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México D.F. Miércoles 23 de junio de 2004

ASTILLERO

Julio Hernández López

Dios y patria

Nuevo injerencismo vaticano
Cristeros y ultraderecha soliviantada
Zeta, el verdadero poder del narco

EL JEFE DEL ESTADO vaticano ha decidido darle un nuevo empujón a la ultraderecha mexicana. Anacleto González Flores, uno de los principales jefes de la guerra cristera, ha sido declarado beato junto con 11 mexicanos más y un español, muertos todos por gubernamental "odio a la fe", según la injerencista visión que de la historia de México privilegia el papa Juan Pablo II. La reivindicación del anacletismo es un acto preparatorio de la visita que se espera haga Su Santidad a Guadalajara -capital política del movimiento cristero- en octubre próximo para clausurar un congreso eucarístico internacional. Pero, además, es un respaldo claro a los intentos de reinstalación política de una ultraderecha que entre otros puntos de su agenda, organiza para este domingo una manifestación contra los secuestros y que presiona sin cesar para que el asesinato del cardenal Posadas Ocampo sea cargado a cuentas gubernamentales para abrirle paso a beatificaciones y santidades que serán política, electoral y socialmente redituables para sus promotores.

EL SIERVO DE DIOS Anacleto González Flores nació en 1888 y fue asesinado en 1927, luego de haber participado muy activamente en la Asociación Católica de la Juventud Mexicana (ACJM, que ayer envió un comunicado de alegría por el anuncio papal de beatificaciones) y fundar la Unión Popular, que organizó, con la bendición del arzobispo de Guadalajara, Francisco Orozco y Jiménez, una red de resistencia contra las restricciones religiosas ordenadas por el callismo. La Unión Popular tenía jefes de manzana, de cuartel, de parroquia, de ciudad y de región y contaba con una revista, Gladium. El Vaticano premió, como ahora, la organización militarizada ultraderechista, pues otorgó la cruz Pro ecclesia et pontifice a González Flores. Toda esa red, que hasta 1925 se asumía como enteramente pacifista, mostró su cara radical a partir del primero de agosto de 1926, cuando fue decretada la suspensión de cultos en México. La unión anaclatetista, y la Liga Nacional para la Defensa de la Libertad Religiosa, organizaron un boicot económico contra el gobierno "agresor" del catolicismo. Luego, en enero de 1927, comenzó la guerra de guerrillas de los cristeros, con González Flores como jefe civil, la Unión Popular y la antes mencionada liga como fuente de suministro de combatientes, y Gladium, como boletín de guerra. Detenido el primero de abril de 1927 por el Ejército Mexicano, Anacleto González Flores fue torturado y luego asesinado.

LOS CRISTEROS Y su jefe Anacleto no han sido olvidados. La Universidad Autónoma de Guadalajara, dominada por el grupo ultraderechista conocido como Los Tecos, ha establecido, para el movimiento y para su jefe, homenajes anuales, cátedras y el Centro de Estudios Cristeros. El 29 de abril de 2001, el órgano informativo de la arquidiócesis de Guadalajara, a cargo del cardenal Juan Sandoval Iñiguez, informó sobre un congreso nacional organizado por la Guardia Nacional Cristera, fundada en 1951 por el "general cristero" José Gutiérrez. Uno de los dirigentes de esa guardia en 2001, Alfredo Jiménez, habría advertido en el Congreso Nacional que no pretendían "revivir ningún sentimiento, ni organizar alguna guerra". Justamente cuando se está viviendo un repunte de la actividad pública organizada de los grupos derechistas mexicanos (El Yunque, el más llamativo, pero no el único ni el más peligroso), el jefe del Estado Vaticano ha decidido premiar al jefe máximo del movimiento cristero y a sus combatientes modernos.

EN TIJUANA, MIENTRAS tanto, vuelven a sonar las armas, pero ahora de los narcotraficantes que han silenciado a Francisco Ortiz Franco, editor de Zeta, el semanario que dirige Jesús Blancornelas. Es altamente peligrosa la cobertura periodística en aquella tierra dominada por el narcotráfico (donde las autoridades panistas simplemente se han convertido en beneficiarias sustitutas de los gobiernos priístas a los que relevaron con promesas de cambio que sólo se han dado en relación con el cifrado de cuentas en el extranjero a las cuales depositar las regalías del negocio compartido). En noviembre de 1997, el cártel de los Arellano Félix intentó asesinar al propio Blancornelas, en un atentado en el que falleció el chofer del periodista, Luis Valero. Desde entonces, el codirector de Zeta vive protegido por escolta militar. En abril de 1988, por otra parte, el otro codirector de Zeta, Héctor Félix Miranda, fue muerto por un jefe de seguridad privada de los negocios de Jorge Hank Rhon, quien ahora es candidato priísta a presidir el caliente municipio de Tijuana.

CON EL ASESINATO DE Francisco Ortiz Franco vuelve a dejarse asentado que el poder del narcotráfico sigue intacto en lo esencial de su impunidad y su buen funcionamiento. Los boletines oficiales de la PGR, las declaraciones optimistas del general procurador, las estadísticas de detenciones, decomisos y descabezamientos son solamente metralla mediática para disfrazar el hecho de que el verdadero poder político en México está sustentado en el poder económico, corruptor y persuasivo del narcotráfico. El periodismo cada vez está más amenazado por ese poder real, el derivado de las complicidades entre políticos y narcotraficantes. En ese esquema, asesinar periodistas es simplemente una expresión más de la terrible descomposición institucional, política y ética que vive el país. Así haya sido como venganza por trabajos periodísticos publicados o por darse a conocer, o como una forma perversa de reorientar las tendencias electorales que en Tijuana van favoreciendo a Hank Rhon, el asesinato de Francisco Ortiz Franco simplemente nos recuerda a todos que en la terriblemente sucia lucha que se da hoy por el poder (político y económico, todo con el narcotráfico como factor crecientemente influyente), todos estamos expuestos a los coletazos criminales de algunas de las bestias en pugna.

Fax: 5605-2099 [email protected]

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