México D.F. Lunes 14 de junio de 2004
Razones hay de sobra
Cancelar la licencia de la México, clamor de los aficionados
LUMBRERA CHICO
Que no, que no hay pachorra, manda decir la delegación Benito Juárez en una carta aclaratoria sobre la información que apareció en este espacio el lunes pasado. Si la dependencia que encabeza el panista Fadlala Akabani todavía no ha logrado poner bajo su control los libros del derecho de apartado de la Monumental Plaza Muerta (antes México), ello se debe a que el sedicente "empresario" Rafael Herrerías Olea se amparó contra el histórico decreto del 26 de febrero de este año, expedido por Andrés Manuel López Obrador.
De manera que, una vez más, el cacique de Mixcoac logró frenar los impulsos regularizadores del Gobierno del Distrito Federal y defenderse de la autoridad que legítimamente pretende llamarlo al orden. ƑCuánto tiempo durará el juicio de amparo? Nadie lo sabe, pero lo cierto es que mientras tanto el coso que antaño fuera el más importante de América Latina permanecerá cerrado hasta fin de año y posiblemente aún después.
Es cada día mayor el número de aficionados que escriben a esta sección pidiendo que se reabra la Plaza Muerta. Se ha ido casi por completo la primavera y no existe la menor posibilidad de que se lleve a cabo la temporada chica. De nueva cuenta, como ya es tradición bajo el cacicazgo de Herrerías, no habrá novilladas en el verano y sólo si hubiera algún tipo de arreglo entre el secuestrador de la fiesta brava en México y el gobierno capitalino, quizá, allá por octubre, se dieran algunos festejos con los aspirantes que desee destacar la "empresa", y luego venga la temporada alta o grande.
Sin embargo, para como van las cosas, el otoño muy probablemente llegará sin que se anuncien corridas de toros para noviembre y diciembre. Impasible, Herrerías continúa alquilando la plaza para funciones de box, conciertos de música guapachosa y alguna que otra celebración religiosa + IVA. Con esos ingresos -considerando que se embolsa alrededor de medio millón de pesos cada tarde o noche que subarrienda el coso-, el cacique espera reunir lo necesario para pagar la renta de 2005 y conservar la titularidad del contrato que le permite conservar el embudo en sus manos.
Nadie sabe qué está esperando el Gobierno del Distrito Federal para remediar esta situación de una vez por todas. Herrerías posee una licencia de espectáculos para organizar, precisamente, corridas de toros. Y esto de momento es lo único que no hace. En consecuencia, las autoridades capitalinas cuentan con las atribuciones suficientes para cancelar ese permiso por el bien de una tradición cultural que acumula más de cuatro siglos y medio de antigüedad en nuestro país.
Es obvio -todo debe ser dicho- que a López Obrador, en las circunstancias actuales, cuando se encuentra a punto de ser derrocado por las maniobras leguleyas de la ultraderecha panista, acaso lo último que le preocupe sea la tauromaquia mexicana. Pero no necesita romperse la cabeza para determinar las causales que, a la luz del reglamento en vigor, le permitan cancelar esa licencia de espectáculos y abrir una nueva etapa en la historia de la fiesta brava.
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