México D.F. Sábado 29 de mayo de 2004
Birgita Leander llama a darles voz y voto en instancias nacionales
Preservar sus lenguas es máxima urgencia de los pueblos indígenas
ARTURO JIMENEZ
Más que un aumento considerable de los recursos económicos o la necesidad de voluntad política de los gobiernos nacionales, la urgencia en relación con los pueblos indígenas del mundo es preservar sus lenguas, las cuales peligran y desaparecen ante la influencia de los medios de comunicación y la globalización.
Se sabe, dice la antropóloga sueca Birgitta Leander, editora de códices y primera coordinadora en la UNESCO de Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo (1995-2004), que cada semana desaparece uno de los todavía miles de idiomas indígenas del planeta.
Muchas veces son los propios sistemas educativos los que operan contra su preservación, agrega, pues aunque se cuenta con programas bilingües, muchas veces la meta es, como en América Latina, la ''hispanización de los niños". Por eso debe profundizarse la educación en los idiomas originarios y su difusión.
Y para la lucha por el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas, destaca la importancia de darles voz y voto en las instancias nacionales.
''Si se hace un proyecto que se llama Puebla-Panamá, que atraviesa zonas de poblaciones indígenas, pues entonces hay que preguntarles qué opinan del asunto."
La especialista fue entrevistada luego de la presentación de la edición del Códice mapa Quinatzin, realizada por Luz María Mohar la noche del jueves en el Centro Cultural Isidro Fabela.
Llamada de atención
Leander trae a cuento un concepto que la UNESCO defiende y hasta hace unos años casi no era considerado: el de patrimono cultural intangible, para diferenciarlo del patrimonio tangible, como es una pirámide u otro edificio.
Los elementos de las culturas indígenas como lengua, danzas y tradiciones como el Día de Muertos en México, serían ejemplos de patrimonio cultural intangible.
Dice que el decenio fue creado a iniciativa de los propios indígenas, quienes cuestionaban que la ONU sólo se ocupara de los grupos en el poder, de los gobiernos y de las culturas y sistemas predominantes.
Como ejemplo de los trabajos por ese decenio, Leander menciona el proyecto Mundo Maya, que abarca cinco países, entre ellos México, y por el que se impulsó la enseñanza de la lengua maya y se editaron libros para esa población indígena.
Sabe que "hay mucho que hacer" y que los resultados son "mínimos en comparación con la dimensión de los problemas indígenas, como la falta de reconocimiento de sus culturas.
Pero considera que el decenio ha contribuido a "llamar la atención" sobre la existencia de esas culturas y la importancia que tienen para "identidad múltiple" de los países donde existen poblaciones indígenas.
La cuestión es el poder
Acerca de la polémica definición de lo indígena o lo autóctono, dice que en la UNESCO se considera así a los pueblos que han vivido originalmente en un territorio que ha sido invadido por otros pueblos o poblado mediante migraciones.
Y ante la cuestión de que galos o celtas, por ejemplo, pueden también ser considerados indígenas, advierte que otro factor de definición determinante es que los indígenas no tienen el poder y aquellos grupos sí.
Recuerda que no sólo hay indígenas en América, sino en muchas partes del mundo, como Australia, Japón, Africa o su propio país, Suecia, donde viven los saamis, popularmente conocidos como lapones.
''En mi país, aunque faltan cosas por hacer, el pueblo saami tiene voz y voto en el gobierno, y si éste decide hacer una carretera o una presa hidráulica, les pide opinión porque puede afectar a sus manadas de renos. Y si dicen no, es no."
Comenta que es mestiza y que a principios del siglo XX sus abuelos saamis, originarios de Laponia, padecieron la discriminación de su lengua en la escuela.
''Hoy los saamis son orgullosos de ser saamis y se han permitido hacer una universidad para los saamis de los cuatro países."
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