México D.F. Domingo 23 de mayo de 2004
Es la flor más numerosa del planeta,
con 30 mil especies
Culmina hoy exposición de orquídeas en
el Franz Mayer
JAIME WHALEY
Las orquídeas, las plantas más extendidas
de la Tierra, invaden los monacales pasillos del museo Franz Mayer en la
exposición de primavera que esta tarde concluye.
Representativas de las casi 30 mil especies de esta planta
de fácil cultivo, contrariamente a la creencia popular que le atribuye
dificultades para su crianza, se muestran a los curiosos visitantes del
museo que por esta semana trocaron el visitar las salas por caminar por
los corredores, tanto de la planta baja como del primer piso, para interiorizarse
en la vida de estas plantas que deben su nombre, desde los inmemoriales
tiempos de los griegos clásicos, a su forma de testículos.
La
asombrosa gama de formas, tamaños, olores y coloraciones de estas
plantas de las que se cree, según explica Omar Rocha, biólogo
y presidente de la Asociación Mexicana de Orquideología,
(AMO), que hay más de 30 mil especies en el planeta, lo que las
convierte en la familia más numerosa sobre el globo terráqueo.
Desde una diminuta, plantada en una maceta más
semejante a un dedal, hasta la stanhopea tigrina, que abunda en
Chiapas, y da las flores más grandes, las orquídeas pasan
lista de asistencia. Se dice que en México se puede encontrar desde
la minúscula platystele jungermannionides, que difícilmente
se distingue de un musgo, hasta aquellas que festonean los árboles
de las selvas que alcanzan tamaños cercanos a los 30 metros. Lo
mismo las híbridas que las silvestres, y estas últimas están
en crisis por su irrefrenable recolección -se dice que se pagan
50 centavos por planta que luego se revende a 10 pesos- se exhiben ante
el asombro de los interesados.
De la laelia purpurata, la flor nacional de Brasil,
a la cattleya, diríase que la clásica, esa que se
regala en cajas transparentes, las orquídeas lo mismo penden de
un alambre que del tronco de un árbol, de ahí el que sean
plantas epífitas, sin que lleguen a ser parásitas; las flores
despiden sus aromas que también son amplios: la gama va de chocolate
a carne podrida, aunque estas últimas no están en la exposición.
En un cajón se exhiben las miniaturas, que son
mayormente híbridas, particularidad que la AMO busca extender más
para evitar la recolección indiscriminada.
Las orquídeas no nada más tienen uso ornamental.
Registros médicos del siglo XVII señalan que los rizomas
de los géneros ophris y platanthera se utilizaban
homeopáticamente para la cura del reumatismo ciático. En
la actualidad, en la isla de Java, las flores son usadas como ungüento
para calmar los nervios alterados, según se informa.
Si acaso no se tiene el tiempo de ir hasta el museo para
enterarse sobre estas fascinantes plantas -de las que el mismo Franz Mayer
era un fanático, por lo que el filántropo alemán dejó
en su legado una cláusula en la que a su fallecimiento se apoyara
cualquier acción encaminada a la difusión de la cultura orquidearia-
se puede hacer contacto con la AMO a la dirección electrónica:
[email protected].
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