México D.F. Miércoles 2 de junio de 2004
Ghazi al Yawar, al frente del gobierno interino
para la transición; Iyad Allawi, primer ministro
EU designa nuevo presidente de Irak entre atentados
con coche bomba
"Poder real a iraquíes", la exigencia a Washington;
al menos 36 muertos en los ataques
Desempleo, inseguridad, escasez de medicamentos y cortes
de luz, el panorama en Bagdad
JUSTIN HUGGLER THE INDEPENDENT
Bagdad, 1º de junio. Se suponía que
este martes iba a ser el día en que apareciera la luz al final del
túnel para la ocupación estadunidense de Irak.
Sin embargo, pese a que por fin se completó el
nombramiento del gobierno interino que asumirá la soberanía
a finales del mes, hubo claros auspicios de las terribles dificultades
que vendrán adelante.
Paul
Bremer, el administrador estadunidense en Irak, quedó humillado
cuando su candidato favorito, Adnan al Pachachi, rechazó su invitación
a ser el primer presidente de Irak desde Saddam Hussein, con lo cual obligó
a Washington a instalar al hombre a quien tanto esfuerzo desplegó
en evitar, el jeque Ghazi al Yawar.
Mientras se llevaba a cabo este cambio político
de caballos, los insurgentes emitieron su propio veredicto, con un coche
bomba que mató a 25 personas en la sede del partido kurdo en Bagdad.
No bien había explotado, un proyectil de mortero cayó dentro
del cuartel estadunidense en la capital, la llamada zona verde,
y levantó una enorme nube de humo negro sobre la ciudad.
Asimismo, al norte de Bagdad, 11 personas murieron en
otro ataque con coche bomba.
Aparte de la cada vez peor situación de seguridad,
un recorrido por la ciudad subraya la magnitud de las tareas que aguardan
a Iyad Allawi, el primer ministro electo, cuando asuma el cargo el 30 de
junio.
Las calles de Bagdad están tapizadas de escombros;
en las zonas más ricas de la ciduad brotan géyseres de aguas
negras: por momentos uno anda en automóvil sobre un charco de aguas
negras de 8 centímetros de alto. Hay muy pocos signos de reconstrucción,
pese a los 18 mil millones de dólares que el presidente estadunidense
George Bush solicitó al Congreso.
El desempleo es rampante; existe una escasez crónica
de medicamentos, y los cortes de energía eléctrica en la
capital son tan terribles hoy como hace un año.
Fue el día en que los patiños se rebelaron:
primero con la insistencia del consejo de gobierno iraquí, nombrado
por Washington, en que su hombre ocupara la presidencia, y luego con la
demanda del nuevo gobierno interino de tener un poder real en su país.
Yawar, quien ha criticado abiertamente los fracasos de
la ocupación estadunidense, emitió un llamado levemente velado
a que el gobierno interino reciba verdadero control, en vez de apenas el
suficiente para cubrir los planes estadunidenses de mantener tropas en
Irak.
Apeló a la Organización de Naciones Unidas
para que ayude a "devolver plena soberanía a Irak", en referencia
a la disputa en el Consejo de Seguridad sobre los planes estadunidenses
de negar al gobierno interino el control sobre los 138 mil soldados estadunidenses
que permanecerán en el país después del 30 de junio.
Yawar fue secundado de inmediato por Allawi, pese a que
éste goza de mayor simpatía entre los estadunidenses, por
sus nexos con la CIA. Indicó que había pedido a Hoshyar Zebari,
ministro del Exterior, viajar a Nueva York para procurar que Irak reciba
la soberanía que demanda.
Sin
embargo, el Irak que supuestamente heredarán cuando Estados Unidos
haga la entrega formal de soberanía, después de más
de 14 meses al mando, es una nación sin ley. Iraquíes acaudalados
han sido secuestrados a punta de pistola a plena luz del día en
las calles de Bagdad.
A los iraquíes los retienen para obtener rescate,
pero para un occidental el secuestro puede significar compartir el destino
del contratista civil estadunidense Nick Berg, quien el mes pasado fue
decapitado con arma blanca frente a una cámara de video.
No es sorprendente, por lo tanto, que los occidentales
tengan tanto miedo de ser vistos que han optado por dejarse la barba y
cubrirse la cabeza a la usanza árabe.
En la autopista Bagdad-Ammán, otrora la principal
ruta de tierra en el país, los secuestradores levantan barricadas.
La carretera que va al sur desde Bagdad, único camino hacia las
ciudades sagradas chiítas de Najaf y Kerbala, pasa por la ciudad
sunita de Mahmudiya, donde los insurgentes cazan a tiros a los occidentales.
Los iraquíes que trabajan con occidentales han
sido blanco de ataques en todo el país; en Basora, un grupo insurgente
ha advertido que tratará a cualquier iraquí que trabaje para
un extranjero como si fuera parte de las fuerzas de ocupación.
Allawi dijo este martes que una de las prioridades de
su gobierno será el drenaje. En el principal hospital infantil de
Irak, el cual uno supondría que estaría a la cabeza de cualquier
lista de prioridades de reconstrucción, los niños mueren
porque no se han realizado reparaciones básicas.
El pabellón de leucemia pierde niños cada
semana. Los baños están en tal estado de abandono que con
frecuencia se derraman, con lo cual se propagan infecciones.
Existe un desabasto tan agudo de medicinas, que los pacientes
enfermos de gravedad deben enviar a sus parientes a comprarlas en el mercado
negro si es que pueden costeárselas, pero muchos no tienen esa posibilidad.
En Bagdad, ciudad de cinco millones de habitantes, la
energía eléctrica sólo está disponible 12 horas
al día, por lo general en intervalos de tres o cuatro horas. Y esto
en una ciudad donde la temperatura alcanza en verano más de 40 grados
centígrados y la población depende del aire acondicionado.
Tan grave es la situación en este rubro, que este
martes, cuando en la ceremonia se nombró al ministro de Electricidad,
se escucharon bromas y un aplauso sarcástico. Debió haber
sido un momento incómodo para Bremer, quien estaba presente entre
el poco numeroso público.
El hombre que frente a Bremer pronunciaba su discurso
de aceptación del cargo no era el que él había escogido.
Apenas dos días antes, Bremer había amenazado al consejo
de gobierno nombrado por Washington con que, si se atrevía a votar
por Yawar, pasaría por alto esa decisión.
Pero su intento de imponer a su candidato preferido, Adnan
al Pachachi, topó con pared en forma espectacular. Bremer nombró
presidente a Pachachi este martes, pero en cuestión de minutos éste
rechazó el cargo y dejó la vía libre a Yaway. Resulta
irónico que apenas hace unos días Bremer había intentado
persuadir a Yawar de retirar su candidatura para que Pachachi no tuviera
oposición.
Tan eufóricos estaban los miembros de la tribu
de Yawar en Mosul con su elección, que las fuerzas estadunidenses
tuvieron que pedirles que dejaran de hacer disparos de júbilo al
aire, por temor de que la situación se saliera de control.
Lo que está por verse es si los estadunidenses
de veras dejarán que Yawar y Allawi -quien ostenta el cargo de primer
ministro, investido de mayor poder- tengan alguna intervención en
el gobierno de Irak. Aun si es así, su tarea estará acotada.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya
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