México D.F. Viernes 11 de junio de 2004
CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
El ¡ya basta! del jefe de Gobierno
Rompió la tregua unilateral Más de
cien días de acoso constante
DESPUES DE poco más de cien días
de acoso constante del gobierno federal, y de respuestas, en todo o en
casi todo momento bien medidas para no afectar a la institución
presidencial, Andrés Manuel López Obrador decidió
ayer romper la tregua que él mismo se había impuesto, y llenó
de verdades inmensas al "gobierno del cambio", el cual ha sido incapaz,
a ojos vistas, de sustentar la esperanza de un país más justo
que tanto prometió.
HOY EN día es evidente que el gobierno federal
ha caído en el inmovilismo total, que no existió el talento
ni tampoco el deseo, y menos aún el proyecto de hacer de los seis
años -que empezaron en 2000 con buenos augurios y que concluyeron
ya hace un rato- la base del lanzamiento desde donde el país se
encaminara a un horizonte de menor desigualdad.
PERO, POR otro lado, no se puede decir que la respuesta
de López Obrador sea a causa de la desesperación a que obliga
el acoso constante. Más bien parece estar dentro de la ruta que
se ha trazado el jefe de Gobierno, en una táctica que bien podría
llamarse de contención de daños.
ES VERDAD que López Obrador llamó
a la gente a resistir, a no responder en la calle a los ataques, pero también
resulta cierto que la gente que lo apoya se manifiesta por los medios que
tiene a su alcance, ya sean cartas a los diarios, llamadas telefónicas
constantes y correos electrónicos a las televisoras o a la radio,
o simplemente en las pláticas cotidianas en el taxi o en el café.
Y EN cada uno de esos apoyos también venía,
un tanto, el reclamo porque el jefe de Gobierno no se decidía a
levantar la voz clara y directa sobre la situación que vive el país.
SEGURAMENTE LOPEZ Obrador midió los tiempos
políticos para lanzar la respuesta enérgica al gobierno federal,
que emplea más tiempo en tratar de lastimar a su administración,
que en hacer algo por las mayorías.
POR ESO no se puede decir que las palabras del
tabasqueño sean la defensa desesperada, hay algo más en la
carta que envió ayer a los diputados, algo que no tardará
mucho en brotar.
SOLO SE tienen que contar los flancos de ataque
que abrió el gobierno federal y quiénes se convirtieron,
desde el principio, en cómplices, para entender el tamaño
de la resistencia.
PRIMERO FUE el caso de Nico. El ataque se centró
en el salario que se daba a este funcionario, pero como se recordará,
los obuses no dieron en el blanco; después vino el caso del Paraje
San Juan, que en el intento por destruir a López Obrador y a su
gobierno se utilizó de todo, también fue un fracaso.
MAS TARDE, y con más saña, se intentó
el golpe de los videos. En esa acción sí se tocó,
y de manera seria, al jefe de Gobierno, pero al cabo del tiempo la gente
entendió que se trataba de lo que es: un complot para sacarlo de
la jugada para el 2006.
MIENTRAS ESO ocurría, se preparó
el golpe de El Encino, una nueva trampa, quizá la más peligrosa
de todas porque ante el fracaso de todas las instancias anteriores, entre
ellas la Secretaría de Gobernación, se involucró la
Procuraduría General de la República.
AHORA SE trata de hacer que el mal de los secuestros,
tan generalizado en todo el país, sea nada más un pecado
del gobierno capitalino y por ello pague López Obrador.
MIENTRAS LA riqueza del país es vendida
a manos extranjeras, el campo se queda sin campesinos, ya que todos o la
mayoría huyen hacia Estados Unidos porque las políticas agrarias
son otro fracaso, el sistema de salud agoniza y la economía familiar
cada día se ve más desprotegida, los pobres aumentan. Ya
era hora de que alguien gritara ¡basta!
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