiña cubana con sabor a caña, café, ron y tabaco.
ESCUCHE POR PRIMERA vez grabaciones de la reina
rumba más o menos en 1950, por supuesto con la Sonora. Estas fueron
las primeras que llegaron a nuestro país, sus nombres Cao cao
mani picao y Yemayá, que se convirtieron en grata sorpresa
por la interpretación de doña Celia, sobre todo por su forma
de inspirar.
EN MI COLECCION tengo dos números que para
mí valen oro, donde Celia sólo está acompañada
por Lino Frías. Uno es la Ma' Teodora, el otro La negra
Filomena, donde hizo derroche de sabor, en fin, interpretaciones pletóricas
de calidad.
LO MISMO PUEDO decir de un album con rezos cantados
en efik. Según me dijeron María Teresa Linares y Luis Rovira
ese es el nombre de la lengua que utiliza doña Celia en ese disco.
Con la orquesta de estrellas de Nueva York, dirigida por Lino Frías,
grabó por primera vez Bemba colorá. Con Tito Puente
dejó cosas dignas de admiración. Cabe hacer notar que con
Memo Salamanca también grabó números que dejaron huella.
DESDE LA PRIMERA vez que tuve la oportunidad de
escucharla me convertí en su admirador. En un terreno dominado por
los hombres, destacar como ella lo hizo no es cosa de todos los días.
No quiero decir que no hayan existido otras figuras femeninas, pero con
todo respeto, como ella, nadie.
NO CABE DUDA que es una fuera de serie. Me atrevo
a decir que se rompió el molde con que la hicieron y escribo en
presente porque para mí no ha muerto. De todas formas que Dios la
tenga en su gloria y la dejen en paz, fuera de chismes que por más
que traten su calidad y lo que nos regaló merece respeto y seguirá
incólume. ¡Vale!
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