México D.F. Sábado 17 de julio de 2004
El vendedor de libros de Bagdad lo sabe todo
Se agota de nuevo Zabiba y el rey, la novela rosa
escrita por Saddam Hussein
ROBERT FISK ENVIADO ESPECIAL
EN BAGDAD/THE INDEPENDENT
En la calle de Al Mutanabi, el vendedor de libros de Bagdad
lo sabe todo. Hasta puede explicar por qué la novela rosa de Saddam
Hussein, Zabiba y el rey, se ha agotado de nuevo. Nabil Hayawi vendió
mil 500 ejemplares -lo que convierte esa obra en un verdadero best-seller
en Irak- y está esperando que llegue la tercera edición del
libro, impresa en Beirut.
"Los iraquíes educados lo compran porque quieren
leer entre líneas", dice. "Los menos educados quieren saber lo que
pasaba por la mente de Saddam. Cuando Caryl Chessman escribió su
libro en el pabellón de la muerte también fue best-seller
aquí". Chessman fue ejecutado. ¿Y Saddam Hussein?
El librero de Bagdad tiene interés en estas cosas
porque él ha sido juez de la corte, y escritor, y tuvo el dudoso
privilegio de juzgar a Watban Hassan, medio hermano de Saddam, en una disputa
empresarial. Ahora está escribiendo a marchas forzadas libros sobre
la nueva Constitución de Irak y logrando ingeniosos trabajos sobre
la ilegalidad de las normas impuestas por el ex procónsul estadunidense
Paul Bremer, así como un hermoso testimonio en primera persona de
la invasión contra Irak en 2003 titulada 45 días.
Hayawi afirma que el juicio a Hussein es un teatro. "Dado
que se le dio a Saddam estatus de prisionero de guerra, el derecho internacional
dice que debe ser devuelto a su país y se le debe restituir su viejo
empleo. No quiero que esto suceda, pero es lo que estipula el derecho internacional."
Saddam no es el único cuyas obras se venden en
la librería de Nabil Hayawi. Hay pilas de ediciones del Corán,
tratados científicos, poesía árabe y traducciones
de las obras completas de Shakespeare o Shaikspir, como se traduce su nombre
en los textos árabes. La mañana del viernes los compradores
de libros examinaban un nuevo volumen titulado Mujeres famosas,
que relata las vidas de la reina Shejerat Aldour de Irak, la reina Zenobia
de Siria, Nefertiti y Helena de Troya. Entre las obras más populares
están las del fallecido poeta sirio Nezar Kabbani y del joven proselitista
y clérigo islámico Amro Khaled. Quedaron atrás los
días de la censura, por supuesto, pero Hayawi tiene sentimientos
encontrados sobre esto.
"Durante el régimen de Saddam teníamos la
censura y los agentes de inteligencia venían a la tienda regularmente
para cerciorarse de que no tuviéramos libros ilegales. Sabían
lo que estaban buscando. Tuvimos problemas cuando se vendió un libro
sobre los wahabitas, después de que éste se prohibió.
El conflicto es que necesitaríamos nuevamente de la censura porque
hay libros en venta que afectan nuestras costumbres y nuestra moralidad.
Cuando mis hijos salen a comprar DVD tengo que ir con ellos para asegurarme
que no compren cosas malas por error. Algunos de los libros que llegan
tratan de provocar malos sentimientos entre sunitas y chiítas.
Ahí lo tenemos de nuevo. Los iraquíes quieren
seguridad más que democracia, censura en vez de libertad total.
Uno escucha esto en las tiendas, en los funerales, en las librerías.
El libro sobre los wahabitas fue prohibido en 1990, en
una época en la que Saddam -y Washington- se dieron cuenta de que
los simpatizantes de ese movimiento (incluido Osama Bin Laden) se oponían
al régimen de Irak y al de Estados Unidos.
Por fortuna para el señor Hayawi, sus propios tratos
con la familia de Hussein terminaron sin consecuencias. "No había
suficiente evidencia contra Watban y el caso no procedió. Me transfirieron
al Ministerio de Justicia, pero renuncié porque me acusaron de tratar
de organizar una huelga de abogados."
Así, un poco de libertad circula por la encerrada
librería del señor Hayawi. "La gente viene a comprar libros
sobre derechos humanos, libertad y religión, y muchos vienen a leer
libros sobre la guerra. Esta libertad es nueva para ellos."
Un vistazo a los libreros dice mucho sobre el mundo árabe.
Los libros infantiles vienen de Siria, las novelas y romances vienen de
Líbano, los libros científicos se publican en Irak. Pero
80 por ciento de los libros sobre religión se imprimen en Irán
donde, sorpresa, el gobierno subsidia textos sobre el Islam chiíta
en árabe, al tiempo que retira del mercado iraquí volúmenes
árabes más caros.
Nabil Hayawi me obsequia una botella de limonada helada
y un vaso de té muy caliente. "Usted tiene que entendernos a nosotros
los iraquíes", dice. "Somos así, nos gusta lo muy caliente
y lo muy frío al mismo tiempo".
©The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca
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