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México D.F. Sábado 29 de mayo de 2004
OBSERVATORIO CIUDADANO DE LA EDUCACION
Comunicado No. 124
Epoca de exámenes
MILLONES DE ALUMNOS recibirán sus calificaciones
de fin de cursos en las siguientes semanas. Esas calificaciones tendrán
consecuencias muy importantes: aprobar o reprobar un grado o una materia
o alcanzar determinado promedio puede significar un éxito o un fracaso
que determine incluso la continuación de los estudios. Los padres
y madres de los alumnos están pendientes de estas calificaciones;
para muchos la evaluación de sus hijos es la respuesta a esfuerzos
económicos que ha hecho la familia para que sigan estudiando y determinará
qué hacer en el futuro.
LAS CALIFICACIONES DE los exámenes sintetizan
con frecuencia recompensas y expectativas: concretan la esperanza, que,
como conjunto de actitudes y sentimientos ante el futuro, es contenido
existencial fundamental en toda biografía humana. Observatorio ofrece
las siguientes reflexiones sobre el significado de las evaluaciones escolares,
considerando exclusivamente los niveles de primaria y secundaria.
LA EVALUACION QUE HACE EL MAESTRO.
Coexisten en nuestras escuelas básicas dos sistemas
de evaluación: uno que depende del maestro y atiende al alumno individual,
y otro que realiza la evaluación externa desde la perspectiva del
sistema educativo en su conjunto ("de gran escala" la llaman internacionalmente).
Son diferentes por sus finalidades, actores, procedimientos y consecuencias.
EL PRIMERO HA EXISTIDO siempre y de él provienen
las "notas" de los exámenes de fin de cursos. El maestro (uno por
grupo en la primaria o uno por materia en la secundaria) aplica la prueba
y la califica; durante el curso (conforme al Acuerdo 200 de la Secretaría
de Educación Pública -SEP-) ha aplicado exámenes
parciales cada dos meses y debe promediar esos resultados con el de la
prueba final; puede también hacer la evaluación por otros
medios. Las escuelas reportan a la SEP (Forma 911), al principio y al fin
de cada curso, las cifras de aprobación y reprobación, y
a partir de estos datos se integra la estadística educativa oficial
del sistema educativo nacional en la que se presentan estimaciones y coeficientes
de cobertura, reprobación, deserción, eficiencia terminal
y otros.
CADA MAESTRO APLICA las pruebas que le parecen
mejores, sean elaboradas por él mismo o puestas a su disposición
por las autoridades o facilitadas por algún colega o, también,
compradas a alguien que las vende; procede a calificarlas según
sus propios criterios, entre los que cuenta el conocimiento directo que
tiene de cada alumno. Algunos docentes explican a sus alumnos por qué
su nota resultó baja, otros no; las reclamaciones de los estudiantes
inconformes siguen diverso curso en la búsqueda, no siempre exitosa,
de que se rectifiquen "conforme a justicia".
LAS CALIFICACIONES DE este primer sistema son decisivas
para el alumno y su promoción, así como para el funcionamiento
de la escuela; de ellas dependen los certificados de fin de un ciclo o,
en el caso de materias reprobadas en la secundaria, los exámenes
extraordinarios que el estudiante habrá de presentar. Sin embargo,
aunque algunas escuelas las conservan en sus registros año con año,
no se recuperan sistemáticamente de modo que pudieran conocerse
a escala nacional o estatal los niveles de aprendizaje de los alumnos con
base en estas calificaciones.
LA EVALUACION EXTERNA. El segundo sistema de evaluación
es más reciente, no sólo en México, sino en todos
los países: empezó a desarrollarse en la SEP en la década
de los 70 con el propósito de poder elaborar diagnósticos
más independientes y técnicamente fundados sobre algunos
aspectos del sistema educativo aplicando instrumentos estandarizados como
el Instrumento de diagnóstico para Alumnos de Nuevo Ingreso a Secundaria
(IDANIS) o el Diagnóstico y Clasificación para Ingresar a
la Educación Normal (IDCIEN); a principios de los 90 se impulsaron
otros exámenes masivos para evaluar el aprendizaje de los alumnos:
Estudio Integral de la Educación Prescolar, Primaria y Secundaria,
Evaluación del Programa para Abatir el Rezago Educativo (PARE),
Estudio de Evaluación de la Educación Primaria (EVEP) y otros
vinculados a la Carrera Magisterial. A fines del sexenio anterior, en 1998,
empezaron también a aplicarse las pruebas de Estándares Nacionales,
basadas en lo que prescribe el currículo, en lectura y matemáticas;
se aplicaron a muestras nacionales en primaria y secundaria; también
empezó México a participar en algunas evaluaciones internacionales.
LOS RESULTADOS DE estas evaluaciones externas,
que persiguen diversos propósitos y miden aspectos diferentes, provienen
de instrumentos técnicamente elaborados, fueron procesados por la
SEP, aunque rara vez se difundieron como hubiera sido debido. Con la creación
del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación
(INEE) (agosto de 2002) estos resultados, que contemplan el sistema educativo,
no al alumno o a la escuela individual, están siendo revisados (véase
Comunicado 83, 23/8/02). Entre SEP, INEE y gobiernos estatales se
espera integrar un sistema nacional de evaluación educativa, basado
en pruebas e indicadores, que sea técnicamente sólido, confiable
y coherente.
RESULTADOS NO COMPARABLES. Los resultados de los
dos sistemas evaluativos no son comparables, pues difieren en sus propósitos,
instrumentos, escalas y procedimientos. Tampoco son antagónicos:
la evaluación externa es complementaria de la de los maestros. En
la medida en que las evaluaciones externas vayan siendo comprendidas y
utilizadas para la mejora de la calidad educativa, las escuelas y los maestros
las irán aprovechando, tanto para afinar los procedimientos y criterios
que aplican en sus evaluaciones como para conocer mejor la calidad de su
educación y la ubicación que guarda su escuela en su estado
o en el país.
LOS RETOS DE AMBOS SISTEMAS. La sociedad mexicana
deposita su confianza en la capacidad y sentido de justicia de sus maestros,
quienes, se supone, son profesionales de la enseñanza y de su evaluación.
Pero es un hecho que las evaluaciones realizadas por los docentes adolecen
generalmente de un carácter artesanal y se prestan a decisiones
subjetivas con frecuencia cuestionables. De forma regular, lo que el maestro
califica son actitudes, comportamientos, es decir, el nivel de adaptación
del alumno al sistema, mientras que toma poco en cuenta las habilidades
y conocimientos. Los exámenes que compran algunos maestros o los
que ellos mismos fabrican no están estandarizados, algunos ni siquiera
coinciden con los actuales currículos de las asignaturas, y la normatividad
vigente no se ocupa ni de la calidad de las pruebas ni de los criterios
y procedimientos con que se aplican y corrigen. Algunos criterios, como
el de "no reprobar a más de 10 por ciento de los alumnos", aunque
ya no se aplican con rigor, siguen pesando en las prácticas evaluativas.
Resulta clara la necesidad de trabajar a nivel de política educativa
en educar a los maestros para evaluar.
AUNQUE EL SISTEMA funciona, puede y debe mejorar.
Más allá de sus consecuencias para el alumno individual,
y del hecho de que estas calificaciones no se integran nacional o estatalmente,
quienes conocen y manejan la estadística educativa señalan
muchas deficiencias de ésta, cuyo origen se encuentra en la información
que proviene de las escuelas, incluyendo calificaciones. Hay muchas tareas
pendientes para mejorar el primer sistema.
RESPECTO AL SEGUNDO sistema, los retos son también
difíciles (véase Comunicado 8: La evaluación educativa
a debate, 14/5/99). Se ha hecho mucho en el país en materia
de evaluación externa, pero con serias deficiencias que dificultan
aprovechar sus resultados: ha habido diversidad en las muestras escolares
y escalas empleadas, en los modelos sicométricos a los que se han
ajustado, interferencias administrativas en sus aplicaciones, ignorancia
de los factores llamados de contexto que influyen en el aprendizaje, entre
otras. Diversos proyectos del INEE y del Centro Nacional de Evaluación
para la Educación Superior (Ceneval) trabajan actualmente con miras
a que se puedan aprovechar las bases de datos de esas evaluaciones. Además,
está en marcha un proyecto de evaluación de escuelas cuyos
resultados aún no se conocen.
SE ESPERAN CON gran interés los resultados
del aprendizaje a escala nacional correspondientes al ciclo escolar que
está por concluir (2003-2004), primero en el que el INEE ha aplicado
sus propias pruebas basadas en estándares nacionales; será
la línea base con la que se podrán comparar evaluaciones
futuras.
HACIA UNA POLITICA NACIONAL de evaluación.
Con las primeras publicaciones del INEE se han puesto en la mesa de los
debates educativos muchos temas relacionados con la evaluación.
Empiezan a dibujarse con mayor precisión problemáticas conceptuales
y técnicas que antes no se definían: la multidimensionalidad
del concepto de calidad, la diversidad de propósitos que pueden
tener las pruebas, la necesidad de tomar en cuenta los factores de contexto
que condicionan el aprendizaje y cuestionan la equidad, la comparabilidad
de los resultados de los diversos exámenes o la interpretación
de los que arrojan las pruebas internacionales.
SERA NECESARIO AVANZAR en el esclarecimiento de
estas cuestiones, no menos que en los esfuerzos técnicos para mejorar
lo indicadores existentes y explorar otros, o en las maneras de evaluar
en sus diversas dimensiones las escuelas como unidades operativas. Finalmente,
cada nivel educativo tienes sus propios retos de evaluación.
LAS PREGUNTAS BASICAS. A los alumnos y a sus padres
les interesa saber, además de las calificaciones obtenidas, si la
escuela a la que asisten los primeros es buena, regular o mala; les interesa
definir qué es calidad en educación y cómo conocerla.
Desde otra perspectiva, las mismas preguntas interesan a las autoridades
y a los investigadores especializados: para evaluar un sistema educativo
hay que adentrarse en las complejidades de la calidad y de su conocimiento.
También los medios de comunicación, que empiezan a comentar
noticias relacionadas con la evaluación, requieren saber qué
es calidad y familiarizarse con las técnicas de su medición.
DEBEN SER BIENVENIDOS los debates sobre estos temas;
significan que empieza a fortalecerse una cultura de la evaluación,
que particularmente bajo la perspectiva de las calificaciones escolares
ha sido poco atendida. Antes se ponía énfasis en los insumos
y ahora empieza a desarrollarse una cultura de evaluación diferente,
sobre todo basada en pruebas estandarizadas, en los resultados. Entonces,
¿por qué no son comparables los resultados de diversas evaluaciones?
¿Por qué un estado puede ocupar un lugar de avanzada en un
aspecto de su educación y uno de los últimos en otro? ¿Por
qué son engañosos los rankings (ordenamiento de escuelas)
que reducen la calidad a sólo uno de sus aspectos? Como sociedad,
además, nos interesa saber sobre qué resultados de las evaluaciones
debiera versar la rendición de cuentas de las autoridades, cómo
exigirla y con qué frecuencia. ¿Qué corresponderá
hacer a la SEP, a los gobiernos estatales y al INEE en una política
nacional de evaluación educativa?
A PREGUNTAS COMO ÉSTAS nos conduce el calendario
en esta época de exámenes.
Todos los ciudadanos están cordialmente invitados
a sumarse a nuestra iniciativa. Favor de enviar sus nombres con sus datos
de localización e identificación al correo electrónico:
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http://www.observatorio.org
Escúchenos por:
Radio UNAM (860 AM) en el programa Deslinde,
el primer lunes de cada mes a las 19 horas
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