México D.F. Martes 13 de julio de 2004
En un terregoso campo en Balbuena, el grupo
pone en práctica el ritual
Aferrados a 2 mil años de tradición,
oaxaqueños juegan pelota mixteca
Poca atención de las autoridades, inclusive de
la Federación de Deportes Prehispánicos
Luchamos por darnos a conocer, expresa Manuel Miguel
Ramos, uno de los peloteros
JAIME WHALEY
Aferrados a una costumbre que, cuenta la leyenda, tiene
unos 2 mil años de existir, un puñado de oaxaqueños
a poco más de 500 kilómetros de su suelo natal, se dan cita
tres días a la semana para poner en práctica sus habilidades
en el ritual juego de lo que ahora se conoce como pelota mixteca.
En
el terregoso campo de los rumbos de Balbuena, vecinos del cuartel general
de la policía capitalina y a unos metros del Palacio Legislativo,
el abigarrado grupo en el que conviven jóvenes con senectos, pasan
la tarde del domingo en confrontaciones amistosas divididos en equipos
de cinco por lado con el ganador de la contienda llevándose al menos
mil pesos por su esfuerzo victorioso.
El poco conocido juego -inclusive para las autoridades
deportivas tanto locales como federales- tiene en este abandonado espacio
su reducto en el que sus contados seguidores, ya sean simples espectadores
o consumados peloteros tiene horas de solaz esparcimiento.
"Luchamos por darnos a conocer", explica Manuel Miguel
Ramos, un empleado federal, quien dedica sus tardes a medio reparar el
lote en el que se practican otras dos modalidades de juegos prehispánicos,
la pelota tarasca y la de forros.
El domingo antepasado fue de fiesta, pues hasta la capital
del país se trasladó un equipo de la patria procedente de
la población de Jutla, para medirse ante la quinteta roja, el equipo
de los Gemelos, como es conocido, que perdió el desafío,
3 por 2.
La pelota mixteca se juega en un terreno que puede tener
una longitud de 100 metros o más, pero sí un ancho reglamentario
de 9 metros. Una especie de juego de tenis múltiple en el que los
tantos se consiguen si un equipo, en su afán por contestar una bolea,
saca del terreno la pelota de hule comprimido con peso de 900 gramos, o
ésta da dos botes antes de que la conteste a quien va dirigida.
El Chasero, equivalente al árbitro, marca las faltas con una vara.
Los útiles de juego, que hasta en Oaxaca pierde
adeptos, "no somos tan populares como los Guerreros (la novena que milita
en el beisbol profesional), acepta José Cortez, oriundo de Santo
Domingo, pero avecindado aquí, en el Distrito Federal, consisten
en un pesado guante (7 kilos) de cuero crudo con el que se impulsa la redonda
pelota y ya opcional es una gorra. Los zapatos, lo mismo se ven de suela
que modestos tenis, son también a elección personal o del
bolsillo.
Quizás, al contrario de lo que ocurre en su tierra,
este deporte tiene una buena cauda de seguidores en California, donde las
numerosas colonias de oaxaqueños que se asientan en varias ciudades
lo ponen en práctica.
De acuerdo con lo expresado por Ramos, un japonés
que accidentalmente vio un partido de pelota mixteca se interesó
en el juego y extendió una invitación para celebrar un encuentro
en el Lejano Oriente. Ramos se queja de la poca atención que recibe
inclusive de una Federación de Deportes Prehispánicos que,
agrega, ni siquiera sus dirigentes se paran en el terreno contiguo al añoso
Deportivo Venustiano Carranza, sitio donde desde mediados de la década
de los años 90 del siglo pasado se dan cita los entusiastas de este
juego.
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