México D.F. Lunes 14 de junio de 2004
"La educación media y superior mantiene un sesgo clasista": Cepal
Crece la deserción escolar en América Latina
Pese al avance en la cobertura de la educación secundaria y universitaria en América Latina y el Caribe, en los últimos años más de 49 millones de jóvenes abandonaron la escuela antes de concluir 12 ciclos escolares. Quince millones corresponden a adolescentes entre 15 y 19 años, quienes enfrentarán "serías dificultades" para acceder al mercado laboral y mantenerse por encima de la línea de la pobreza, señala un diagnóstico sobre juventud, pobreza y desarrollo en la región, elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
De los 500 millones de latinoamericanos, tres de cada cinco son menores de 30 años, cuya mayoría enfrenta "graves dificultades en el acceso a los servicios básicos, sobre todo en salud y educación, lo que limita sus posibilidades de convertirse en actores estratégicos de su propio desarrollo".
Los problemas de equidad en el acceso, calidad y pertinencia de la educación secundaria y superior en la mayoría de los países de la región, agrega el estudio, afecta no sólo el nivel de conocimientos de los alumnos, sino su capacidad para insertarse en el mercado laboral.
Se estima que en la última década, la brecha de asistencia a la escuela entre la población de escasos recursos se acrecentó en Latinoamérica, pues "la educación media y superior mantiene un sesgo clasista. Los logros educacionales, tanto en número de años estudiados como en calidad de aprendizaje, discriminan fuertemente por grupo de ingreso y condenan a la reproducción de las iniquidades sociales, pues tanto el egreso de educación secundaria completa como la asistencia a la educación terciaria son privilegios de sectores medios y altos".
La Cepal advierte que 80 por ciento de los jóvenes urbanos provienen de hogares cuyos padres cuentan con un capital educativo insuficiente, menos de 10 años de estudio, lo que implica que entre 60 y 80 por ciento no alcanzó el umbral educativo para acceder al bienestar.
Los jóvenes de familias pobres que tienen padres con menos de nueve años de instrucción, "suelen cursar ocho o menos años de estudio, y en general no superan la condición de obreros, con un ingreso mensual promedio cercano a 2.5 líneas de pobreza, insuficiente para asegurar el bienestar familiar".
El análisis indica que existe clara relación entre el nivel de ingreso de los hogares y la deserción escolar, pues se estima que la tasa de abandono educativo entre los adolescentes y jóvenes de 25 por ciento de los hogares más pobres es tres veces mayor que la de 25 por ciento de los hogares más ricos.
Las altas tasas de deserción escolar que persisten en el área, insiste el organismo, "limita la formación del capital humano con mayores probabilidades de productividad laboral y de acceder a ingresos para una vida digna". LAURA POY SOLANO
|