México D.F. Viernes 21 de mayo de 2004
Varios de los mejores atletas del mundo, en
el Grand Prix de Atletismo en CU
A pesar de la ausencia de Ana Guevara, la venta de
entradas supera expectativas
Jerome Young confía en que Alejandro Cárdenas
logrará clasificarse a los Juegos Olímpicos
JORGE SEPULVEDA MARIN
Pese a la ausencia de Ana Guevara en la pista del Grand
Prix de atletismo, este sábado en el estadio Olímpico Universitario,
la venta de entradas ha superado las expectativas, informó Germán
Silva, organizador del certamen que reunirá a varios de los mejores
exponentes del orbe.
El
ex maratonista anunció que un compositor escribió un tema
musical para la campeona mundial en 400 metros, que seguramente conmoverá
a los asistentes a la reunión atlética, donde será
interpretado este sábado.
En el hotel sede de la competencia, la especialista estadunidense
en 100 metros, Inger Miller, comentó que independientemente de que
sean o no perseguidos los atletas de ese país por casos de dopaje,
lo más importante debe ser que los siguientes Juegos Olímpicos
sean lo más limpios posible.
El campeón mundial en 400 metros, el naturalizado
estadunidense de origen jamaiquino, Jerome Young, apuntó que Michael
Johnson fue el mejor de su tiempo en esta distancia, pero ahora llegó
su turno a la siguiente generación. Aún deberá buscar
su boleto para Atenas.
Daré una buena carrera: Reina
Young confió en que el mexicano Alejandro Cárdenas
logrará su clasificación a la justa veraniega, pero le recomendó
concentrarse en lo que hace para recuperar el nivel que tuvo anteriormente.
El español Antonio Reina, corredor de 800 metros,
anticipó que dará una buena competencia este fin de semana,
"porque seguramente nos caerá muy bien este primer contacto en la
pista con gente de este calibre".
Más tarde, en la pista del Centro Deportivo Olímpico
Mexicano, cuatro competidores estadunidenses acudieron a entrenar.
Ataviados con doble malla, Michel Collins (200 metros);
Bernard Williams (100); John Cipel (100 y 200), y Kevin Dilworth, de salto
de longitud, trabajaron unas dos horas.
Trotaron unos minutos, luego sentados hicieron varios
ejercicios de elasticidad y flexibilidad. Movían las piernas, se
tocaban las rodillas con la frente, rodaban de un lado al otro con las
piernas dobladas y extendidas, para terminar con diversos movimientos estirados.
No paraban de hablar, de reír y de darse ánimos.
Después, con exagerada delicadeza, cambiaron sus
tenis por spikes para meterse a la pista, en la que previamente
Williams había medido con una cinta y marcado con un tenis 50 metros.
Bernard y Kevin cantaban a ritmo de rap, mientras Cipel prefería
escuchar su walkman, colocado en el bícep izquierdo.
Michel acomodó un arrancador y en siete oportunidades
repitió su salida, aunque parecía no estar satisfecha. Sus
compañeros le gritaban recomendaciones al tiempo que contorsionaban
sus cuerpos para explicarle lo que hacía y lo que debía mejorar.
Terminaron. Se cambiaron los spikes por los tenis,
se pusieron de nuevo la ropa que habían dejado en un rincón
y tras beber un líquido azul hecho en su país regresaron
al hotel sede.
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