Jaime Martínez Veloz

Bienvenido, Rodríguez Zapatero

La próxima tercera cumbre América Latina, el Caribe y la Unión Europea de Guadalajara puede terminar recreando una suerte de comedia de la época de oro del cine mexicano, que con artistas grandiosos de la talla de Joaquín Pardavé caricaturizó las ridículas actitudes arribistas y provincianas de las clases en el poder, aderezadas hoy con cajeta de Celaya.

Con el ampuloso ceremonial propio de quienes son conscientes de su franca desventaja económica y política, los anfitriones, es decir, nuestros gobernantes, se aprestan más que otra cosa a tratar de sacar ventajas propagandísticas y publicitarias de un acto al que es difícil encontrar beneficios reales, palpables, lo cual es razonable si tenemos en cuenta la ausencia de algún tipo de política exterior digna, congruente o, por lo menos, seria.

Ni siquiera la aparente "preocupación" por los derechos humanos en el mundo ha redituado beneficio alguno a México, sino que, por el contrario, le ha ocasionado una serie de conflictos gratuitos al exterior, además de enrarecer el ambiente político internacional. Del "comes y te vas" pasamos al "mejor ni vengas".

México ha perdido aquellas ventajas potenciales del liderazgo moral con el que en un tiempo contó en América Latina, aun concediendo que tal directiva se sustentara parcialmente en la política de doble moral del gobierno en su tratamiento a la dinámica democratizadora en el continente y a la realidad local.

En estos tiempos ya se ha dado la espalda a la parte sur de América, y el gobierno federal se ha dedicado a tratar de congraciarse con el gobierno estadunidense, aun cuando la experiencia demuestra los riesgos de andar de ofrecidos con los poderosos, quienes de manera invariable desprecian tal actitud.

Ante Brasil y Chile, México ha perdido presencia y los espacios de poder vacíos terminan por ser ocupados. La estabilidad económica chilena y la emergencia del gigante brasileño son activos contra los que México poco tiene que ofrecer para compensar sus desventajas. Pero, además, se carece de cualquier estrategia latinoamericana y caribeña en conjunto, por lo menos en lo que toca a la responsabilidad del Poder Ejecutivo mexicano para cabildear con sus contrapartes. Ante Europa, en grado creciente de fortalecimiento integral, se presenta un frente heterogéneo, desordenado y disperso.

En su último paseo por el viejo continente, Ernesto Derbez se mantenía quieto y callado como ratón, hasta que se le fue la lengua y ofreció, en su carácter de comandante Agallón Mafafas, carne de cañón para Irak, obteniendo el apoyo inmediato de su antecesor, Nene Castañeda, en su papel del fiel soldado raso, Juan Garrison. (Con respeto y admiración para Los Polivoces.) Tal despropósito debió ser refutado por quien se supone es su jefe y con quien también supuestamente se debe coordinar.

Mientras, oportunistas y aventureros locales aprovechan para tratar de jalar agua a su molino. Intelectuales orgánicos, llevados por la ilusión de las tecnologías televisivas, promueven la genial idea de utilizar métodos de los reality shows y pontifican las conveniencias de armar unos Big Brothers políticos "para alcanzar acuerdos nacionales".

En realidad estos renegados del ayer y de su historia personal, que era su mayor patrimonio, tienen como propósito armar el caldo gordo al mercenario Castañeda, absurdo Quijote del oportunismo, que para acabar con las mafias de los partidos va a formar él mismo uno más con el apoyo de la mafia de Miami. ƑQuién paga la "campaña presidencial" de espots televisivos de Castañeda? ƑDe dónde mulas, Pedro?

Entre tanto, en medio de una cumbre de países "defensores de los derechos humanos", que no se atrevieron a criticar la violación de los derechos humanos en Irak que lleva a cabo el gobierno de Bush, sobresale la figura y presencia del nuevo mandatario español, surgido de un proceso electoral en el que la ciudadanía se atrevió a decir šbasta a la guerra! Sus conceptos vertidos en la entrevista realizada por Joaquín López Dóriga permitió conocer a muchos mexicanos la forma de contextualizar la relación de México y España, así como la responsabilidad de ambos frente a la comunidad hispanoamericana.

El énfasis en supeditar las relaciones económicas a un ámbito más amplio que tenga como eje nuestras raíces culturales, habla de una concepción diametralmente opuesta a la impuesta hasta hoy a toda costa, cueste lo que cueste.

Bancos, aeropuertos, energía y paraestatales mexicanas rentables fueron entregadas a voraces compañías extranjeras, muchas españolas, en un desbordado frenesí por desfondar el Estado y la economía mexicana. Lástima que al frente de nuestro país estén personajes que no entiendan esa responsabilidad. Se hallaban mejor con Aznar, el recadero de Bush.

šBienvenido José Luis Rodríguez Zapatero, jefe del gobierno de España!

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