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México D.F. Miércoles 2 de junio de 2004
POESIA PARA LLEVAR
Ricardo Yáñez
Diáfano oráculo
EN LA CASA del Poeta, Lucía Rivadeneyra y Jorge Fernández Granados presentarán dentro de 15 días -escribo en martes- el primer libro de Ramón Peralta, Diáfanas espigas (Fondo Editorial Tierra Adentro). Perdonarán, espero, buenos amigos que son, que me les adelante un poco en este comentario hecho en lo que el isleño Guillén llamó ''prosa de prisa''.
NACIDO EN 1972, por lo visto Peralta no padeció apresuramiento ninguno en dejarse mirar como poeta. Y en mi poco autorizada opinión hizo bien. Tal vez -algo de esa resonancia me queda de una conversación con el autor- ni siquiera se propuso o proponía serlo. Los versos le llegaron y lo fueron nombrando, hasta darle o imponerle su opera prima.
ES CIERTAMENTE UNA lástima que haya extraviado yo, y antes de leerlo, un ensayo suyo aparecido (o anejo) en la revista de poesía de cuyo consejo directivo forma parte, Oráculo, y en el cual aludiría al nexo palabra-silencio. Pero acaso sea mejor, no lo sé, tener sólo la pista del discurso y no el discurso mismo.
DESDE CIERTO ANGULO, lo que para un poeta sería el silencio para un diseñador editorial sería el ''aire". Aire, aire de transparencia es lo que se respira en el volumen de 80 páginas que Ramón ofrece. Aire de transparencia, no necesariamente transparencia. De otro modo pudiera ser perdiera carácter de descubrimiento.
DICE MARIA POUMIER que ''el uso religioso, liberador, nutriente, de la palabra poética. supone una oscuridad que se resuelve en cuanto el que está a la escucha descifra la frase oracular como una solución imperativa. El hermetismo actúa como condición necesaria para salir de la palabra fácil que tiene como pendiente natural la imposición de lugares comunes, reductores, anestésicos".
DE ESTA ULTIMA que nombraremos maldición se ha salvado felizmente Peralta, quien nos entrega textos como éste, En el parque de la Bombilla: ''Cuántos centímetros avanza la sombra del árbol en una hora.// Cuántos kilómetros gira la tierra en diez minutos.// Y yo inmóvil." Como este fragmento de Córdoba: ''Tráfico constante de nubes,/ de vez en cuando traían un velo dulce,/ otras, ligeramente amargo./ Si me dijeran es culpa de la caña o el café/ sin perder el tiempo les creería."
ƑY DONDE, SE preguntará el amable lector, lo oracular de estos ejemplos? En la resuelta escucha, en la resolución sin nudos de las probablemente en un principio, para el autor, confusas imágenes. Atento al ''primer humo de la madera" y a ''la oración al caer el rayo", atento a ''la veta del agua", al ''misterio de un camino de nieve" y a ''la razón furtiva de la flecha", Peralta, ''piedra diminuta. de horizonte prolongado", procura, como todo poeta, con fervor de ciego ''la luz errante".
NO, DESDE LUEGO, todo será fruición en esa búsqueda. De pronto se pregunta: ''En qué momento perdí las líneas de la vida/ que leyó sin pago/ la gitana".
MAS, CONCLUYAMOS sin concluir, quizá la experiencia poética no pase de ser ''un puente en silencio que nos crea''. [email protected]
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