México D.F. Lunes 12 de julio de 2004
En menos de tres años fueron destruidos
un hotel y nueve casas, indica el alcalde
Amenazan un canal y el mar con tragarse el poblado
de Palmar de Cuautla, en Nayarit
"Se pretendía conectarlos para aumentar la producción,
y sólo nos perjudicó": pescadores
JESUS NARVAEZ ROBLES CORRESPONSAL
Palmar
de Cuautla, Nay., 11 de julio. El mar destruyó un pequeño
hotel y nueve casas de esta comunidad costera, que vive bajo la amenaza
de ser arrasada por un canal con el que se pretendía conectar la
zona lagunaria con el océano, para dar auge a la producción
y extracción de productos pesqueros.
Más de 500 familias de pescadores y campesinos
ven cómo el canal -que al ser construido medía 30 metros
de ancho y cuatro de profundidad- hoy tiene dos kilómetros de ancho,
una profundidad mayor de 30 metros, y a diario avanza hacia el pueblo,
destruyendo a su paso las tierras de cultivo. Mientras, el mar penetra
y destruye viviendas, "azuzado" por las aguas del canal.
"Vivimos con el miedo de que un día no amanezcamos
vivos, porque cualquier viento nos puede echar el mar encima, mientras
el canal también se aproxima cada vez más", dijo el presidente
del Comité de Acción Ciudadana (autoridad local) de la comunidad,
Samuel González Robles.
Palmar de Cuautla está unos 200 kilómetros
al norte de Tepic, la capital de Nayarit y, aunque pertenece al municipio
de Santiago Ixcuintla, dista casi 150 kilómetros de esa ciudad.
Los pobladores hacen su vida comercial en la cabecera municipal de Tecuala,
adonde llegan luego de recorrer 20 kilómetros por un camino de terracería
hoy dañado por las lluvias, o bordeando la playa, "pero sólo
hasta las 4 de la tarde, porque a esa hora la marea sube", comentaron los
pobladores.
La mayoría de los más de 2 mil 500 habitantes
de Palmar de Cuautla vive de la pesca, otros de la agricultura y algunos
de la ganadería. Para ayudar a los primeros, el gobierno federal
acordó en 1976, con los 165 ejidatarios que había entonces,
realizar la construcción del que hoy se llama canal de Cuautla,
con inversión de las secretarías de Pesca y de Recursos Hidráulicos.
"Cuando lo hicieron tenía 30 metros de ancho, nomás
para que cupieran las pangas, y nos agarraba a casi tres kilómetros
de retirado, pero ahora mide kilómetros y ya casi nos llega", dijo
el agricultor Alvaro Barajas López, de 65 años, quien perdió
parte de sus tierras y es secretario de Vigilancia del Comisariado Ejidal.
Recordó que el canal tenía la finalidad
de conectar el mar con la zona de lagunas y estuarios que se halla tierra
adentro, donde realizan sus actividades pesqueras los palmareños
y pescadores de la llamada región de Las Haciendas, integrada por
12 comunidades.
"Nos dijeron que la producción iba a aumentar,
pero al final hasta el camarón ha sido arrastrado por el mar. Y
aquí estamos; nos llevó la chingada completamente, y las
tierras que nos quedan ya son un pedacito en el que sembramos frijol y
maíz, pero ya casi todo se saló", narró.
De los habitantes cuyas construcciones destruyó
el mar, pocos permanecen aquí.
Barajas López indicó que hace diez años
una familia procedente de Guadalajara, Jalisco, construyó un hotel
de 12 cuartos junto a la playa. Fue la primera construcción que
se llevó el mar; sus dueños se fueron de inmediato.
De tres años a la fecha quedaron damnificados Angelina
Macareno, Cruz Audelo, Natividad Ceja, Martín Calderón, Heliodoro
Santos, Manuel Salcedo, Matías Audelo y Santa Palomares, además
de que el canal destruyó los restaurantes de Cruz y Matías
Audelo. La propiedades de los cinco últimos mencionados se dañaron
hace apenas un mes.
De los que se quedaron, Santa Palomares se fue a vivir
con parientes.
"Las olas empezaron a meterse poco a poco, y para la noche
mis tres hijos y yo decidimos irnos a refugiar con mi hermana. Al otro
día, de la casa sólo quedaban paredes tiradas".
Matías
Audelo señaló que "una ola llegó y se metió
hasta el restaurante, apenas alcanzamos a salirnos cuando vinieron otras.
Todo se destruyó".
Con apoyo de amigos y autoridades municipales Matías
se estableció en un pequeño local, "pero ahora el miedo es
constante, porque un día no van a ser nomás las cosas, sino
también nosotros y nuestra gente quienes saldremos dañados".
Los pescadores como Marcos Macareno le tienen menos miedo
al mar, pero temen "por el poblado, el futuro, las casas y pertenencias
de todos. El mar avisa, pero al encontrarse con el canal se alborota y
se agita muy rápido, y un día puede pasar lo peor si no se
hace algo de inmediato".
El pescador señaló que el año pasado,
en una gira del presidente Vicente Fox por la sierra de Nayarit, "acudimos
la gente del pueblo a pedir ayuda, y el presidente municipal nos apoyó
con un autobús para ir, porque aquí no hay dinero para una
solución definitiva. Pero no hubo respuesta".
El titular de la Secretaría de Desarrollo Rural
del Estado, Carlos Hernández Ibarría, informó que
en 2004 la dependencia "en atención a la solicitud del ayuntamiento
de Santiago Ixcuintla y ante el grave problema que va en aumento, realizó
un proyecto emergente, con el objetivo de proteger a los pobladores, para
lo cual se invertirán 2 millones 355 mil 166 pesos, de los cuales
el gobierno municipal aportó un millón de pesos; en tanto
que los beneficiarios, por acuerdo de Asamblea Ciudadana (de Palmar del
Cuautla), contribuirán con la alimentación de los trabajadores
durante el desarrollo de la obra".
Por su parte, el alcalde de Santiago Ixcuintla, Raúl
Mercado Guerrero, narró que al inicio de su gestión se estudió
cómo dar solución definitiva al problema, mas se requiere
una inversión millonaria para construir una escollera y diez espigones,
"y no hay recursos".
Ante la urgencia, el pasado primero de febrero se acordó
con la población construir una "protección marginal como
obra emergente", con el propósito de "quitar la energía de
las olas, evitar la erosión y, en consecuencia, reducir el riesgo
de daños a la población".
Explicó que "la obra consiste en la construcción
de un muro de contención hecho con rocas con un peso de 500 a mil
400 kilos cada una, que se están extrayendo de un banco que se halla
a una distancia de 84 kilómetros, en el municipio de Acaponeta".
El dique, ubicado entre mar y el poblado, tendrá
una longitud de mil 280 metros y una altura de 2.5 metros, de los cuales
50 centímetros estarán enterrados.
La obra se inició con el apoyo del gobierno del
estado, pero el problema permanece. "En los primeros meses de este año
el mar ha avanzado 50 metros hacia el poblado y destruyó tres viviendas
y dos restaurantes; además el canal ha ido avanzando, ya tenemos
casi 500 hectáreas de tierra productiva que han sido comidas por
el agua", señaló el edil.
Al respecto, el presidente de Acción Ciudadana,
González Robles, aseguró que el canal avanza al menos un
metro diario, y aunque ahora está alejado unos 500 metros, hace
que el mar se agite y se meta al poblado cada que hay vientos fuertes.
"El ayuntamiento ha puesto recursos, pero hasta ahora
no se ven avances, nada más se está viendo que traen piedras
y las tiran a la orilla del mar, pero si tú ves, te darás
cuenta de que nada más han traído muchos viajes de piedra
y ya desaparecieron, porque el mar llega y la piedra desaparece, y no se
ve que el gobierno del estado, que es el encargado de la obra, esté
haciendo un trabajo bien, una obra que nos ayude o nos permita ver que
se va a detener el problema", se quejó González Robles.
Sobre el retraso de la obra, el alcalde Mercado Guerrero
señaló que ocurrió "un problema con gente de San Francisco
(de donde se extrae la roca), porque nos pararon el surtido de piedra,
pero estamos negociando con ellos y también con el alcalde de Tecuala,
Ramón Huerta, para que se permita el paso de los camiones que transportan
la piedra, ya que esto parece que molestó a la ciudadanía
de esa cabecera municipal".
Agregó que hasta el momento se tiene un avance
de 10 por ciento en la obra "porque solamente está la piedra. En
poco tiempo llegará la maquinaria para empezar a hacer la zanja
donde se colocará el material pétreo para construir el muro.
Sabemos que ésta no es la solución definitiva; sin embargo,
va a proteger algo al pueblo".
Mientras se espera que la obra avance, la temporada de
lluvias llegó y con ella los anuncios de probables marejadas, vientos
y tormentas tropicales que, señaló Alvaro Barajas, "amenazan
con acabar con nuestro pueblo".
Además, dijo Samuel González, "van a crear
un dique para detener el mar, ¿ pero cuánto tardará
en llegar el canal?"
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