México D.F. Domingo 13 de junio de 2004
Controlan cerca de 500 unidades; sus ganancias
se calculan en un millón de pesos diarios
Venta de agua, próspero negocio de piperos
en el oriente mexiquense
Imponen sus tarifas ante la necesidad de la gente
Se abastecen en veneros concesionados por la Conagua
RENE RAMON CORRESPONSAL
Chimalhuacan, Mex., 12 de junio. Los llaman los
Reyes del Agua. Controlan alrededor de 500 pipas y están
agrupados en organizaciones como la Confederación de Trabajadores
de México (CTM) y la Confederación Revolucionaria de Obreros
y Campesinos (CROC), obtienen ganancias totales calculadas en un millón
de pesos diarios por la venta de agua potable en las zonas más pobres
de la parte baja y las serranías de la zona oriente del estado de
México.
Esto ha sido posible debido a que los organismos operadores
del agua potable de los municipios de Chimalhuacán, Ixtapaluca,
San Vicente Chicoloapan y Los Reyes La Paz no tienen la capacidad para
atender a más de 20 comunidades, donde viven más de 50 mil
habitantes que carecen de tomas domiciliarias.
Angélica Bonilla Moreno, una de los 30 mil habitantes
de Chicoloapan, adquirió un terreno en el cerro Lomas de San Isidro.
Ha tenido que improvisar, en su casa con techo de láminas de cartón,
un pequeño tendajón en la colonia El Pino para poder pagar
los ocho pesos que le cuesta cada tambo, de los que adquiere seis cada
semana.
La mujer hace sus cuentas y se sorprende: anualmente paga
2 mil 496 pesos a los piperos, 210 por ciento más que la
tarifa anual ordinaria establecida por el Organismo Descentralizado de
Agua y Saneamiento (ODAS) de Chicoloapan, que cobra 776 pesos al año
a quienes brinda el servicio.
Pero además de pagarla cara, las familias que no
tienen toma de agua potable en casa sólo consumen en promedio mil
200 litros a la semana; mientras que quienes sí reciben el líquido
en sus hogares, por un costo anual inferior, consumen mil 250 litros al
día por persona.
Hasta 600 viajes a la semana
Los
Reyes del Agua llevan la batuta: imponen las tarifas y su abuso no
tiene freno, porque la necesidad de la gente es apremiante, no les queda
de otra y tienen que pagar la cuota. Su organización logística
les permite trabajar todo el día en los cerros y las partes bajas
donde hay líneas de conducción pero no agua; si los atacan,
se unen como en manada y protegen a toda costa los pozos que explotan.
Aunque los ayuntamientos no tienen injerencia sobre estos
grupos, en Chimalhuacán y Chicoloapan los gobiernos locales establecen
que cada carro-cisterna, cuya capacidad va de los 10 mil hasta los 50 mil
litros, efectúa hasta 600 viajes a la semana.
La denuncia es reforzada por dirigentes de izquierda como
Jorge González Martínez y Nicolás López Aparicio,
quienes aseguran que sólo en Chimalhuacán operan 250 carros-cisterna,
cifra que coincide con los del Organismo Descentralizado de Agua Potable,
Alcantarillado y Saneamiento (Odapas).
Los organismos municipales confirman que entre los piperos
destacan los adheridos a la CTM y a la CROC, los que con más de
250 unidades dominan las rutas en Ixtapaluca y Los Reyes La Paz.
Entre los grupos más poderosos por el número
de carros-cisterna que controlan se encuentra la organización priísta
Unión de Transportistas de Agua de Chimalhuacán, cuyo líder
es Jorge Beltrán. Oficialmente tiene 60 carros que se dedican a
esta actividad, extraoficialmente se le adjudica a su agrupación
cerca de 200 unidades.
El y su hermano Guillermo explotan los pozos Paraíso,
Santa María y Los Materiales, a pesar de que esos veneros fueron
autorizados para uso agrícola por la Comisión Nacional del
Agua (Conagua).
Leonardo López Cornejo encabeza la Unión
de Transportistas de Agua Potable Similares y Conexos del estado de México,
quien tiene un padrón de 68 unidades.
Adelfo Toledano García, prófugo por homicidio,
era hasta hace unos meses el dirigente de los piperos afiliados
a la CTM, cuyas unidades operan en Ixtapaluca.
En los Reyes La Paz los piperos adheridos a la
CROC son encabezados por Armando Medina Serrano, quien dice que este es
un negocio lícito, porque están registrados ante la Secretaría
de Hacienda y Crédito Público.
La CROC, dice, compra el metro cúbico de agua a
6 pesos más IVA y, "según las distancias", venden la pipa,
con capacidad de ocho metros cúbicos, entre 250 y 350 pesos.
Dice que paga salario y seguro a unos 100 choferes y ayudantes
que operan sus 35 unidades. "Tengo que pagar diesel, llantas descomposturas,
choferes, infinidad de cosas, y de algo tiene uno que vivir", argumenta.
-¿Cómo considera su labor?
-Como todo negocio, de ahí comemos muchos. Aquí
no soy yo el de la falla, yo me dedico a vender agua donde el gobierno
no la otorga.
El dirigente croquista confirma que son más de
500 carros-cisterna de distintas organizaciones que distribuyen el agua
en toda la zona oriente, y sólo en el pozo del panteón de
Los Rosales, de Chimalhuacán, cargan más de 80 pipas.
La Conagua da los permisos
Los operadores de estas pipas se abastecen en los
veneros propiedad de la Conagua, dependencia que ha entregado infinidad
de títulos de concesión para la explotación de mantos
acuíferos en las décadas recientes.
Son decenas de carros que cargan durante el día,
la noche y madrugada en veneros ubicados en terrenos escondidos y bardeados.
Luego de entrar la unidad, personal que se niega a identificarse cierra
las puertas, mientras sustraen el líquido de al menos 30 pozos,
15 de los cuales están en Chimalhuacán y el resto en Ixtapaluca,
Chicoloapan y La Paz.
Domingo Hernández Hernández, edil de Chicoloapan,
donde más de 30 mil habitantes no tienen agua entubada en sus domicilios,
opina que la distribución del agua "se hace de manera arbitraria".
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