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México D.F. Viernes 28 de mayo de 2004
PARAJE SAN JUAN: EL DESCARO
No
es fácil comprender el "descubrimiento" anunciado ayer por la Secretaría
de la Reforma Agraria (SRA) de que el Paraje San Juan es propiedad de la
nación. Si el Ejecutivo federal dejó pasar los primeros tres
años y seis meses de su sexenio antes de caer en la cuenta de ese
dato y dejó correr, mientras tanto, procesos legales viciados e
irregulares que habrían podido culminar con un daño por más
de mil 800 millones de pesos al erario público, o bien con una destitución
aberrante e injusta del jefe del gobierno capitalino, quien se negó
siempre a pagar esa suma, tal omisión sólo puede entenderse
como resultado de una ineficiencia y un descontrol monumentales y exasperantes,
o bien como un indicio más de la mala fe con que actúa el
foxismo contra el titular del gobierno capitalino, Andrés Manuel
López Obrador, actitud que el secretario de Gobernación,
Santiago Creel, se empeñó ayer en negar, pero que a los miembros
del actual gabinete se les asoma por todas partes.
Como quiera, el hecho es que el "descubrimiento" de la
SRA pone de manifiesto que la decisión de López Obrador de
no pagar la multimillonaria indemnización que un grupo de vivales
pretendía obtener por mecanismos fraudulentos fue justa y correcta
en todo momento, y que las mafias de la especulación inmobiliaria
-en la capital, y acaso también en resto del país- disponen
de poderosos protectores: la ineptitud, la mezquindad política o
la complicidad del Poder Ejecutivo, o las tres cosas juntas; la venalidad
de dependencias del Poder Judicial que emiten fallos con base en documentos
falsos y derechos de propiedad inexistentes, y los grupos de coyotes
que litigan con el propósito de ordeñar, a costa de lo que
sea, las arcas del Estado. No parece casual, a este respecto, que los abogados
de Carlos Ahumada Kurtz sean los mismos que defienden al presunto defraudador
del caso del Paraje San Juan, Enrique Arcipreste del Abrego, y que, según
afirmó ayer López Obrador, los nombres se repitan en el caso
de El Encino, del cual la Presidencia, por mano de la Procuraduría
General de la República (PGR), tomó el pretexto para pedir
a la Cámara de Diputados el desafuero del jefe del Gobierno del
Distrito Federal (GDF).
El dato divulgado ayer por la SRA pone en entredicho
la expropiación del predio, firmada en 1989 por Carlos Salinas,
y a muchos otros protagonistas del caso. ¿Con qué propósito
expropió el entonces presidente un terreno que pertenecía
a la nación? ¿A qué se refería Manuel Camacho
-regente, en aquel entonces, de la capital- cuando afirmó, en octubre
del año pasado, que esa expropiación se realizó "con
estricto apego a derecho" y con el propósito de desactivar un conflicto
social? ¿A qué intereses servía la juez Gabriela Rolón,
la cual ordenó ese mes al GDF que pagara a Arcipreste los más
de mil 800 millones de "indemnización"? ¿Qué clase
de legalidad impusieron los ministros de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación cuando, en 2001, conminaron y obligaron al entonces delegado
en Iztapalapa, René Arce Islas, con amenaza de destitución,
inhabilitación y encarcelamiento, a pagar 31 millones de pesos de
"indemnización" por una parte del predio referido a Francisco Arteaga,
un particular que previamente estuvo preso por despojo? ¿Qué
buscaba Diego Fernández de Cevallos cuando, en octubre del año
pasado, calificó de "corrupto", "tramposo", "deshonesto" y "payaso"
al gobernante capitalino porque éste se negó a entregar la
millonaria suma al "dueño" del Paraje San Juan? ¿No ameritaría
la "aclaración" de la SRA que se llamara a declarar a Juan Miguel
Alcántara Soria, ex procurador de Guanajuato, integrante del bufete
de Fernández de Cevallos y quien en alguna ocasión acudió
al GDF a negociar en nombre de algunos de los "propietarios" del Paraje
San Juan y del predio El Encino?
Independientemente de esas dudas, el "hallazgo" de la
SRA no parece manifestar la "cooperación del gobierno del presidente
Vicente Fox con el Gobierno del Distrito Federal" -Santiago Creel dixit-
sino, más bien, la desesperación y el empantanamiento del
gabinete foxista, más enredado que nunca en lo que se percibe como
una conspiración para destruir mediática, política
y jurídicamente al titular del Ejecutivo capitalino. La "cooperación"
que pudo verse ayer ocurrió, en cambio, entre dos legisladores priístas
y uno panista, los tres integrantes de la sección instructora de
la Cámara de Diputados, que votaron por iniciar el aberrante juicio
de procedencia contra López Obrador por el caso de El Encino, muy
similar al del Paraje San Juan. Poco antes, el dirigente tricolor,
Roberto Madrazo (enemigo histórico de López Obrador), había
sido recibido en Los Pinos -sin condiciones previas, por cierto- por el
presidente blanquiazul, Vicente Fox. ¿Otra coincidencia?
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