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México D.F. Sábado 17 de julio de 2004
La pandemia de sida, "crisis de derechos humanos", denuncia Amnistía Internacional
Exigen en Bangkok a China atención a seropositivos
ALEJANDRO BRITO ENVIADO ESPECIAL
Bangkok, 16 de julio. Cuatro personas VIH positivas fueron detenidas en una provincia de China en el momento de reclamar la falta de atención medica y de otros servicios a la gente afectada por ese padecimiento. Dos son paterfamilias que pidieron la reapertura de una escuela para niños, niñas y huérfanos de padres seropositivos. La escuela fue cerrada luego de que su director anunció a las autoridades la intención de acudir a la 15 Conferencia Internacional de Sida, clausurada este mediodía en Bangkok, Tailandia.
La denuncia la hizo Irene Khan, secretaria general de Amnistía Internacional, en la última plenaria de la conferencia, quien pidió a los miles de asistentes enviar peticiones a las autoridades chinas exigiendo la libertad inmediata de las personas detenidas.
Junto con las cifras de la pandemia, las denuncias de abusos, discriminaciones y atropellos fueron las constantes en la conferencia. Por ello, Irene Khan no duda en afirmar que la pandemia de sida es sobre todo "una crisis de derechos humanos".
Los movidos activistas de la Red de Usuarios de Drogas de Tailandia denunciaron, por su parte, las ejecuciones extrajudiciales de 2 mil 500 personas en la guerra de las drogas que el gobierno de ese país lleva a cabo. "Queremos que nos traten como pacientes no como criminales", exigió Paisan Suwannawong, dirigente de la red y quien lleva 13 años viviendo con el VIH. La práctica de inyección de drogas fue un tema central de la conferencia. Fuera de Africa, una de cada tres nuevas infecciones recorre esa vía, y por razones morales e ideológicas muchos gobiernos, como el tailandés, se niegan a distribuir gratuitamente jeringas desechables entre la población usuaria de drogas como política preventiva para reducir la incidencia de sida en esa población.
Brasil, de nuevo Brasil, mostró la efectividad de los programas de reducción de daños, que incluyó el cambio de leyes, adoptadas por el gobierno, que han dado atención a 65 mil usuarios de drogas. Paulo Teixeira, secretario de Desarrollo Urbano de Sao Paulo, criticó la politica del presidente George W. Bush de considerar la de las drogas como una guerra contra el terror, y llamó a resistir esa política apoyando las estrategias de reduccion del daño y respetando los derechos humanos de los usuarios.
También afloraron las denuncias de violencia y abusos contra las mujeres y niñas. Gracia Violeta Ross, joven mujer boliviana seropositiva de 27 años, compartió su testimonio porque, afirmó, es similar al de muchas mujeres latinas: "fui violada por dos extraños cuando tenía 20 años al regreso a casa luego de asistir a la escuela. Esta experiencia cambió mi vida para siempre. Perdí mi autoestima y me involucré en actividades sexuales sin conocer los riesgos de infección a los que me exponía hasta que, un día, resulté VIH positiva". Alta, de cabello largo y lacio, Gracia Violeta ahora está empeñada en cambiar las inequidades de género que empujan a hombres y mujeres jóvenes al riesgo de infecciones.
Pero no sólo las denuncias y las cifras catastróficas llenaron las sesiones y los debates de la conferencia. También se presentaron una gran variedad de propuestas y experiencias orginales e imaginativas diseñadas para hacer frente al reto de la pandemia en los más variados contextos. Una la presentó el pintoresco y carismático senador tailandés Mechal Viravaidya, también conocido como Mister Condon, por su entusiasta promoción del preservativo.
Con su Proyecto Socio Positivo ofrece pequeños préstamos de 600 dólares a las personas VIH positivas y sus socios seronegativos para invertirlos en pequeños negocios, como los populares tricitaxis, talleres textiles, artesanales y otros. Al mismo tiempo que ese proyecto ofrece una opción de trabajo, combate la discriminación y el estigma, pues "ha generado una sólida red de gente VIH negativa que se siente fortalecida ayudando a su socio seropositivo y cambiando las actitudes de su comunidad". En una de sus típicas actitudes, Mister Condon vació una caja con dinero asegurando que era para el Fondo Global de lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, y propuso lanzar una campaña mundial de donación de un dólar por cabeza para refundar el fondo y lograr juntar los 10 mil millones de dolares anuales necesarios para parar la pandemia.
"Acceso para todos" fue el lema de la 15 Conferencia Internacional de Sida que hoy se clausuró con las palabras de Nelson Mandela y Sonia Gandhi en una emotiva ceremonia. Pero para muchos el lema se convirtio en acceso sólo para los que pudieron pagar los mil dolares de inscripción que cuesta participar en una conferencia de éstas, cuyo costo alcanza los 17 millones de dólares. Para esas personas se construyó la Villa Global, espacio comunitario y de libre acceso, levantado a un lado de los salones y las amplias salas de exposición, donde los principales expositores acudían a diario para intercambiar información con la gente, en su mayoría jóvenes tailandeses. En ese festivo y colorido espacio, la delegación mexicana armó un café latino que se convirtió de inmediato en punto de referencia de los activistas de esa región.
La Conferencia de Bangkok ha sido una de las mejor organizadas, pero también de las más vigiladas. Como en los aeropuertos, todas las personas y sus pertenencias eran pasadas por las máquinas detectoras de metales antes de ingresar al lugar sede. Una corte de 15 guaruras abría paso a la primera ministra de Salud de Tailandia por pasillos y salones. La conferencia también tuvo su lado glamuroso, con la participación del actor hollywoodense Richard Gere y de Miss Universo. El actor gay inglés, Rupert Hebert, activista él mismo contra el sida, también anduvo por ahí, pero despojado de todo glamour y participando en las protestas.
El número de participantes rozó la cifra de 20 mil, el mayor que se haya registrado en este tipo de conferencias, pero sólo 400 eran jóvenes menores de 26 años. La próxima sede será en Toronto, Canadá, dentro de dos años, donde se espera que la cifra de jóvenes participantes se incremente hasta alcanzar el millar.
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