NUMEROS | 7 de junio de 2004 | |
La infraestructura física constituye una base para la producción y el aumento de la competitividad de una economía. En México se registra un importante rezago en la inversión en infraestructura, sea ésta: carreteras, presas, puertos, vías férreas, plantas de generación eléctrica o telecomunicaciones. Los estudios comparativos de las condiciones competitivas entre los países ubican a México por debajo del promedio en la clasificación de la infraestructura general. Con ello, esta economía se sitúa en el lugar 54, entre 75 países calificados por el World Economic Forum. El Banco Mundial registra que en México hay, por ejemplo, 329 mil kilómetros de carreteras, que se comparan con los seis millones de Estados Unidos o un millón 700 mil de Brasil. Los puertos del país mueven al año alrededor de un millón y medio de contenedores, mientras que Japón mueve más de 13 millones y Brasil casi 3 millones. En cuanto a líneas telefónicas por cada mil personas, en México hay aproximadamente 150, frente a las 635 de Canadá o casi 600 en el Reino Unido. Un indicador, entre otros, del atraso que tiene la infraestructura se advierte en el terreno hidráulico. De las 10 presas más grandes del país por su capacidad de almacenamiento, la mayor de todas La Angostura, en Chiapas fue construida en 1974; la más vieja, El Oviachic, en Sonora, data de 1952. Estas obras son esenciales para la generación de energía eléctrica, la irrigación, el abastecimiento de agua a la población y para el control de avenidas. Es esencial, en México, una política pública bien definida y de largo plazo que sustente, más allá de los discursos usuales, el incremento de la productividad del sistema económico en su conjunto. De otro modo, el rezago que hoy se advierte en la competitividad no podrá ser superado §
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