México D.F. Viernes 21 de mayo de 2004
Asistentes a la boda sostienen que no dispararon
y los atacaron sin advertencia
Fuerzas de EU, sin respuesta a imágenes de bebés
y mujeres muertos "en combate"
"Sólo respondimos el fuego... ¿Quién
se casa en mitad del desierto?", dice un general
JUSTIN HUGGLER THE INDEPENDENT
Bagdad, 20 de mayo. En el centro de un trozo de
tela recién desanudado yace el cuerpo de un bebé muerto,
con los miembros chorreados de sangre seca. Los dolientes retiran un poco
más la tela y aparece un segundo bebé muerto. Abren otra
sábana y adentro se ven los cuerpos de una madre y su hijo. El niño
o niña, de unos seis o siete años de edad, está pegado
al cadáver de su madre, como buscando refugio. Pero las ropas de
la madres están manchadas de sangre, y el niño no tiene cabeza.
Estas son las imágenes para las que las fuerzas
estadunidenses en Irak no tuvieron respuesta este día. Proceden
de las cintas de video tomadas en el sepelio de los 41 hombres, mujeres
y niños que según los iraquíes perecieron el miércoles
pasado, cuando aviones estadunidenses lanzaron ataques contra una fiesta
de bodas, cerca de la frontera siria.
Las fuerzas de ocupación insisten en que el ataque
se llevó a cabo contra una casa de seguridad utilizada por combatientes
extranjeros que penetran en Irak procedentes de Siria. No niegan que haya
40 muertos, pero sostienen que ellas devolvieron el fuego y que todos los
muertos eran combatientes extranjeros. Sin embargo, no dan ninguna explicación
de las imágenes que muestran niños y mujeres muertos.
Tan
potencialmente dañino es el video para la ocupación estadunidense,
que funcionarios de ese país han exigido que la cadena de televisión
Al-Arabiya, con sede en Dubai, la cual obtuvo la cinta, les proporcione
el nombre del camarógrafo que las captó. Al-Arabiya se ha
negado.
En la cinta, hombres adultos lloran como niños
y se aferran a los cuerpos de sus seres queridos antes que los entierren,
como si no pudieran soportar verlos partir. Hay docenas de atados de sábanas
con estampados de flores, lastimeras mortajas improvisadas. Algunas de
esas imágenes fueron mostradas este jueves en la televisión
occidental, pero no las más perturbadoras: los cuerpos mismos.
"Eran más de dos docenas de hombres en edad militar.
No seamos ingenuos", insistió este jueves el mayor general James
Mattis, comandante de la primera división de la infantería
de marina estadunidense. Pero no supo explicar de dónde salieron
las mujeres y niños masacrados que mostraba el video. "No he visto
las imágenes, pero en las guerras ocurren cosas malas", dijo crípticamente.
"No tengo que disculparme por la conducta de mis hombres."
Los estadunidenses sostienen que vigilaban la frontera
cuando vieron un grupo numeroso de personas sospechosas que se movían
en la zona y enviaron fuerzas de tierra, las cuales fueron recibidas a
tiros. Devolvieron el fuego y mataron a muchos.
Los ocupantes se aferran perrunamente a esta versión
de los hechos, pese a la creciente evidencia de que el ataque se realizó
contra una fiesta de bodas. Más y más testigos oculares aparecen.
Hussein Ali, conocido cantante de bodas iraquí, fue enterrado ayer
en Bagdad junto con su hermano Mohammed. Su familia dijo que actuaban en
la boda cuando llegó la agresión.
Las pruebas que las fuerzas de ocupación han presentado
para respaldar su versión de los sucesos se han venido por tierra.
El general brigadier Mark Kimmitt, vocero militar, dio a conocer que los
soldados recogieron armas, pasaportes sirios y un teléfono satelital
en el sitio de los ataques. Pero el jeque Nasrallah Miklif, cabeza de la
tribu Bani Fahd, a la que pertenecían la mayoría de los muertos,
explicó hoy que era natural, dado el lugar donde se llevó
a cabo el ataque.
La boda se celebró en Makradheeb, minúscula
aldea del desierto, a unos 25 kilómetros de la frontera siria. En
cada hogar iraquí hay un arma, por lo regular un rifle de asalto
Kalashnikov, para protegerse de la impune criminalidad que ha florecido
bajo la ocupación. Pero en el desierto es aún más
natural que los pobladores tengan armas, para defenderse no sólo
de ladrones, sino también de animales salvajes. Todos los aldeanos
son pastores y necesitan también cuidar sus rebaños.
La aldea está ubicada a 120 kilómetros de
la población más cercana, Al-Qa'im, y a 15 de la carretera
más próxima. No existen líneas telefónicas
ni cobertura de telefonía celular. Las comunicaciones con el mundo
exterior son pobres, y los teléfonos satelitales son relativamente
baratos en Irak. Es apenas natural que los aldeanos contaran con uno de
esos aparatos.
Durante generaciones ha habido familias que habitan a
horcajadas en la frontera Irak-Siria, y con frecuencia se dan matrimonios
entre familias vecinas de los dos lados de la frontera. Eso significa que
siempre habrá aldeanos del lado iraquí con pasaporte sirio
y viceversa. Además, muchos de los aldeanos de ambos lados se ganan
la vida pasando ganado de contrabando. Durante años han cruzado
la frontera por esa actividad, que, si bien no es del todo legal, está
muy lejos de equipararse a la de combatientes extranjeros llegados para
atacar a las fuerzas de ocupación.
"¿Cuántas personas realizan una boda en
mitad del desierto, a 15 kilómetros de la frontera siria y 120 kilómetros
del punto civilizado más cercano?", se preguntó hoy el general
Mattis de los marines. La verdad, según lo iraquíes,
es que las nupcias se llevaron a cabo en la aldea donde los invitados nacieron
y vivieron hasta el día de su muerte.
El jeque Mikfil no estaba en el poblado el día
del ataque, aunque lo había visitado. Sin embargo, como líder
tribal habló largamente con los sobrevivientes. Todos los aldeanos
eran miembros de su tribu; las únicas personas ajenas a ésta
que perecieron fueron los músicos. Mikfil ubicó en 41 la
cifra de víctimas mortales, de las cuales 25 pertenecían
a la familia del novio.
La fiesta se celebraba en la casa de Rikat Obeid, papá
del novio. Los recién casados sobrevivieron porque cuando comenzó
el bombardeo no estaban en la casa, sino en una tienda mandada construir
expresamente para la luna de miel. De acuerdo con el jeque, a las 2 de
la mañana, cuando el ataque comenzó, los festejos habían
terminado y los invitados dormían.
Habían avistado helicópteros estadunidenses
más temprano, pero no hicieron disparos y los convidados no estaban
preocupados.
El general Kimmitt declaró ayer: "Enviamos una
fuerza de tierra al lugar, les dispararon y devolvimos el fuego". En cambio
el jeque Mikfil sostiene que el ataque comenzó desde el aire, sin
advertencia. A las 2 de la mañana, de repente, los aviones comenzaron
a bombardear la zona. Tras ellos vinieron los helicópteros, y después
de varias horas de bombardeos llegaron soldados en vehículos blindados
y registraron la devastada aldea.
Al contrario de las versiones que se dieron al principio,
el jeque aseguró que no hubo disparos de jolgorio. Hacer disparos
al aire es tradicional en las bodas en Irak, y en un principio se sospechó
que las fuerzas de ocupación confundieron tales tiros con fuego
hostil, como ocurrió en 2002 en Afganistán, cuando ataques
aéreos estadunidenses mataron a 50 invitados a una boda. Sin embargo,
el jeque asegura que interrogó extensamente a los sobrevivientes
al respecto, y su respuesta fue categórica: nadie disparó
al aire.
Señaló también que la novia vivía
en la misma aldea, por lo cual no hubo movimientos en gran escala de personas
que pudieran levantar sospechas. "Si mataron combatientes extranjeros,
¿por qué no nos muestran los cuerpos?", expresó. "Si
sospechaban que había combatientes aquí, ¿por qué
no vinieron a arrestarlos, en vez de utilizar una fuerza tan grande?"
El jeque sospecha que los estadunidenses actuaron con
base en información falsa de inteligencia, proporcionada por alguien
que quiere incrementar la tensión entre iraquíes y estadunidenses
para desestabilizar la ocupación.
Es imposible conciliar las dos versiones de los sucesos.
Pero a medida que surgen más y más indicios que arrojan dudas
sobre la versión de los ocupantes, y que crece la indignación
de los iraquíes, se vuelve más necesario que las fuerzas
estadunidenses ofrezcan algunas respuestas. Si se produjeron algunas de
las "cosas malas" que "ocurren en las guerras", según las palabras
del general Mattis, necesitan explicar cuáles fueron.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya
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