México D.F. Viernes 11 de junio de 2004
Plantea en su nuevo libro la cooperación Estado-mercado como alternativa al neoliberalismo
AL, la región más perjudicada por seguir el modelo impuesto por EU: Stiglitz
DAVID ZUÑIGA
América Latina ha sido la región más perjudicada por seguir el modelo económico contradictorio que le impone Estados Unidos y por llevarlo aún más lejos, pues mientras el Banco de la Reserva Federal toma sus decisiones con base en la inflación y los índices de empleo, a los bancos centrales de otros países se les exige concentrarse en el control de los precios, señala el premio Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, en su más reciente libro, Los felices 90. La semilla de la destrucción.
El planteamiento central de esta obra es que la actual crisis económica de Estados Unidos, que arrastra un déficit cercano a medio billón de dólares, se gestó durante la administración de William Clinton, pero se ha recrudecido en el gobierno de George W. Bush, que no ha sabido enfrentar la recesión.
El también profesor de la Universidad de Columbia, ex asesor económico de Clinton y ex economista jefe del Banco Mundial sostiene que sí existe una alternativa al neoliberalismo: la cooperación entre mercado y Estado y la recuperación del "idealismo democrático".
En su nuevo trabajo, el autor de El malestar en la globalización hace un análisis de la economía en la década de los 90, caracterizada por el crecimiento explosivo de la nueva economía, con su cauda de recesión, escándalos de corrupción en grandes corporaciones y el recrudecimiento de las protestas en contra del actual sistema internacional de comercio.
En el gobierno de Clinton, afirma, se sembraron las semillas de la destrucción: la "exuberancia irracional" de los mercados financieros, agravada por la corrupción de firmas de auditoría como Arthur Andersen.
Sostiene que Estados Unidos aplicó una política de libre mercado y redujo al mínimo la regulación sin tomar en cuenta fallas inherentes a este sistema, como las asimetrías en la información y los conflictos de interés, lo que llevó al triunfo de los intereses particulares sobre el general.
Stiglitz ha sido uno de los principales críticos de los programas de ajuste del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del consenso de Washington, que promovieron la primera generación de las llamadas reformas estructurales, basadas en las privatizaciones, la desregulación y la apertura comercial y financiera.
El economista forma parte de la corriente que aboga por una participación más activa del Estado en la economía para corregir las limitaciones del mercado y promover la justicia social. Asimismo, sostiene que se debe restablecer la cooperación Estado-mercado, que se rompió a partir de los gobiernos de Margaret Thatcher en Inglaterra y de Ronald Reagan en Estados Unidos.
El idealismo democrático que propone Stiglitz parte del principio de que los mercados son sólo medios para lograr el crecimiento sostenido y la rentabilidad de largo plazo, pero no un fin en sí mismos, por lo cual se necesita fortalecer al Estado.
Asimismo, esta tercera vía se basa en la justicia social, la igualdad de oportunidades de empleo, el desarrollo de las capacidades individuales, la equidad personal, la sustentabilidad, la democracia y la libertad, el fortalecimiento de la sociedad civil, la transparencia informativa, la educación y el rechazo a la cultura de la especulación y el dinero fácil.
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