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México D.F. Domingo 16 de mayo de 2004
Bárbara Jacobs
Carta al padre
"No soy Kafka, papá, pero nací hombre y no te hice feliz. ƑQuerías que hubiera nacido mujer? Es la impresión con la que me quedé hasta el día de hoy, cuando me despido de ti. De nadie más. Que el mundo ruede, a mí ya no me va a importar. Me habría gustado que tú y mamá hubieran tenido más hijos y una o muchas hijas; tal vez así no te habría hecho yo tan desgraciado como te hice, sin talentos, sin compañerismo, desaprendido de los padres como son los hombres en esta época y en este país, por lo menos del papá. Con una hermana, yo habría tenido con quién competir en mis caminatas (šy ganar!), con quien compartir mis lecturas y mis ambiciones. Quizás la falta de hermanos me hizo huraño. Pero mi hermana me habría encontrado agradable, šporque lo habría sido!, y hasta un héroe habría hecho de mí. ƑSer maestro de jóvenes? šQué elección de vida! Cuando podía haber continuado tu negocio, papá; cuando podrías haber tenido a quién heredarle tu adorada mercería. Pero con mis alumnos yo me siento mejor que únicamente acompañado. Encima, voy y me caso con una mujer que a ti no te gustó. Ay, papá; bajo la cara del peso que me causa el dolor que fue mi nacimiento en tu vida, para ti. Mamá te abandonó -debería decir, 'Nos abandonó a los dos', pero yo no fui para ella nadie de su interés, tampoco- antes que yo. Lo lamento por ti. Ella te hace más falta a ti de lo que me hizo a mí aun viva. Yo superé -o eso creí- de muy joven la falta de afecto con que me trató, así que, a decir verdad, no la extrañé -o eso creí-. ƑO es ella y su frialdad lo que me convirtieron en el ser que tú nunca quisiste? Te repito: extraño a un hermano; a una hermana, especialmente. Es una culpa que te echo en cara demasiado tarde. Ni modo. Siempre solitario, Ƒcómo no iba a aspirar a convertirme en profesor de preparatoria? La edad de mis estudiantes era la misma en que más necesité de ti, no de mamá. A ella la necesité antes; y repasar el dolor que me causaba su presencia, que era ausencia para mí, hoy es pedirme demasiado. Dejo a mi mujer. Ni modo. ƑSigo los pasos de mamá, que te dejó a ti? Seguí en mi vida el paso que, al tenerme de hijo a mí, habrían querido ustedes no haber nunca dado. Nosotros no tuvimos hijos. Pero yo tuve muchos alumnos; y recordarlos ha sido una gran compensación a lo largo de mi madurez. Preparar las lecciones, llegar al salón de clases, ver a mis pies a una veintena tras otra de caras adolescentes, de mentes confusas pero corazones ilusionados, año tras año, es una riqueza de la que no me arrepiento haber formado parte. No es descabellado afirmar que, lo que sin duda fue aburrimiento para ellos, para mí constituyera el sentido de mi vida. De ninguno me despido. El olvido será el adiós con que ellos se despedirán uno a uno de mí. Por otra parte, šqué bueno que fui, aunque indeseado, hijo único! Nadie presenció mis fracasos. Sin hermanos, sin amigos, sin una hermana, especialmente, pude intentar el ciclismo, el alpinismo y hasta una maratón sin que nadie, te repito, tuviera de quién burlarse aun en son de broma, pues ni siquiera en ninguna competencia alcancé los primeros lugares. Y no contaba contigo como para que me dijeras, 'Ése no es tu camino, hijo; intenta otros. Eres soñador: date a la pesca; eres taciturno, date a archivar'. No reparaste, porque no quisiste, en que, aparte de soñador y taciturno, šera lector, papá; leía el día entero y parte de la noche! ƑEntraste alguna vez a mi recámara? Es decir, Ƒpudiste abrirte paso en mi habitación entre los alteros de libros y papeles que fueron mi existencia en la casa de familia? Sé que es un acto de violencia escribirte esta carta y dártela en las manos; un acto de violencia quizás peor que el que habría de hacer cuando me di la vuelta para llevar a su justo fin mis proyectos. Te vi tan frágil, papá; tan poca cosa. ƑTemblaron tus labios? ƑImperceptiblemente? ƑQuisiste retenerme y preguntarme qué era de mí, qué eran esos papeles que te estaba yo extendiendo; qué era de mis días? ƑMe recordabas? ƑAcaso te parecí conocido pero no lograste ubicarme del todo? Me habría gustado quererte, papá, ser un compañero amante y fiel en tus últimos años. Pero, ya ves, ni yo mismo me di la oportunidad de cambiar, en idílico, un destino real, por más agresivo que fuere, el que será. No quiero sino que me entierren, aunque de pie; no pido en la lápida que se grabe otra cosa que mi nombre y tu apellido trastrocado. No quiero el apellido de mamá. Sí, en cambio, las dos fechas, pues algo dirán al caminante de cementerios. Que mi mujer no sepa en dónde me hagas enterrar, papá; le costaría un esfuerzo innecesario llevarme flores y cambiarles el agua. No me entierres al lado de mamá, ni cerca de ella, enterrada, ella sí, de forma horizontal. šLejos, papá; lejos es donde quiero estar! En el fondo del sobre encontrarás la argolla de matrimonio debidamente inscrita en su interior con el nombre de mi esposa y la fecha de nuestro matrimonio, que no recuerdo cuándo fue. No la llevé puesta nunca; pero si ella la quiere, dásela. ƑDe qué te podría servir a ti? ƑDerretirla y taparte una muela? O, Ƒserías capaz de llevarla al Monte Pío? Haz lo que quieras. Que el mundo ruede. A mí ya no me va a importar. Tu hijo, supuestamente de apellido Lunas.''
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