"Herida y humillada", la humanidad, afirma

La tortura, afrenta intolerable a la dignidad humana: Papa

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Ciudad del Vaticano, 27 de mayo. Juan Pablo II condenó públicamente este jueves la tortura y la consideró una afrenta intolerable a la dignidad humana, una semana antes de la visita del presidente estadunidense, George W. Bush, quien enfrenta un escándalo por ve-jaciones a detenidos en Irak.

El Papa polaco no mencionó al invadido país al condenar la tortura en su mensaje a los nuevos embajadores en el Vaticano.

Pero fue la primera vez que Karol Woj-tyla habla públicamente sobre la tortura, desde la aparición el mes anterior de las fotografías de soldados estadunidenses ve-jando a prisioneros iraquíes en la tristemente célebre cárcel de Abu Ghraib.

"Escuchamos reportes perturbadores de todos los continentes sobre el estado de los derechos humanos, que revelan que las personas, hombres, mujeres y niños, son torturadas y humilladas en contra de la Declaración Universal de los Derechos Humanos", dijo el Papa.

"Toda la humanidad está herida y humillada. Debido a que cada hombre es nuestro hermano, no podemos permanecer en silencio ante estos actos ilegales, que no pueden ser tolerados", agregó.

En semanas recientes, algunas figuras del Vaticano han criticado duramente a Estados Unidos por las vejaciones a prisioneros en Irak. El discurso del Papa adquiere relevancia porque tiene previsto reunirse con Bush durante su visita a Roma, el 4 de junio.

"Es deber de todos los hombres de buena fe, así tengan responsabilidades importantes o sean simples ciudadanos, hacer todo lo posible para respetar a cada ser humano", dijo Wojtyla en francés a los diplomáticos.

La semana pasada un alto cardenal estadunidense en el Vaticano atrajo duras críticas de parte de los conservadores de su país, por acusar a la administración de Bush de "fallas morales" y engaños en Irak. El purpurado también advirtió que la guerra comprometió seriamente las futuras relaciones con el mundo árabe.

El Papa se opuso fuertemente a la invasión liderada por Estados Unidos y envió mensajeros tanto a Bush como al presidente iraquí, Saddam Hussein, para tratar de evitar el conflicto.