México D.F. Sábado 29 de mayo de 2004
Cumplen autoridades su advertencia de no dar concesiones a "los vándalos"
Deja la trifulca al menos 20 lesionados
FABIOLA MARTINEZ Y JOSE DIAZ ENVIADA Y CORRESPONSAL
Guadalajara, Jal., 28 de mayo. "El éxito depende de lo unidos que estemos. šAguanten!", fue la orden de un jefe de la policía estatal a un grupo de granaderos agotados, luego del largo enfrentamiento de unos 300 jóvenes con las fuerzas de seguridad de Jalisco, el cual dejó un saldo de al menos 20 lesionados. Entre los uniformados se calculan 15 golpeados, sin mencionar a la muchedumbre afectada por la excesiva cantidad de gases (lacrimógeno y pimienta) lanzada por el cuerpo antimotines.
Las cifras son extraoficiales -según versiones recabadas con paramédicos y elementos de seguridad-, pues al cierre de esta edición aún no había reporte formal de las autoridades estatales. Sólo el director de Seguridad Pública de Jalisco, Aldo Momjardín, habló de 15 lesionados, pero no precisó de qué bando.
Los hechos también dejaron varias decenas de comercios dañados en el centro de la ciudad, principalmente vidrios rotos, pintas y mobiliario urbano.
De esa forma concluyó la movilización convocada por organizaciones sindicales, campesinas, sociales y estudiantiles en rechazo a la tercera cumbre de América Latina, el Caribe y la Unión Europea, marcha que por más de tres horas se había desarrollado de forma pacífica.
La cita fue a las cuatro de la tarde en la plaza de la Minerva, ubicada en López Mateos y Vallarta, a unos cinco kilómetros del centro de la ciudad, sede del cónclave de mandatarios.
En el emblemático monumento de esta capital se reunieron representantes de medio centenar de organizaciones civiles, tres bandas de rock y un grupo amplio, quizá unos 500, de los autodenominados anarcos, muchos más de los que acudieron a pasadas cumbres en Cancún y Monterrey.
Ahí estaban pobladores de Atenco alzando sus machetes; niños, jóvenes y adultos, entre otros.
El cronograma y los acuerdos estaban aceptados: una protesta pacífica y después, cuerpo a cuerpo con la policía, "la responsabilidad sería de cada quien". Iniciaron el avance en punto de las cinco de la tarde. La descubierta comenzó el recorrido por la avenida Vallarta al calor de más de 30 grados centígrados. Dos horas después la marcha seguía sin incidentes, salvo algunas pintas realizadas en un restaurante de lujo y un Mcdonalds, para no variar.
Sin embargo, dos horas más tarde, justo en el entronque de Juárez con 16 de Septiembre empezó la batalla campal con los granaderos. Los trabajadores y campesinos pintaron su raya y poco a poco se retiraron. Empezó la refriega, el gas pimienta, lacrimógeno y el "frío", lanzado por bomberos. šLa rebelión se justifica!, gritó al final una muchacha que escapó de ser detenida. Otros de sus compañeros no corrieron la misma suerte; uno fue golpeado por más de cinco granaderos a bordo de un camión de pasajeros. Al lado de la golpiza al muchacho, se alcanzaba ver a un hombre de baja estatura que no dejaba de hablar por teléfono. Era el procurador de Jalisco, Octavio Solís, resguardado por unos 30 judiciales con un distintivo verde fosforescente en el pecho. El funcionario no dejaba de dar órdenes, aun cuando ya había terminado la refriega, la golpiza y la gaseada. Así cumplió la policía su advertencia de que, a diferencia de la ciudad de México, en la capital jalisciense no habría concesiones "para los vándalos".
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