José Cueli

ƑTodos somos portadores de crueldad?

No hay ninguna guerra que pueda recibir el calificativo de ''guerra justa'', pero quizá la más absurda y arbitraria que hemos presenciado en los últimos años ha sido la guerra de Irak. Fracaso rotundo que no ha servido en absoluto para controlar los actos terroristas, sino que, por el contrario, los ha incrementado debido al odio que ha generado en el mundo musulmán, sin contar con el rechazo generalizado entre la población mundial. El objetivo era otro y eso ha quedado bien claro. Pero la "justicia infinita" del imperialismo se ha equivocado una vez más y ahora se encuentran empantanados en una posguerra más cruenta que la guerra misma en un callejón sin salida. Para colmo, entre la estulticia y la prepotencia, en los últimos días han aparecido testimonios en imágenes de casos de tortura sobre los prisioneros iraquíes y viceversa que no pueden ser calificados más que de ejercicio de crueldad extrema. Rumsfeld se hace responsable y pide perdón ante el senado; Bush, con falso rostro de constricción, califica los hechos de fenómenos aislados llevados a cabo por un grupo perverso; la soldado Sabrina Harman deposita la responsabilidad de las torturas en la inteligencia militar y en la CIA. Ella misma admite que hasta dos meses después de haber sido acusada no había leído nunca la Convención de Ginebra sobre prisioneros de guerra.

Existen aún muchas más fotos y videos pendientes de salir a la luz. El Comité Internacional de la Cruz Roja habla de abusos sistemáticos de los derechos humanos perpetrados no solo en la prisión de Abu Ghraib. A su vez el diario Daily Mirror publicó el lunes en primera plana la imagen de un soldado británico fotografiando a un iraquí ensangrentado en un vehículo militar. El mismo diario insiste en dar a conocer testimonios pertenecientes al regimiento de Queen's Lancashire denunciando el hecho de que miembros de dicho regimiento han grabado cd con las torturas para llevarlos como recuerdo de su estancia en Irak.

Día a día aparecen nuevos testimonios e imágenes que nos hablan de un ejercicio de la crueldad sin medida. El asunto es espeluznante, ya que los soldados -Ƒ"normales"?- no parecen comportarse como combatientes, sino más bien como si estuvieran de safari por Irak, colectando imágenes como si fueran recuerdos de un viaje placentero y los prisioneros fueran piezas de cacería. La razón y el humanitarismo brillan por su ausencia, y hablar de perversión sería muy reduccionista. El problema es más complejo aún y merece ser desglosado minuciosamente, ya que refleja, de entrada, una guerra arbitraria, una prepotencia y un narcisismo extremo, mentiras y encubrimientos, violación a los más elementales derechos humanos, pero sobre todo una crueldad extrema y un goce por tal práctica.

El animal mata por instinto, no por placer; no tortura a su presa antes de engullirla. Pero las torturas que hemos visualizado consternan por el goce que producen en el torturador al infligir dolor al débil, al prisionero.

El tema de la crueldad humana ha sido poco explorado incluso por el propio psicoanálisis. Freud y Nietzsche abrieron el camino para pensar esta condición humana. En la actualidad el filósofo francés Jacques Derrida insiste y coloca el acento en la necesidad imperiosa de profundizar en el tema de la crueldad, y lanza el reto al sicoanálisis, ya que esta disciplina se vería libre de coartadas de toda índole para volcarse a estudiar lo que la crueldad tiene de más propio.