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México D.F. Martes 13 de julio de 2004
ASTILLERO
Julio Hernández López
Catorce palabras intrusas
Sin ellas, el deslinde habría sido nuevo jugueteo
ƑAhora qué sigue?, Ƒla nota roja?
MARTA SAHAGUN ESTUVO ayer a catorce palabras de salvar nuevamente la zalea electoral. De no haber pronunciado esa catorcena trágica de vocablos, la dama vestida para no ir a ningún rancho habría seguido jugando a las indefiniciones, acomodando la gramática a los giros tramposos buscados, empeñada en sostener los jirones de su candidatura oficial a pesar del naufragio nacional así causado. Pero hubo de decir lo que la versión de su oficina de prensa no incluía en el adelanto enviado a diversos medios de comunicación: "No obstante quiero afirmar que no seré candidata a la Presidencia de la República", acabó reconociendo, aunque con esa frase tosca rompía el hilo argumental de su delicado pronunciamiento, que de otra manera habría quedado como una especie de destape moribundo en espera de milagros criogénicos, de fe electoral insepulta porque nadie ha de darse por muerto sin esperar resurrecciones a cuenta de conjuras propias o ajenas. Sesenta y ocho letras que no venían en el texto original y que se filtraron, intrusas de última hora, a consecuencia de consideraciones que un día de éstos algún secretario particular habrá de revelar.
PERO, A FIN DE cuentas, y así suele ser de implacable la política en algunos pasajes, Marta de Fox escribió un epitafio de 365 palabras, así con él haya querido mantener en alto sus derechos políticos, sus presuntas preocupaciones por los desvalidos y su viabilidad electoral hacia cargos distintos al de su actual esposo. No puede haber marcha atrás en esa dimisión porque cualquier coqueteo venidero habría de exhibir como indudablemente mentirosa a la caída en veleidad y convertiría en grietas institucionales lo que hoy son fisuras, pero tampoco ha de creerse que la grave descomposición de la política nacional habrá de entrar en etapas de reparación acelerada sólo porque la señora Marta ha sido empujada a pronunciar catorce palabras de deslinde. El vacío político que en Los Pinos mantiene el Presidente Prozaico seguirá siendo ocupado por la esposa que ahora buscará fuero (sexenal de preferencia, es decir en el Senado) en prevención de complicaciones judiciales ya previsibles, y revancha a nombre propio y del cónyuge desplazado.
MARTA POR SI y para sí misma. Personaje que se asume con legítimas credenciales propias y que por ello apenas concede toreramente un desplante de reconocimiento al otro espada del cartel, un tal Vicentillo de San Cristóbal, para enseguida pasar a mostrar sus prendas, a negociar sus intereses. Elogio en boca propia, exaltación egocéntrica, sin asomo de sentimiento alguno de culpa, sin retractación siquiera analizada, con un cierre de cuatro párrafos (el "mensaje político" de su cuarto Informe de Gobierno) en el primero de los cuales la jefa de la pareja presidencial establece que cada uno de los factores conyugales "respeta la individualidad" de los "espacios profesionales" de cada cual (šclaro: la condición de esposa como "espacio profesional" para el ejercicio presidencial!). Luego, jura que nunca ha intervenido o intervendrá en la toma de decisiones que corresponden al presidente Ausente Fox; clasifica el último día del gobierno de su esposo como el término de "un ciclo más de mi vida" (pero de ninguna manera como el último en materia política) y, respecto a los bucólicos sueños de su maridito para el primero de diciembre de 2006, se permite puntualizar con ambigüedad intencional que "a partir de esa fecha iremos juntos a casa" (Ƒa la casa presidencial de Los Pinos si la dama pudiese renovar contrato? Ƒa una casa urbana, en la ciudad de México, en León?), a disfrutar de nuestra familia, sin que ello signifique renunciar, jamás, a mi compromiso con los más desprotegidos" (léanse las líneas anteriores cantando: "No llores por mí Vicentino...").
PERO MARTA SEGUIRA habiendo para rato. Por un lado, porque seguirá trabajando en busca de un buen reintegro de la Lotería Política pero, sobre todo, porque más allá de los revoloteos políticos circunstanciales, de los deslindes, de las catorce palabras indeseadas y del tono retador e inmodesto del discurso originalmente preparado (haga el abonado de esta columna el ejercicio de leer el texto martístico sin las catorce palabras entrometidas y verá que el ritmo, el sentido, la intención era distinta a la finalmente establecida por la incursión discursiva de último momento) está la realidad imparable de los procesos judiciales que reclaman castigo a los abusos cometidos desde el poder para promover la candidatura presidencial ayer caída. Marta Sahagún de Fox tiene frente a sí, ahora, no el sueño del poder dinástico, sino los hechos reales de la manipulación delictiva que se ha hecho del aparato gubernamental para servir a sus pretensiones electorales. La Asamblea Legislativa del Distrito Federal, senadores priístas, y otros actores políticos, irán sumando denuncias contra quien ayer, a pesar de todo, seguía albergando la esperanza de mantener al país sumido en el suspenso insano de saber si la esposa del Presidente decidía o no renovar por seis años el contrato de arrendamiento de las cabañas del amor.
ASTILLAS: EL SANTO SANTIAGO patina y patina porque no quiere darse cuenta de que ya resulta tragicómica su obstinación en negar sus aspiraciones hacia 2006, sobre todo cuando se permite la ligereza de opinar respecto a lo que sucede con una precandidata que declina y luego se escuda, para no hablar de sí mismo, en que no debe ocuparse más que de asuntos relacionados con su cargo formal... Luis Echeverría debe sonar muy atractivo a los genios de Los Pinos encargados de la mercadotecnia, pues con su consignación podrían distraer respecto a los escándalos de la señora Marta y, además, ensalzar durante algunos días la presunta vocación justiciera del licenciado Fox... Y, mientras continúan los programas gringos de repatriación de mexicanos šHasta mañana, en el primer día de la nueva historieta de Marta, la que ahora sí se ha autodenominado "Primera Dama"! Fax: 5605-2099 juliohdz@jornada.com.mx
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