México D.F. Viernes 9 de julio de 2004
Representa un desafío y una oportunidad
para la formación integral, sostiene
Existe en México una profunda crisis de valores:
Morales Orozco
El sacerdote jesuita asumió ayer la rectoría
de la Universidad Iberoamericana
JOSE GALAN
El divorcio entre ética, política y economía;
la reducción de los valores morales y religiosos al ámbito
privado e individual, y pretender que la objetividad del conocimiento y
la ciencia exige la separación de todo valor, son síntomas
claros de una profunda crisis de valores en México, que significan
para la Universidad Iberoamericana (Uia) un desafío y una oportunidad
para la formación integral, afirmó el sacerdote jesuita José
Morales Orozco al tomar posesión como nuevo rector de esa casa de
estudios.
Más
adelante, en conferencia de prensa, consideró que los problemas
políticos por los que atraviesa el país se deben a que "en
democracia estamos en pañales", y que dicha crisis es, en realidad,
"un proceso de purificación". Sobre la actuación de la Fiscalía
Especial sobre Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp)
y su determinación de enjuiciar a militares, sostuvo que en crímenes
de lesa humanidad "la amnistía no tiene lugar", pero se debe discutir
por las "circunstancias muy particulares".
En su discurso de toma de posesión, consideró
que la marcha del 27 de junio contra la inseguridad fue motivada por la
corrupción, impunidad e ineficiencia de las autoridades, pero "en
última instancia" fue provocada por el desempleo, la crisis económica
y la injusticia social, lo que pone de manifiesto el divorcio entre el
poder y los valores humanos, sociales y morales, y la deshumanización
de la vida pública, consecuencia de "no considerar al ser humano
en su apertura al otro como norma moral absoluta".
Sostuvo que la academia no puede sustraerse a la economía
de mercado, y que la comercialización e internacionalización
de la educación superior son una realidad en este mundo globalizado,
"e incluso hay quienes desean convertirla en un bien de mercado, sujeta
a la oferta y la demanda". En el ámbito de la educación superior
privada de calidad la competencia es creciente, agregó, ya que cada
vez son menos los alumnos que pueden acceder a ella por la "situación
prolongada de crisis económica y la creciente desigualdad social".
De ahí surge la necesidad de ser competitivos por la calidad académica
y moral de profesores, alumnos y ex alumnos, conocida y reconocida.
Consideró que la cultura globalizante en muchos
aspectos no favorece la integración de la persona: "la desintegración
familiar, la búsqueda ansiosa de la satisfacción sensible
inmediata, la tendencia a concebir la realización personal en términos
de éxito económico o político", son también
síntomas claros de esa profunda crisis de valores.
Aseveró que en una cultura en que los principios
morales son "considerados un estorbo", la Uia tratará de inculcar
en sus alumnos y profesores la convicción de que la formación
integral exige una verdadera adhesión ética y la vivencia
de los valores".
Consideró que los profesores requieren de vivir
en formación integral permanente; estar en contacto con el mundo
real para hacerlo objeto de su preocupación e investigación,
y realizar una conversión hacia los valores de la Uia, entre los
que se encuentra la opción preferencial por los pobres, que ocupa
un lugar central.
Pasó revista a cinco encargos que le hizo la Uia
antes de tomar el cargo: insistir en la centralidad de la formación
integral de alumnos y profesores; continuar el proceso de consolidación
y fortalecimiento de la excelencia académica e institucional; restructurar
y dar pertinencia al posgrado y la investigación; mantener la vinculación
y el compromiso de la universidad con los problemas y retos del país,
con las estructuras productivas, con instituciones académicas de
alta calidad nacionales e internacionales, y promover la relación
y vinculación con los ex alumnos de la universidad. Por último,
avanzar en la consolidación de una cultura laboral que responda
a los más genuinos intereses universitarios.
Morales Ororzco manifestó que corresponde a las
universidades encontrar respuestas creativas al radical cambio de época,
y hacer un análisis crítico de la globalización, con
sus aspectos positivos y negativos, para orientar el pensamiento y acción
de la sociedad. La vinculación y colaboración interinstitucional
es un medio "muy útil" para enfrentar los problemas comunes y globales,
como el proyecto de investigación sobre las causas de la pobreza
en el continente.
Ante las preocupaciones ciudadanas, que se manifestaron
como en la marcha del 27 de junio pasado, Morales Ororzco sostuvo que las
"causas profundas" son la falta de empleos, el producto de la crisis económica
y, también, la gran desigualdad e injusticia social del país.
"Si a ello aunamos la falta de eficiencia en el ejercicio de la justicia,
la impunidad y, sin duda, la corrupción en ciertos niveles del Estado,
pues es lo que produjo una especie de frustración, dolor e insatisfacción
en la sociedad civil".
Ante los avances de la Femospp, consideró que las
acciones deben estar apegadas a derecho, buscando siempre la justicia por
bien del país. Consideró necesaria la amnistía ante
delitos de lesa majestad, pero antes sujetarla "a discusión", porque
las normas "no se pueden aplicar literalmente, sino que siempre hay que
tener en cuenta las coyunturas y las personas".
Sobre la transición democrática, insistió
en que vivimos un aprendizaje rumbo a una democracia cada vez más
real, "que tiene que ser mexicana, sin imitar ningún modelo". Y
tres años han sido "demasiado pocos para este aprendizaje".
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