México D.F. Miércoles 23 de junio de 2004
Pocos políticos asisten a la misa por
santo Tomás Moro
Rivera defiende "derecho católico" a opinar
de todo
JOSE ANTONIO ROMAN
Los políticos y legisladores que profesan la fe
católica no deben ceder a las pretensiones de quienes, amparándose
en una errónea concepción del carácter laico del Estado,
intentan reducir la religión a la esfera meramente privada del individuo,
sin reconocer a la Iglesia el legítimo derecho de enseñar
su doctrina y emitir juicios morales sobre asuntos públicos, afirmó
el arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera.
En
la misa con la que se recordó a santo Tomás Moro, patrono
de los políticos y gobernantes, el prelado aseguró también
que un modelo de desarrollo que no afronte con decisión los desequilibrios
sociales no puede prosperar en el futuro.
Durante la misa, a la que asistieron más reporteros
que políticos y funcionarios públicos, el cardenal insistió
en que entre los temas de los que puede opinar la Iglesia están
el "doloroso y vasto problema" de la pobreza, con sus consecuencias en
el campo, la educación, la inseguridad pública, el desempleo,
la migración, la salud y la vivienda.
Aunque la erradicación de todos estos problemas
requiere soluciones técnicas y políticas, Rivera dijo que
todas las medidas serán insuficientes si no están animadas
con auténticos valores éticos.
Así, por cuarto año consecutivo y primero
en que no se realiza en la Basílica de Guadalupe, la celebración
religiosa fue presidida por el cardenal en la parroquia de santo Tomás
Moro, al sur de la ciudad. Ahí señaló que "los fieles
laicos no pueden renunciar a su participación política" en
la búsqueda siempre del bien común.
Dijo que todos aquellos que tienen la responsabilidad
de la vida pública deben promulgar leyes que estén apegadas
a principios de la ética natural, pues es frecuente encontrar ciudadanos
que reivindican la más amplia autonomía y libertad para sus
preferencias morales, aunque éstas vayan contra dichos principios.
En las formulaciones expresadas casi al término
de la misa se pidió por el buen desarrollo y éxito de la
marcha del próximo domingo contra la inseguridad pública
y el secuestro, convocada por diversas organizaciones de la sociedad civil.
De igual forma se pidió por el mejoramiento del clima político
en el país.
En su homilía, el cardenal Rivera señaló
que la Iglesia católica si bien reconoce a la democracia como la
vía en la que mejor se expresa la participación directa de
los ciudadanos en las opciones políticas, sólo se hace posible
en la medida en que se funda sobre una recta concepción de la persona.
Recordó a los asistentes algunas palabras del papa
Juan Pablo II, en las cuales ha señalado que quienes se comprometen
directamente en la acción legislativa tienen la "precisa obligación
de oponerse" a toda ley que atente contra la vida humana. La conciencia
cristiana bien formada, agregó, no permite a nadie favorecer con
el propio voto la realización de un programa político o la
aprobación de una ley que en particular contenga propuestas alternativas
o contrarias a los contenidos fundamentales de la fe y la moral.
Antes de dar la bendición final, el cardenal señaló
que celebraciones religiosas como ésta "no son un espectáculo,
sino el ejercicio de un derecho conquistado por los mexicanos y reconocido
ya por nuestras leyes, afortunadamente, aunque la mentalidad de algunos
se haya quedado en el siglo antepasado".
Entre la veintena de políticos y funcionarios públicos
asistentes, sobre todo de filiación panista, estuvieron los secretarios
del Trabajo, Carlos Abascal, y de la Reforma Agraria, Florencio Salazar;
los subsecretarios de Desarrollo Social, Antonio Sánchez Díaz
de Rivera, y del Trabajo, Francisco Javier Salazar, así como el
titular de la Profepa, José Luis Luege, y el fiscal para delitos
del pasado, Ignacio Carrillo Prieto, además de Cecilia Romero y
Margarita Zavala.
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