México D.F. Martes 13 de julio de 2004
En ocho años se han presentado seis incidentes con toxinas y bacterias, afirman
Activistas revelan casos de alimentos contaminados por granos transgénicos
Aún no se ha identificado la variedad de maíz modificado que afectó a cultivos nativos
ANGELICA ENCISO L.
En los ocho años recientes se han reportado seis casos de contaminación de organismos modificados genéticamente hacia cultivos tradicionales o alimentos. Esto se ha dado incluso con variedades de granos no autorizadas, entre las que destaca el caso del Star Link, producto prohibido para consumo humano, y de granos con bacterias, como el maíz BT que afectó siembras de Oaxaca, reporta un análisis de la Red por una América libre de transgénicos.
Precisa que en 2000 se sembraron 350 mil hectáreas de Star Link, variedad de maíz transgénico portador de la toxina Cry9C, la cual se encontró en gran cantidad de alimentos en Estados Unidos. También en 2001 se localizó esta toxina en el suministro de semillas, por lo que el Departamento de Agricultura de Estados Unidos debió invertir alrededor de 13 millones de dólares para comprar todas los granos contaminados.
En 1997 la compañía Monsanto retiró del mercado 60 mil paquetes de semillas porque estaban contaminadas con una variedad no autorizada (RT200); para 2002 ese producto volvió a encontrarse en granos comerciales. Este mismo año se detectó contaminación de cultivos en Escocia con la variedad de canola GT-73.
En 2001 en México se reportó la presencia de maíz modificado genéticamente en los cultivos tradicionales de la sierra norte de Oaxaca, donde aún no se conoce con precisión la variedad transgénica que se encontró en las siembras de los campesinos debido que al tratarse de patentes es difícil obtener la fórmula.
Este caso sería de los más graves porque México es centro de origen de maíz, existen alrededor de 50 variedades tan sólo en Oaxaca, según investigadores que participan en el estudio Maíz y Biodiversidad de la Comisión de Cooperación Ambiental de América del Norte.
La organización expresó su preocupación porque entre los riesgos está la posibilidad de que genes relacionados con la producción de fármacos, drogas o sustancias industriales que forman parte de la segunda generación de transgénicos y aún no se comercializan entren al sistema alimenticio.
Asimismo son riesgosas las implicaciones para los agricultores que usan semillas con secuencias de ADN patentadas por las que no han pagado las respectivas regalías, ya que pueden ser demandados por las empresas. Otro punto de preocupación es el impacto para la agricultura de los países en desarrollo donde además se corre el peligro de que se contaminen cultivos tradicionales y variedades silvestres de sembradíos. Para los agricultores orgánicos podría ser un problema encontrar semillas de calidad, además de las convencionales en general.
El análisis indica que Estados Unidos, principal productor de transgénicos, es un exportador neto de semillas y sus principales compradores son Italia, México, Canadá, Francia, Holanda y España. Asegura que datos de 2000 dan cuenta de que en Estados Unidos el mercado comercial de semillas asciende a 5 mil 700 millones de dólares, mientras en México es de 350 millones de dólares.
Precisa que hasta 2001 se habían presentado 7 mil 676 solicitudes para liberar cultivos genéticamente modificados, de las cuales 3 mil 327 se relacionan con maíz, 601 con soya, 481 con algodón, y 209 con trigo.
|