En Oaxaca
Recursos insuficientes para atender la creciente violencia intrafamiliar en el Istmo de Tehuantepec: Salas Cobos

* La gente desconfía de las autoridades, advierte el Centro Tepeyac

Gloria Analco

Juchitán, Oaxaca, Lo que caracteriza a la sociedad juchiteca, como al resto de Oaxaca, es una notable ausencia de impartición de justicia en muchos órdenes de la vida de la ciudadanía, frente a un número cada vez creciente de violencia y maltrato dentro del ámbito familiar, el abuso sexual hacia mujeres y niños, y las diversas formas de maltrato a los ancianos.

La falta de interés por dar prioridad a atender debidamente todo un cúmulo de denuncias, hace que el problema crezca ante la impunidad que prevalece en el mayor número de los casos.

La situación se agrava todavía más porque a estas agresiones hay que añadir las violaciones que tienen que ver con los derechos agrarios, electorales, laborales y delitos del medio ambiente.

舠Las autoridades dedican mucho más presupuesto a combatir el narcotráfico, sin lograr avances; a la infraestructura económica, que la mayor parte de las veces favorece a los grandes empresarios, y a proyectar su propia imagen política. Todo, menos emplear suficientes recursos para atender como es debido la impartición de la justicia舡, afirma Javier Balderas Castillo, director del Centro Tepeyac de Derechos Humanos del Istmo de Tehuantepec.
El centro a su cargo, que funciona como organización no gubernamental, a menudo se ve obligado a canalizar también, además de las violaciones a los derechos humanos cometidas por autoridades, casos numerosos de delitos sexuales, maltrato físico y violencia familiar en general, debido a que la gente 舠no siente confianza舡 para acudir directamente a las autoridades a presentar sus denuncias.

Es conocido que en la clase política, del partido que sea, no existe la cultura de comprometerse en la tarea de asegurar justicia a una ciudadanía que a gritos la reclama en todos los órdenes, recapacita la abogada Claudia Vera Noriega, coordinadora del área de Defensa del centro mencionado.
Añade que el problema es sumamente grave porque no permite mejorar la calidad de vida de la población. Por el contrario, repercute en un mayor atraso social de características dramáticas, lo que impide que la sociedad avance en su conjunto y pueda, entonces sí, hablar de progreso.
舠Los políticos tienen otra clase de preocupaciones, bastante alejadas de la atención que realmente tienen que brindar a la población para conformar un país cada vez mejor舡, afirma Vera Noriega.

Nicolasa Salas Cobos, encargada de la Agencia Especializada en Delitos Sexuales del Istmo de Tehuantepec, perteneciente al sector oficial, reconoce que las autoridades no han destinado suficiente presupuesto y recursos para poder atender de manera expedita, como lo reclama cada caso, las denuncias que son presentadas por la ciudadanía.

Esa agencia, por ejemplo, solamente cuenta con una psicóloga para asistir a las víctimas en todos los casos que se denuncian a todo lo largo y ancho del Istmo de Tehuantepec, por lo que es muy difícil que pueda estar cada vez que se le necesita.

Esto nos puede dar una idea de la importancia que las autoridades conceden a un asunto de tanta trascendencia como el que cada ciudadano se sienta seguro por estar dentro de un Estado de Derecho, lo cual lamentablemente no es así.

Son las Ong´s y organizaciones feministas las verdaderamente preocupadas por hacer que este asunto sea tomado en cuenta en la misma magnitud con que viene creciendo.

En términos generales, la respuesta oficial al fenómeno de la violencia en todas sus manifestaciones y el maltrato intrafamiliar, es demasiado pobre en relación con el problema.

El grupo de mujeres istmeñas denominado 舠8 de Marzo舡, con sede en Juchitán, organizó recientemente unos talleres en colaboración con la Secretaría de Salud, con el objetivo de sensibilizar y capacitar a profesionales, y estuvo dirigido a personal de instituciones públicas, organismos civiles y profesionales que trabajan el tema de violencia familiar.

La invitación se extendió a una persona por institución, y los talleres fueron impartidos por personal especializado de la Asociación para el Desarrollo Integral de Personas Violadas, A. C. (ADIVAC), con sede en la ciudad de México.

Este es un esfuerzo importante en la dirección de adiestrar personal para que esté preparado a asumir una responsabilidad tan importante como la de impartir justicia ante el abuso del más fuerte frente al más débil, que por lo regular convierte en víctimas a mujeres y niños.

En opinión de Rogelia González Ruiz, que dirige el grupo 舠8 de marzo舡, el significado de estos talleres se elevaría si fueran acompañados, además, de la voluntad política por parte de las autoridades de verdaderamente emplear recursos importantes y no únicamente 舠hacer como que se hace justicia舡.

De esta manera, por ejemplo, se explica que una Ong, como el Centro Tepeyac, reciba un promedio de 20 casos al día de personas que están buscando justicia, mientras que la Agencia Especializada en Delitos Sexuales, que pertenece al sector oficial, en seis meses únicamente haya tenido conocimiento de 20 casos.

Si bien, la mayoría de los asuntos que atiende el Centro Tepeyac se refieren a las violaciones a los derechos humanos, su director asegura que los que corresponden a delitos sexuales son muchos más que los que atiende la mencionada agencia.

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