México D.F. Sábado 29 de mayo de 2004
Bush capitaliza efeméride a favor de su
guerra
Buscará el apoyo popular del que carece la invasión
a Irak, hoy en el Memorial Day
JIM CASON Y DAVID BROOKS corresponsales
Washington, 28 de mayo. Este sábado el presidente
George W. Bush será maestro de ceremonias en un gran festival dedicado
a los estadunidenses caídos en conflictos bélicos fuera de
su país, durante el cual inaugurará el nuevo monumento a
la buena guerra de hace 60 años, que gozó de un apoyo
popular abrumador, con la esperanza de que podrá resucitar ese respaldo
para la conflagración actual, que la mayoría de estadunidenses
considera un error.
Se espera que unas 800 mil personas asistan a la ceremonia
para inaugurar el monumento conmemorativo de la Segunda Guerra Mundial,
una plaza romanesca construida sobre el gran parque conocido como el Mall,
en el centro de Washington. Aviones, tanques, jeeps y hasta armamento
de la época forman parte de las exhibiciones.
Gigantescas
carpas y pabellones se han instalado sobre el Mall, con el correspondiente
sillerío y grandes pantallas para que el público observe
la ceremonia y las películas documentales sobre lo que aquí
se conoce como La gran guerra.
Cientos de veteranos -portando orgullosos medallas, gorras
con las insignias de sus unidades militares y fetiches de las batallas
en que participaron- caminaban este viernes entre el escenario. Hay carpas
en que los ex combatientes pueden dejar mensajes para encontrar a sus camaradas
y zonas donde se puede investigar si los nombres de familiares se hallan
en las listas de quienes murieron en combate.
Por supuesto que no hay ninguna exhibición o sala
para recordar a las decenas de miles de pacifistas que se opusieron a esta
guerra. Tampoco hay muchas alusiones a los millones de rusos y europeos
que cayeron en la lucha contra el fascismo y los poderes del eje. Mucho
menos existen referencias al horror de la guerra, la crueldad y la destrucción
de ciudades enteras, ni los millones que perdieron la vida a causa del
conflicto bélico.
Las celebraciones del Memorial Day, dedicado a
recordar a los estadunidenses muertos en las guerras, que se celebra desde
este fin de semana y culmina con el lunes feriado -día de la conmemoración-,
se han transformado más en una festividad a la Segunda Guerra Mundial,
que se concibe aquí como un conflicto bélico ''justo'' o
''bueno''. También define, en gran medida, cómo la mayoría
percibe el papel de Estados Unidos en el mundo como el salvador, el país
que movilizó a millones de tropas, que sacrificó a 400 mil
efectivos en la lucha por la libertad y contra el fascismo.
Los políticos han intentado relacionar todas las
siguientes guerras como continuación de esta gran tradición
de generosidad y libertad. Así, las guerras de Corea, de Vietnam
y hasta la primera guerra del Golfo (junto con las varias intervenciones
militares) se han presentado como la actitud de un Estados Unidos dispuesto
a sacrificar a sus propias tropas para defender la libertad en tierras
ajenas al otro lado del mundo. Pero esto no ha funcionado, y para finales
de la guerra de Vietnam había muchas dudas y un profundo cuestionamiento
sobre el papel de Estados Unidos como poder militar global.
Pero aun si la población del país no está
del todo convencida de que Estados Unidos tenía objetivos nobles
en Vietnam o Irak, la Segunda Guerra Mundial sigue siendo tal vez el único
conflicto bélico casi universalmente recordado con orgullo y un
sentir patriótico.
Casi nadie se atreve a caracterizar la invasión
y ocupación de Irak en los mismos términos que la Segunda
Guerra Mundial, pero esa es la imagen que desea promover la Casa Blanca
este fin de semana. Con veteranos, banderas estadunidenses y el nuevo monumento
como trasfondo, la Casa Blanca presentará a su actual ocupante como
alguien que continúa con esta gran tradición de defensa del
mundo, como acto de generosidad, contra el nuevo enemigo global de la libertad:
el "terrorismo".
Tal vez esa percepción funcione para un fin de
semana, pero las imágenes de detenidos en Irak torturados por soldados
estadunidenses, y las muestras de repudio y hasta odio de ese pueblo "liberado"
frente a la presencia de los ocupantes, dificultan la comparación
que se desea hacer entre las dos guerras.
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