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México D.F. Domingo 16 de mayo de 2004
Leonardo García Tsao
El día del ogro y otros monstruos
Cannes. El cuarto día de la competencia se ha visto protagonizado por ogros. El primero fue el ya célebre héroe de Shrek 2, que, contra las expectativas, no consiguió igualar la calidad de la primera parte. Ya perdido el elemento de sorpresa, esta nueva aventura del ogro, su esposa Fiona y el burro que los acompaña no está interesada en parodiar con malicia el cuento de hadas, como su divertida antecesora, sino en elaborar gags de diverso calibre sobre una base de anacronismos, referencias a elementos de la actual cultura popular (con previsible fecha de caducidad) y algo de la ya común escatología. Los momentos más ocurrentes son refritos de la original. Y salvo un convenenciero Gato con Botas (bien caracterizado vocalmente por Antonio Banderas), los nuevos personajes -los padres de Fiona, un hada madrina intrigante- no añaden mucha riqueza cómica al asunto.
Eso sí, la realización de Andrew Adamson, Kelly Asbury y Conrad Vernon (los dos últimos en sustitución de Vicky Jensen) consigue una animación digital de una impresionante calidad visual. El volumen y la textura de las imágenes sugieren una especie de hiperrealismo tridimensional que, en sí, vale el precio de la entrada.
Otro ogro medio verde se vio en la película coreana Old boy, de Park Chan-Wook. El personaje principal es encerrado misteriosamente en una habitación durante 15 años y, al salir, busca al responsable para vengarse. La extrañeza del argumento es apoyada por una estilización formal que baña todo de un aire de sordidez y descomposición. La película está basada en una tira cómica japonesa y, quizá por ello, el héroe parece un miembro coreano de los Xochimilcas, cuya obsesión de venganza lo lleva a acciones extremas como tragarse un pulpo vivo o cortarse la lengua.
En uno de sus plano-secuencias memorables, el hombre vence a una veintena de antagonistas a punta de martillazos, mientras resiste golpes de tubos y cuchilladas. Tal vez quien mejor valore los repugnantes logros de Old boy sea Quentin Tarantino. Sólo falta que el resto del jurado esté de acuerdo.
Una forma de violencia mucho más realista se aprecia en Crónicas, segundo largometraje del ecuatoriano Salvador Cordero, y producida en su mayor parte por las compañías mexicanas Anhelo Producciones, del empresario Jorge Vergara, y Tequila Gang, encabezada por Bertha Navarro y Guillermo del Toro. Tras un arranque crispante, la película se centra en el dilema ético de un equipo de periodistas basado en Miami que, para un programa de noticias de tintes amarillistas, indaga la historia de un asesino y violador de niños con más de un centenar de víctimas en Ecuador. No obstante que el guión falla en su segunda mitad y la tensión dramática se diluye por una prematura revelación de la identidad del asesino, Crónicas es una sólida aportación al festival, en la sección Una cierta mirada, dirigida con eficacia por Cordero y sumamente bien actuada por un reparto multinacional, del cual sobresalen -y no es chovinismo, me cae- los mexicanos Damián Alcázar, en otra demostración de su notable rango, y José María Yazpik en su mejor papel a la fecha.
Hablando de mexicanos, en el cóctel ofrecido por Temporada de patos se comprobó que este año la delegación nacional en Cannes es quizá la más numerosa en mucho tiempo. Además de los equipos de ambas películas, había personal del Imcine, otros funcionarios, distribuidores, periodistas, directores de festivales y alguno que otro colado. Y eso que no asistieron Alfonso Cuarón, también productor de Crónicas, ni Eugenio Derbez, quien nuevamente dobla al burro (sin intención de albur) en la versión castellana de Shrek 2. [email protected]
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