.
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
El Correo Ilustrado
Política
Economía
Mundo
Estados
Migración
Capital
Sociedad y Justicia
Cultura
Espectáculos
Deportes
Fotografía
Cartones
CineGuía
Suplementos
Perfiles
La Jornada en tu PALM
La Jornada sin Fronteras
La Jornada de Oriente
La Jornada Morelos
Librería
Correo electrónico
Búsquedas
Suscripciones
Obituario   - NUEVO -
C U L T U R A
..

México D.F. Sábado 3 de julio de 2004

José Cueli

ƑY qué con la angustia?

Sigmund Freud en su magistral escrito Inhibición, síntoma y angustia (1926) propone una acuciosa revisión que lo conduce (basado en la clínica) a realizar los ajustes teóricos necesarios para exponer su teoría definitiva sobre la angustia.

Freud abordó por primera vez el problema de la angustia en el curso de sus investigaciones sobre las neurosis ''actuales''; sus más tempranos exámenes de este asunto se hallan en su primer trabajo que data de 1895.

Para 1926, en palabras de Freud, ''el valor biológico del afecto de angustia obtenía su reconocimiento al admitirse que la angustia era la reacción general frente a una situación de peligro; se reafirmaba el papel del yo como almácigo de la angustia al adjudicársele la función de producir el efecto de angustia de acuerdo con sus necesidades''.

De esta forma se reconocen dos modalidades en la fuente u origen de la angustia en el individuo: una involuntaria, automática cuando se había producido una situación de peligro análoga a la del nacimiento; el segundo tipo correspondería a una angustia generada por el yo ante una amenaza para movilizar al sujeto y así conseguir una conducta de evitación. En este segundo caso, Freud menciona que él yo se sometería a la angustia como a una vacuna para sustraerse al peligro.

Cabe aquí una precisión en la que Freud hace hincapié. Hay que diferenciar entre la angustia realista y la angustia neurótica. El peligro realista es un tipo de peligro del que tomamos noticia, y angustia realista es la que sentimos frente a un peligro de este tipo, un peligro real que amenaza desde el exterior.

La angustia neurótica lo es ante un peligro del que no tenemos noticias, aquí lo amenazante viene del interior y tiene que ver con lo pulsional, con el ello, con lo inconsciente, con lo reprimido. En el peligro realista, a decir de Freud, desarrollamos dos reacciones: ''la afectiva, el estallido de angustia, y la acción protectora''.

Existen casos que presentan contaminados los caracteres de la angustia realista y de la neurótica. En este punto Freud se pregunta acerca de cuál es el núcleo, la significatividad de la situación de peligro. La respuesta apunta a la situación de desvalimiento que despierta tal situación.

Por tanto Freud definirá como traumática a una situación de desvalimiento y enuncia: ''Ahora bien, constituye un importante progreso en nuestra autopreservación no aguardar a que sobrevenga una de estas situaciones traumáticas de desvalimiento, sino preverla, estar esperándola (....) La angustia es entonces, por una parte, expectativa del trauma, y por la otra, una repetición amenguada de éste (...) El yo, que ha vivido pasivamente el trauma, repite ahora de manera activa una reproducción''.

Sin embargo el tema que aquí se aborda de manera somera es de una profunda complejidad. Lo que se hace evidente es el grado extremo de sufrimiento que experimenta el individuo ante tales circunstancias. Falta agregar la situación de dolor y duelo cuando la situación traumática conlleva la pérdida de un ser amado.

En la dramática situación que vivimos desde hace ya mucho tiempo los mexicanos debido a la inseguridad extrema, la violencia y el abuso sin limite nos ha colocado en una situación traumática permanente donde los protagonistas son la angustia, el pánico, el dolor y los duelos no elaborados.

A un trauma se suma otro. El yo se ve desbordado, sin posibilidades de elaboración de la situación traumática. Esto fue lo que la marcha multitudinaria del domingo pasado demostró. El dolor, el pánico y la rabia nos rebasan y las autoridades no hacen nada. Lo único que profundiza es la sensación colectiva de desvalimiento y un estado de neurosis traumática colectiva. Lo que las autoridades ignoran o no quieren saber es que el acoso del ''yo'' por las situaciones traumáticas repetidas le hace perder la brújula y no pueden preverse las conductas que pueden surgir ante situaciones de sufrimiento extremo.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año
La Jornada
en tu palm
La Jornada
Coordinación de Sistemas
Av. Cuauhtémoc 1236
Col. Santa Cruz Atoyac
delegación Benito Juárez
México D.F. C.P. 03310
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Email
La Jornada
Coordinación de Publicidad
Av. Cuauhtémoc 1236 Col. Santa Cruz Atoyac
México D.F. C.P. 03310

Informes y Ventas:
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Extensiones 4329 y 4110
Email