México D.F. Miércoles 23 de junio de 2004
Alejandro Nadal
Sagarpa y el código C+
La historia que sigue es fundamental para la historia económica y política de México. Ha pasado casi desapercibida para la población urbana, pero es testimonio de la fractura que existe en el Estado y del desastre en el campo mexicano.
Comenzamos con las afirmaciones del secretario de agricultura Javier Usabiaga en el sentido de que ya viene la apertura comercial total en el sector agropecuario. Así lo afirmó en una entrevista de prensa recientemente. Probablemente se refiere a que el Tratado de Libre Comercio para América del norte (TLCAN) establece que el arancel sobre las importaciones de maíz tendrá nivel cero en el 2008. Pero el secretario Usabiaga está equivocado.
El TLCAN estableció cinco códigos para la desgravación arancelaria: el código A para los bienes cuyo arancel se reduciría a cero al entrar en vigor el tratado. Los códigos B, C y C+ para productos con calendarios de desgravación de cinco, 10 y 15 años respectivamente. El código D se asignó a bienes cuyo arancel cero sería consolidado al entrar en vigor el TLCAN.
De una lista de 74 cultivos, 41 fueron colocados en el código A y 15 en el código D. Es decir, 75 por ciento de los cultivos tuvo arancel cero desde el momento en que entró en vigor el TLCAN. Otros tres fueron clasificados en el código B y tuvieron arancel cero en 1999. Trece cultivos fueron clasificados con el código C y este año tendrán arancel cero. En resumen, la apertura es general.
Pero en el calendario del secretario Usabiaga el presente es el pasado y nos alerta sobre lo que vendrá: la apertura está a la vuelta de la esquina. ƑDe qué está hablando?
Probablemente se refiere a que el TLCAN fijó para el maíz un calendario de desgravación de quince años, correspondiente al código C+, debiendo alcanzar el arancel cero en 2008. Por eso el titular de la Sagarpa considera que todavía falta para que se nos venga encima la apertura comercial. Pero olvida un elemento fundamental.
El código C+ establece un sistema llamado arancel cuota que funciona de la siguiente manera. Se fija una cuota de importación libre de impuesto y las importaciones por arriba de esa cuota deberán pagar un arancel.
Políticamente, el código C+ fue utilizado para justificar la inclusión del maíz en el TLCAN. Se afirmó, como lo hace Usabiaga, que la apertura total llegaría hasta el año 2008. Habría así un colchón de 15 años para el ajuste y la adaptación de los productores maiceros frente a la competencia estadunidense. Durante ese periodo de transición, el precio del maíz mexicano se iría reduciendo paulatinamente hasta alcanzar, en 2008, el precio internacional.
Pero el colchón fue lanzado por la ventana desde el primero de enero de 1994. No se cobró el arancel a las importaciones que estaban por arriba de la cuota libre de impuestos, dejando sin protección a los productores de maíz. En sólo 36 meses, el precio interno del maíz se redujo 44 por ciento y alcanzó el nivel del precio internacional. El código C+ para el maíz es letra muerta y la transición que debería tardar 15 años quedó trunca.
Ningún gobierno en las democracias europeas sobreviviría si hubiera operado así en contra de los productores nacionales. Aquí el engaño y la manipulación taparon el escándalo. Por ejemplo, se dijo que de cobrarse el arancel se provocaría un aumento en el precio de la tortilla. Pero de todos modos el precio de la tortilla aumentó en términos reales 60 por ciento desde que entró en vigor el TLCAN. Mientras tanto, el sacrificio fiscal por la omisión en el cobro del arancel es estimado en 3 mil 500 millones de dólares. Un regalo nada despreciable para los importadores.
En 2002 el gobierno de Fox estableció aranceles simbólicos de 3 por ciento y 1 por ciento sobre las importaciones de maíz blanco y amarillo, respectivamente. Pero eso no se compara con el nivel fijado en el TLCAN para el arancel sobre maíz y no cambia nada: la apertura total llegó hace mucho al sector agropecuario.
El señor Usabiaga tiene ya tiempo deambulando en el laberinto de la desinformación. Pero eso no es obstáculo para que afirme que "los productores no han querido ver que 2008 está a la vuelta de la esquina" y que la producción del grano deberá reducirse ineludiblemente (El Financiero, 7/VI). Esa afirmación de Usabiaga es absurda porque propone reducir esa producción precisamente cuando el mercado de futuros anuncia precios al alza en ese cultivo.
La reserva mundial de maíz se redujo 30 por ciento, pasando de 171 a 106 millones de toneladas entre 1999 y 2003. Mientras la producción mundial caía 13 millones de toneladas, el consumo aumentó 15 millones de toneladas en ese lapso. La evolución de acervos y precios contradicen al secretario Usabiaga.
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