México D.F. Viernes 28 de mayo de 2004
La legalidad internacional, principio irrenunciable,
expresa el gobernante español
Rodríguez Zapatero encomia el rechazo de México
a la intervención en Irak
Prioritaria, la relación
diplomática con el país, indica en su visita a la Permanente
ANDREA BECERRIL
Un efusivo aplauso de diputados y senadores hizo que el
presidente del gobierno de España, José Luis Rodríguez
Zapatero, detuviera su discurso, justo cuando acababa de explicar que en
cuanto asumió funciones ordenó el regreso de las tropas españolas
de Irak, porque el respeto a la legalidad internacional es "un principio
irrenunciable".
Los
legisladores reunidos en el salón de sesiones de la Cámara
de Senadores ovacionaron a Rodríguez Zapatero, quien trató
de reiniciar de inmediato el hilo de su mensaje para subrayar que ''el
recurso de la fuerza tiene que ser de naturaleza absolutamente excepcional,
previo agotamiento de todas las vías de negociación'' y sólo
con el apoyo de Naciones Unidas.
El recién electo presidente del gobierno fue recibido
en sesión solemne por la Comisión Permanente del Congreso
de la Unión, en un acto de gran calidez, como pocos se recuerdan,
que se inició con una cita de El Quijote, en voz del presidente
del órgano legislativo, Enrique Jackson, para reafirmar que México
y España tienen una amistad "fuera de toda sospecha" y que concluyó
con la ruptura de todo protocolo, cuando un grupo de senadoras rodearon
a Rodríguez Zapatero para felicitarlo por la conformación
de su gabinete y tomarse fotos con él.
Previo a su participación ante el pleno, Rodríguez
Zapatero se reunió con los integrantes de la mesa directiva de la
Permanente, que encabeza el priísta Jackson. Hubo intercambio de
regalos. El visitante entregó una serigrafía con motivos
abstractos y éste a su vez recibió un árbol de la
vida en plata, con base de ónix -elaborado por artesanos del estado
de México-, además de muestras de simpatía de todos
los legisladores.
Ya en un salón de sesiones lleno, Jackson dijo
al gobernante que México comparte con España la necesidad
de establecer un nuevo orden mundial que no acepte la imposición
de medidas unilaterales, el autoritarismo ni el sometimiento de los pueblos
por la fuerza de las armas.
Rodríguez Zapatero comenzó su discurso con
la evocación del apotegma de Benito Juárez, "el respeto al
derecho ajeno es la paz", sólo que invirtió la frase, aunque
pocos se dieron cuenta. Rindió tributo al pueblo mexicano "por la
generosidad que siempre tuvo con los españoles en los momentos más
difíciles de nuestra historia", por haber recibido al gobierno republicano
en el exilio, y delineó la nueva política exterior de España.
En cuanto aludió a su decisión de retirar
las tropas españolas de Irak, se escuchó una estruendosa
ovación, que desconcertó un poco al gobernante, que no le
impedió explicar que la intervención de Estados Unidos en
el país árabe no tuvo el aval de la ONU ni se centró
en impulsar la reconstrucción del país y garantizar la seguridad
de la población.
Reconoció ''la valentía''de México
al oponerse a la intervención militar en Irak y agradeció
la cooperación que nuestro país ha brindado al suyo en la
lucha contra el terrorismo.
La segunda gran ovación se escuchó cuando
insistió en ''el carácter absolutamente prioritario'' que
su gobierno concede a la relación con México. ''No en vano
mi primer desplazamiento a Iberoamérica, desde que asumí
mis responsabilidades como jefe de gobierno, ha sido a este país.
Creo que el gesto habla por sí solo".
Resaltó luego que ''Europa y América, profundamente
unidas en el pasado, no deben dejar de estarlo en el futuro'', y concluyó
su discurso con un pensamiento de Octavio Paz: ''sin democracia la libertad
es una quimera'', y un llamado: ''trabajemos juntos por consolidar nuestras
democracias''.
Apenas terminada la sesión, cuando Rodríguez
Zapatero bajó de tribuna fue rodeado por un grupo de senadoras y
diputadas. La primera de ellas, la panista Filomena Margaiz, quien dejó
a un lado su habitual timidez para animarse a felicitarlo por haber incluido
a "muchas mujeres" en su gabinete. ''Sí, es paritario; son ocho
ministros y ocho ministras'', respondía sonriente el presidente
español, mientras otra senadora del PAN, Lidia Madero, y las priístas
Martha Tamayo, Noemí Lagunes y Flavia Irene Ureña, pedían
fotografiarse con el invitado.
Todos y todas querían tomarse la foto con el joven
presidente socialista. Este se dio un momento para platicar con la senadora
Dulce María Sauri, mientras sus ordenanzas -un pequeño y
discreto equipo de seguridad- trataban de sacarlo del salón de sesiones,
ya que su agenda registraba retraso.
La presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores
para Europa, Laura Alicia Garza Galindo, que lo acompañó
hasta la salida del recinto, pudo hablar con él unos minutos. ''Estamos
muy contentos en México por la forma en que está gobernando,
con mucha firmeza, muy aventado''.
-¿Que es aventado? -inquirió Rodríguez
Zapatero.
-Muy echado para adelante -precisó Garza Galindo,
quien recibió a cambio una confidencia del presidente español
: ''Y lo que falta aún''.
Antes de salir de la casona de Xicoténcatl, hasta
piropos se llevó, ya que al saludar a la prensa una reportera no
se aguantó y le gritó: "Déjenos ver esos ojos bellos".
Ruborizado, volteó, accedió a más fotos, mientras
sus ordenanzas insistían: "Señor presidente, vamos, es tarde".
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