México D.F. Miércoles 23 de junio de 2004
Cortan separatistas luz y teléfonos en
Nazrán y asaltan un depósito de armas
Grupos rebeldes atacan en Ingushetia y dejan al menos
70 muertos y 200 heridos
JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu, 22 de junio. La incursión de varios
grupos armados en la república de Ingushetia, colindante con la
separatista Chechenia, que dejó en la madrugada de hoy un saldo
de al menos 70 muertos y unos 200 heridos -57 víctimas mortales
y cerca de 80 hospitalizados, reconocidos de modo oficial-, pa-rece ser
una triple respuesta a la política del Kremlin en el Cáucaso
del Norte.
En primer lugar, desmiente la supuesta incapacidad militar
y logística de los chechenos para realizar ataques de envergadura,
aunque es sabido que los independentistas procuran eludir los enfrentamientos
directos con los 80 mil soldados federales de acuerdo con la táctica
adoptada hace más de tres años de practicar emboscadas, atentados
y otras formas de guerra de guerrillas.
Durante
más de siete horas, un número de combatientes indeterminado,
pero no inferior a 250, mantuvo en jaque a Ingushetia al atacar simultáneamente
entre 10 y 15 objetivos estratégicos de su ciudad más im-portante,
Nazrán, la capital hasta finales de 2000, y otras localidades, como
las sedes del Ministerio del Interior (reducida a ruinas con lanzagranadas
y morteros), el Servicio Federal de Seguridad y la procuraduría
locales, por mencionar los principales.
Previo a los ataques coordinados desde un mismo centro,
los separatistas cortaron la luz y el teléfono en Nazrán
y cercaron el cuartel de las unidades de elite federales.
Antes de que llegaran los refuerzos del ejército
ruso, los rebeldes se dispersaron en pequeños grupos y, según
algunas fuentes, asaltaron un depósito de armamento, llevándose
dos camiones de carga con armas y municiones, aparte de que tomaron cerca
de 20 rehenes, extremo este último aún no confirmado de manera
oficial.
La incursión, en segundo lugar, vuelve a poner
en entredicho la pretendida "normalización" en Chechenia. Demuestra
que para un arreglo no es suficiente con imponer un gobernante pro ruso.
Más aún si la lealtad del aliado circunstancial depende de
que Moscú cierre los ojos a todo tipo de abusos por parte del clan
favorecido, por ahora el de Gudermés, desde que su anterior líder,
Ahmad Kadyrov, se cambió de bando.
Se asegura, en la prensa rusa, que gente cercana al anterior
gobernante se beneficia del manejo del petróleo de la región,
el sa-queo del presupuesto federal para la reconstrucción y otras
formas de corrupción.
Asesinado Kadyrov, el pasado 9 de ma-yo, el Kremlin escogió
ya como sucesor al general Alu Aljanov, ministro del Interior checheno,
personaje ligado al clan de Gu-dermés. Mera formalidad, por no decir
farsa, será su elección en agosto próximo.
En tercer lugar, la incursión confirma el círculo
vicioso de la violencia recíproca que desangra el Cáucaso
del Norte.
En lo que va de año, en Ingushetia fueron "exterminados
cerca de cien terroristas", reveló hoy Boris Gryzlov, el anterior
ministro del Interior de Rusia y actual presidente de la Duma.
Muchos de los combatientes que participaron en los ataques
de hoy, según testimonios recogidos por las agencias noticiosas
en Nazrán y otros sitios donde ocurrieron los hechos, eran ingushes,
y afirmaron que de esa manera "vengaban" la muerte de sus familiares desaparecidos
por los servicios secretos rusos y la guardia pretoriana del presidente
Murat Ziazikov, general que hi-zo toda su carrera en el anterior KGB.
Las autoridades rusas prefieren no hablar del componente
ingush de la incursión y adelantaron, mediante el representante
personal del presidente Vladimir Putin en la región del Cáucaso
del Norte, Vladimir Ya-kovlev, la extravagante hipótesis de que
los atacantes entraron a Ingusehtia por separado, casi uno a uno, desde
Chechenia y Osetia del Norte, otra república vecina.
Esa hipótesis deja sin respuesta dónde y
cuándo se reunieron los más de 250 rebeldes y cómo
lograron "esfumarse" cuando los helicópteros artillados del ejército
ruso, en el amanecer de este martes, acudieron en auxilio de los asediados
en Nazrán.
Otros voceros oficiales rusos siguen alimentando la explicación
del "terrorismo internacional", elevada a rango de verdad única
cada vez que ocurre algo lamentable en el Cáucaso del Norte, al
sugerir que en la incursión en Ingushetia participaron mercenarios
extranjeros.
"La mayoría eran chechenos, pero también
había turcos y argelinos", llegó a sostener -sin presentar
ninguna prueba- Aleksei Baigushkin, portavoz del Servicio Federal de Seguridad
en Ingushetia.
En la reunión urgente del gabinete de seguridad
en el Kremlin, de acuerdo con el fragmento transmitido por la televisión
local, el ministro del Interior de Rusia y también general del antiguo
KGB, Rashid Nurgaliev, destacó: "Si se tiene en cuenta que era de
noche y que los objetivos de los ataques eran muy precisos, las unidades
(de la policía) cumplieron su cometido, pues los terroristas no
consiguieron tomar ningún edificio".
Mataron, en cambio, a muchos de quienes los ingushes involucraban
como responsables de ejecuciones extrajudiciales y otras modalidades de
guerra sucia en esa república: el ministro del Interior,
Abukar Kostoyev; el jefe del servicio de seguridad, Zaudtin Katiev; el
procurador general, Mujarbek Buzurtanov; el procurador de Nazrán,
Bilán Oziev, otros 16 funcionarios del Ministerio del Interior y
cinco directivos del servicio de seguridad, entre otros.
Putin, ante sus ministros, reiteró la línea:
"Hay que encontrar y aniquilar a los bandidos; a los que se pueda capturar
vivos, hay que someterlos a juicio".
El ministro de Defensa ruso, Serguei Ivanov, quien estaba
en el extremo oriente del país observando los espectaculares ejercicios
en turno, con participación de unidades de elite del ejército
y la marina de guerra que frente a las cámaras de la televisión
se alternaban en el papel de enemigo imaginario, dijo que en el Cáucaso
del Norte "se tiene todo para aniquilar de raíz a los terroristas".
La noche de hoy, cuando el avión de Putin ya había
tomado rumbo hacia Moscú, el servicio de prensa del Kremlin emitió
un breve comunicado que informa que el presidente ruso realizó una
visita relámpago a la nueva capital de Ingushetia, Magas.
"Es un nuevo intento de asustar a los in-gushes, amedrentar
a su dirigencia y desestabilizar la situación en el sur de Rusia,
en particular en el Cáucaso. Pero debo decir que, a la luz de lo
que aquí ocurre, el centro federal no ha hecho lo suficiente para
proteger a la república", dijo ahí Putin a modo de tímida
autocrítica. Por lo pronto, prometió estacionar más
tropas federales en Ingushetia.
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