México D.F. Martes 13 de julio de 2004
Marco Rascón
Lo más sucio de la guerra sucia
En su discurso emblemático, llamando al perdón y el olvido, el general Clemente Vega García generó la expectativa de que se trataba de un acto inteligente contra la polarización presente y la necesidad de evitarla, pero no: su voz era la del abogado tinterillo, de barandilla, de Arturo Acosta Chaparro; era la voz de la defensa de la impunidad para unir, otra vez, la suerte del Ejército Mexicano con la de los criminales.
El ejército se queja de que los políticos lo mandaron en 1968 y en la guerra sucia a cumplir órdenes en contra de la Constitución, pero una y otra vez los mandos, desde hace 30 años, no dudan un segundo en salir en defensa de lo que se quejan. Ello ratifica que el Ejército Mexicano abandona su papel de institución fundamental para unir y estabilizar, haciéndose parte de las violaciones constitucionales y convirtiéndose en banda criminal contra los derechos y aspiraciones del pueblo mexicano, y que es un peligro antes que garante de la seguridad nacional.
El anuncio anticipado de Clemente Vega García (que conoció desde una semana antes), resuelto por el tribunal militar, exonerando "por falta de pruebas" al criminal Arturo Acosta Chaparro, regresa al ejército a ser parte indiscutible de la guerra sucia de la que son responsables todos sus altos mandos. Si antes eran sospechosos jurídicos, ahora son responsables históricos de las atrocidades de Acosta Chaparro y de Quiros Hermosillo, que no sólo recibieron órdenes, sino que fueron instigadores y autores intelectuales para exacerbar la violencia, provocar la respuesta campesina armada y hacer de las condiciones sociales, polarizadas en Guerrero y en otras partes del país, una espiral de violencia.
Al calor de todo esto el presidente del PRI, Roberto Madrazo, como hace 30 años, vuelve instintivamente a salir en defensa de la resolución del tribunal militar porque las acusaciones contra militares (Acosta Chaparro y Quiroz) "dañan la imagen del ejército".
Los discursos de Clemente Vega García y Roberto Madrazo en su sentido político presente y futuro, con el llamado al perdón, vuelven a sembrar la semilla de la confrontación, fertilizan la polarización y nulifican las condiciones para reconciliar al país en la medida que se hiciera justicia sobre los crímenes, que no sólo los protagonistas de hoy, sino las instituciones fundamentales del país, deberían deslindar.
Por ello, frente a un Ejército comandado por Marta Sahagún, Madrazo sale en defensa de un pasado que involucró también al PRI como cómplice, pues los priístas de la época establecieron las bases ideológicas y políticas para justificar la represión, los crímenes, las cárceles clandestinas y la tortura que garantizaban la "unidad nacional".
La peligrosidad de saltar al vacío foxista y el regreso de personajes como Roberto Madrazo están abonando y describen el regreso a un país marcado por la impunidad y las atrocidades de la corrupción estructural que representó el PRI. Esta obra de impunidad es una factura PRI-PAN contra la verdad histórica, pues han establecido como regla que los crímenes de Estado están por encima de los gobiernos y que su tarea es la impunidad. Si los medios de comunicación, el Ejército, la estructura financiera y la oligarquía son inamovibles en México, la "democracia" no es sino un titiritero en el gran teatro que corrompe al país y los discursos ƑCuál será ahora el nuevo discurso de Clemente Vega?
La exculpación de Acosta Chaparro representa una grave lesión al desarrollo ético del país. El llamado a la reconciliación del general Vega García asustó, pues en la calle hubo alguno que le vio tamaños de estadista, pensando en la polarización presente creada por los medios y presentada en la manifestación del 27 de junio. En una semana corrigió y estableció que el Ejército y Acosta Chaparro son uno en prestigio e imagen y que su guerra no era en el campo de batalla, sino en las salas de tortura, lanzando campesinos al mar mediante el terror contrainsurgente. Por ello los torturadores civiles y militares, así como los responsables políticos de la guerra sucia, fueron exculpados históricamente por los tribunales, dejando en total impunidad los actos que cometió el Estado contra los ciudadanos, haciendo de la nación un sitio de revuelta permanente porque en este país no hay justicia.
Hoy quienes llaman al perdón y al olvido son los que no saben perdonar y olvidar y, al contrario, están dispuestos a repetir sus crímenes por "razones de Estado" o para defender el "principio de autoridad" o para combatir a las "fuerzas oscuras del mal", como se decía en el diazordacismo contra los dirigentes estudiantiles de 68 y hoy circula en pasquines.
El viejo régimen priísta regresa y no perdonará ni olvidará al pueblo que ha votado en su contra y que lo sacó del poder. Los mismos del pasado regresan contra el pueblo de México y son lo más sucio de las guerras sucias. Si hoy que el PRI ya no está en el poder, no hay posibilidades de enjuiciarlos, Ƒacaso la habrá cuando regresen? marcorascon2004@yahoo.com.mx
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