Aliado de Herrerías

Xajay declara la guerra al gobierno de López Obrador

LUMBRERA CHICO

Un diario de circulación nacional publicó el miércoles de la semana anterior: "El domingo pasado concluyó la Feria de Aguascalientes y en la corrida de clausura se lidiaron toros de la ganadería de Xajay. Los siete bureles que envió el ganadero Javier Sordo llevaban los nombres Tabasqueño, Pueblerino, Chantajista, Hablador, Chayotero, Grillo y Ahumado. Nadie sabe a quién iba dedicado el lote (sic), pero dicen que de haber habido un octavo toro muy probablemente se habría llamado Rayito. ƑSerá?".

Javier Sordo Madaleno, como los lectores de esta página bien saben, es uno de los diez criadores de reses "bravas" que forman parte del círculo concéntrico de Rafael Herrerías: aquellos que, año tras año, mandan al embudo de Mixcoac toretes débiles, repetidores y mansurrones, que en realidad son novillos engordados con sobredosis de grano para que alcancen el aspecto de un animal de cuatro años, con el peso mínimo que exige el Reglamento Taurino vigente.

Pero la crianza de estos bichos es la base esencial del fraude en que se ha convertido la fiesta: los ganaderos de la mafia de Herrerías escogen utreros de dos años y medio, los retacan de cebada durante seis meses y los convierten, aparentemente, en unos machos adultos, dizque bien desarrollados y fornidos, cuando en verdad no son sino adolescentes obesos, que no han trotado por los potreros madurando sus carnes y cornamentas, ni han vivido el tiempo suficiente para adquirir el trapío y el celo de los auténticos toros de lidia.

Por eso, cuando los echan al ruedo, no están preparados para luchar por su vida y, cuando reciben la primera vara -con una puya más grande de lo que autoriza la ley-- se retiran del peto del caballo a punto de entrar en estado de shock por la dureza del castigo y aterrorizados por la herida que les han hecho en el lomo doblan las manitas y se derrumban.

Es comprensible entonces la postura del ganadero de Xajay. Si bien el medio informativo que dio cuenta de los nombres que jugó hace ocho días en Aguascalientes pretende ignorar a quién iba dirigido el "mensaje", es obvio que Sordo Madaleno actuó como aliado de Herrerías y de las fuerzas políticas más atrasadas del país, sumándose a la campaña de linchamiento que desde la Secretaría de Gobernación y la Procuraduría General de la República la extrema derecha ha lanzado contra Andrés Manuel López Obrador.

Aunque motivaciones ideológicas no les faltan para afiliarse a la cruzada golpista de la reacción más cerril, Herrerías y su grupo de ganaderos saben que únicamente la defenestración de López Obrador podría permitirles que mantuvieran bajo su control la Monumental Plaza Muerta (antes México), misma que de hecho han perdido ya, gracias al histórico decreto del 26 de febrero de este año, por obra del cual el Gobierno del Distrito Federal expropió al cacique los derechos de apartado que le reportaban un ingreso anual seguro de casi 20 millones de pesos, un dinero sin el que ahora ya no tiene nada que hacer al frente de la plaza más importante de América Latina.