México D.F. Miércoles 19 de mayo de 2004
Guggenheim es una franquicia que busca éxito financiero, dice
El arte, convertido en una extensión de los centros comerciales: Canclini
FABIOLA PALAPA QUIJAS
Al referirse al proceso de desmaterialización del patrimonio museográfico, el antropólogo y filósofo Néstor García Canclini llamó la atención sobre el doble carácter que presentan varios museos en la actualidad.
Señaló que en la historia de los museos, surgieron dos actores que reordenaron el significado y la función de los espacios museísticos: los empresarios y los arquitectos. "La nueva estrategia de financiamiento de la cultura y la inversión de la empresas convirtieron el arte en un lugar integrado a los circuitos comerciales y financieros.
"Guggenheim es un patrimonio tangible, tiene cuadros de extraordinarios pintores y artistas contemporáneos, pero también es patrimonio en otro sentido: es una franquicia. Para los museos que estén abiertos con su nombre en Bilbao, Venecia o el que estaría dispuesto a auspiciar en México, la fundación no aporta recursos económicos para construcción ni obras artísticas en forma permanente", agregó.
Existen antecedentes frustrados en torno a la creación de un museo Guggenheim en Buenos Aires y Río de Janeiro, que peleaban por la franquicia; el proyecto fue suspendido, luego de que "los estudios de factibilidad no aseguraban el éxito económico, además de que surgieron críticas de artistas e intelectuales sobre la erogación enorme de fondos nacionales que implicaba esa iniciativa".
Canclini indicó que hay cinco etapas en la historia de los espacios museísticos. En el origen de los museos, los actores principales eran los conquistadores; estos sitios nacieron para depositar los trofeos de la colonización, fueron el resultado de la conquista de otros países.
"En la segunda etapa, los museos se transformaron en relación con los gestores del nacionalismo; fueron los escenarios para que los estados teatralizaran la cultura nacional, sería el caso del mismo Museo Nacional de Antropología", informó.
El museo de antropología desarrolló una ritualización histórica y antropológica, hizo una lectura compacta de la historia nacional, centralizando en la capital el patrimonio del conjunto.
"En la culminación de las vanguardias artísticas de los años 70 y primera etapa del modernismo en los 80 y 90, los artistas centralizaron los proyectos museográficos y se reformularon los recintos en función de la exhibición de grandes artistas. Incluso, se crearon museos con nombres de artistas para dejar una marca cultural".
Existe un periodo en el cual los protagonistas de los museos son los curadores. "La novedad no estaba en las formas exhibidas, sino en el concepto que reordenaba la lectura de obras y artistas".
Concluyó: "los museos no proponían gozar formas para repensar la historia, la migración, los conflictos intelectuales. Los que sobresalen a finales de los 90 y comienzos del siglo XXI, son los profesionales de la conceptualización que son los curadores".
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