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México D.F. Domingo 16 de mayo de 2004
Ese patrón implica nuevos retos, por
el mayor uso de servicios de salud
Cada vez más mujeres y niños emigran
a EU: académicos
Aborda el tema equipo conjunto de las universidades
de Georgetown e Iberoamericana
JOSE GALAN
La población de inmigrantes ilegales mexicanos
en Estados Unidos incluye 3 millones de mujeres y 1.5 millones de niños,
en lo que académicos han llamado la "feminización" de la
migración. Además, por cada dos niños nacidos de familias
de indocumentados residentes a largo plazo en ese país, lo que hace
de ellos ciudadanos estadunidenses, hay un niño que viajó
con sus padres.
Esto
implica retos adicionales, porque las mujeres y los niños hacen
uso de los servicios de salud con mayor frecuencia que los hombres, según
el borrador de un documento elaborado por investigadores de las universidades
de Georgetown, Estados Unidos, e Iberoamericana, de la ciudad de México.
Agrega que se trata de hogares complejos con personas de distinto estatus
legal; distintas necesidades de salud, de educación y de tipo social,
y con frecuencia con distintas estrategias de trabajo, incluyendo el trabajo
temporal. La imagen tradicional del hombre solo ya no es común.
Un resultado de esta "feminización" es la modificación
de los papeles tradicionales de los padres. Algunos hombres mantienen a
dos familias, una en México y otra en Estados Unidos, ya que pierden
una conexión fuerte con la familia en nuestro país mientras
buscan nuevos lazos en Estados Unidos. Cuando los hombres ya no regresan
a México pueden surgir momentos difíciles para sus familias;
sin embargo, también se presentan nuevos problemas si se hacen acompañar
sólo de su cónyuge en su viaje a Estados Unidos. Con frecuencia
se deja a los hijos con parientes. Si se reúnen cuando los niños
tienen entre 10 y 12 años, éstos no conocen a sus padres
y enfrentan grandes dificultades para ajustarse a una nueva familia, escuela
y comunidad.
El estudio sostiene que los hijos de los migrantes deberían
estar en la escuela requiriendo el mismo apoyo que los demás niños;
sin embargo, casi 50 por ciento la abandona antes de terminar la preparatoria,
y en lugar de estudiar trabajan para ayudar en los ingresos familiares.
Las mujeres que trabajan pueden incrementar el ingreso familiar y la capacidad
de resolver las complejas necesidades familiares.
Por los trabajos de los padres, los niños pasan
mucho tiempo solos
Sin embargo, en estas familias, habitualmente pobres,
el ingreso no es suficiente para pagar las guarderías estadunidenses
aunque ambos padres trabajen. Los hombres pueden ayudar en las labores
del hogar, pero las largas jornadas de trabajo implican mucho tiempo de
soledad para los niños. Los migrantes temporales enfrentan todos
estos problemas, además de padecer el constante cambio de empleadores,
de escuelas y de hogares. El efecto de no mejorar ahora las vidas de las
familias de mexicanos migrantes tendrá consecuencias a largo plazo
en la sociedad, en la salud y el bienestar de las generaciones futuras.
Al igual que los pobres de todas partes, los migrantes
mexicanos tienen pocos recursos para procurarse atención médica
y atender sus enfermedades; además, enfrentan un conjunto único
de barreras lingüísticas y de conocimientos. No hay en México
ni en Estados Unidos una base de datos que capture las condiciones de salud
de los trabajadores temporales, en especial de los niños; sin embargo,
hay estudios específicos y experiencias que llevan a conclusiones
contundentes: a pesar de los factores de alto riesgo, los migrantes temporales
tienden a vivir más tiempo que los nativos estadunidenses no latinos.
La población migrante tiene, sorprendentemente, una buena salud
prenatal y menores tasas de mortalidad infantil, aunque tienen un riesgo
mayor de desarrollar defectos neurológicos.
Los migrantes usan drogas ilegales en menor proporción
que los nativos, y tienen fuertes redes de apoyo familiar y social, por
lo que, si se les compara con sus contrapartes nativas, con frecuencia
tienen menos problemas de salud. "Irónicamente, después de
los 13 años o más, los migrantes comienzan a experimentar
mayores problemas de salud, y tasas de enfermedad equivalentes a las de
los nativos", añade el documento.
Los problemas de nutrición y obesidad son frecuentes
en las poblaciones de migrantes. La obesidad es mucho más común
entre los mexicanos que entre la población no latina, blanca o asiática.
La dieta mexicana incluye vegetales frescos, frutas y frijoles, pero en
Estados Unidos los migrantes generalmente ingieren comida rápida,
con altos contenidos de grasa.
Por otra parte, la incidencia de diabetes, exposición
al VIH y a otras enfermedades es cinco veces mayor entre los migrantes
que entre la población nativa. El documento advierte que una falta
de atención oportuna y apropiada de la salud puede generar en este
grupo un ciclo de mala salud, tanto mental como física.
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