México D.F. Lunes 7 de junio de 2004
La escisión de 1997 ocasionó que
se perdiera 93% del capital contable, reconoce Pemex
Fusión de Pemex Petroquímica busca mayor
participación privada
Obsolescencia de las plantas por falta de inversión
y exceso de personal, entre las dificultades
Desaparecerán las filiales y este esquema permitirá
la transmisión de derechos y obligaciones
ISRAEL RODRIGUEZ Y VICTOR CARDOSO
La fusión de Pemex Petroquímica y sus siete
empresas filiales, que tiene como propósito revertir su precaria
situación financiera y operativa, incluye una mayor participación
privada en esta industria. Con esta estrategia se pretende incrementar
su participación en el mercado nacional para pasar del actual 47
por ciento a 75 por ciento en 2012.
De acuerdo con informes oficiales de la paraestatal, se
reconoce que la estrategia de escisión de Pemex Petroquímica
efectuada en 1997 fue contraria a las tendencias mundiales de integración,
lo que ha ocasionado que entre 1997 y 2002 este organismo haya registrado
pérdidas acumuladas por 18 mil 377.6 millones de pesos, equivalentes
a 93 por ciento del capital contable del organismo.
En
el diagnóstico Proceso de fusión de Pemex Petroquímica
(PPQ) y sus empresas filiales, de mayo de 2004, la paraestatal detalla
que las importantes pérdidas en esta subsidiaria se derivan del
elevado precio de las materias primas, en este caso del gas etano; de la
falta de certidumbre en el abasto del etano por parte de Pemex Gas y Petroquímica
Básica, lo que ocasiona parálisis en las plantas petroquímicas;
de la obsolescencia causada por falta de inversión en modernizar
la planta y el equipo, la subutilización de la capacidad instalada,
el exceso de personal y la multiplicación de estructuras.
Además, se han incrementado los gastos pagados
al Corporativo de Pemex, que está financiando la operación
de las filiales a través de Pemex Petroquímica.
En 1997 Pemex Petroquímica se escindió en
siete empresas filiales (Tula, Escolín, Camargo, Cosoleacaque, Cangrejera,
Morelos y Pajaritos), con el propósito de permitir la participación
privada en actividades no reservadas en forma exclusiva a la nación,
para lograr la reactivación de la inversión, el crecimiento
y modernización de la industria petroquímica.
Sin embargo, los resultados obtenidos a la fecha revelan
que no se ha podido concretar la participación privada en estas
empresas, además de que la estructura de Pemex Petroquímica
está orientada a funciones de normatividad y de gestión,
con incidencia limitada sobre la operación de sus filiales. Asimismo,
la autoridad del organismo resulta restringida para la optimización
del uso de los recursos.
Aunado a lo anterior, las empresas filiales cuentan con
autonomía de gestión, pero tienen estructuras muy rígidas
que no les permiten operar eficientemente, y su capacidad de tomar decisiones
técnicas no necesariamente producen valor ni beneficios al organismo.
También se desempeñan en un marco normativo
dual: como entidades públicas y como sociedades mercantiles, situación
que entorpece su desempeño. Pemex concluye: ''Bajo el esquema actual
de operación, las pérdidas de operación no podrían
ser revertidas''.
Basado en los documentos revisados y los estudios realizados,
la mejor opción es fusionar las filiales (que desaparecen) en Pemex
Petroquímica (que permanece), utilizando en ella, para efectos laborales,
la figura de sustitución patronal. De esta manera, explica, se incurre
en menores gastos y costos comparados con alternativas como compraventa
y dación en pago, reducción de capital con disolución
y liquidación, donación o expropiación.
Entre las principales ventajas del esquema de fusión
destaca la transmisión universal de derechos y obligaciones, sin
requerirse el pago de impuestos, así como la traslación de
activos y pasivos, sin necesidad de contratos individuales de cesión.
Otra ventaja sería la transferencia del personal de las filiales
a Pemex Petroquímica, mediante la fusión en su carácter
de fusionante.
Además, la transmisión de la propiedad de
los bienes de las filiales a Pemex Petroquímica no causaría
el impuesto sobre la renta (ISR) ni el impuesto al valor agregado (IVA),
y las filiales se disolverían sin tener que liquidarlas.
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