La fantasía es el mejor de los mundos posibles, sobre todo cuando la realidad no gusta. Tal es el valor de la obra Andy y el circo mágico, espectáculo familiar, que se presenta en el teatro Insurgentes, diseñado para el público infantil por la compañía mexicana Batz Circo Teatro, que explora un moderno montaje multimedia en el que el teatro, la danza, la música y el video toman forma a través de las artes circenses para narrar una divertida aventura.
Andy, un pequeño de 10 años, espera ilusionado su cumpleaños, ya que sus padres le han prometido llevarlo al circo. Impaciente porque llegue el gran día, trata de dormir mientras juguetea con su conejo de peluche.
Mientras se van cerrando sus ojos, viaja a un mundo de fantasía... aparece entonces un cartero de cabeza y hablando al revés trayendo con él un regalo; después de un rato surge -del regalo- Cuántico, un duende despistado que tiene poderes que no domina del todo, pero que puede jugar con el tiempo a través del calendario desprendible de Andy.
A partir de aquí se desatan divertidos e inesperados sucesos y con ellos una serie de pintorescos personajes que recrean las fantasías de Andy. En un espectacular final, el niño muestra el mayor regalo que un ser humano puede desear, pero que es algo que ya poseemos: la capacidad de soñar.
En la pasada función, algunos niños de escasos 5 años apenas atendían los actos malabarísticos, que se acercan visualmente al arte del Circo del Sol. Pero los papás no perdían detalle. Hay un cuadro en el que los infantes sí abren los ojos, que es cuando aparecen unas calacas. En su inocencia, no pueden ver a esos esqueletos como personas disfrazadas, y lloran asustados y corren a ser abrazados por sus padres. Tal es la fuerza de la mente de un niño. Sin fantasía, Ƒde qué sirve la realidad?
En entrevista, Raúl Rodríguez, quien desarrolla el papel de Cuántico, expuso que su propuesta "es absolutamente original. Pretendemos llevar el Nuevo Circo al teatro". Intervino el pequeño actor defeño Guillermo Dorantes -de 9 años de edad-, quien interpreta a Andy y que tiene experiencia televisiva en Bizbirije, para quien estar en el teatro es una responsabilidad, "pues implica viajar y es un trabajo muy difícil, pero con juegos. Aquí tengo que llegar media hora o una hora antes".
-Aquí hay niños que lloran, que se espantan...
-Sí, se asustan porque no saben que a una calaca sólo le rompes un hueso y ya, se deshace.
En la obra Andy se duerme; así transcurre la historia.
-ƑTú que sueñas?
-Yo no sueño, casi. Ni pesadillas, bueno, sí, soñé que estaba en un cuarto que tenía muchas puertas, y me metía en una y me caía y me caía.
Para Rodríguez-Cuántico "trabajar con niños es divertido porque tienen un lenguaje muy fresco. No puedes anticipar lo que van a decir".
Añadió que en Batz Circo Teatro colaboran unas 60 personas. "Para preparar Andy... nos tardamos más de un mes. Ahora estamos montando una obra de circo-cabaret. Esta puesta es la primera de este estilo. Sí se parece a lo que hace el Circo del Sol, algunos de cuyos integrantes nos han dado talleres".
-Hay quienes critican lo que hace el Circo del Sol...
-Sí, pero debemos estar abiertos a los cambios. Nosotros estamos satisfechos con la respuesta del público. Hemos trabajado en la calle. Donde hay un soporte armamos un teatro para presentar música, danza contemporánea, acrobacia, con clowns. Lo importante es la conjunción de todo.
Capacitación circense
El director y productor de Andy y el circo mágico, Eduardo Barajas, dijo que la obra es parte de un proyecto iniciado hace cuatro años que toma algunos principios del circo aéreo, presentado con una narrativa, sin animales. "A partir de la fundación de la escuela del Circo del Sol y de la Escuela Nacional de Montreal, el circo se abrió más hacia las calles y a las personas que tienen inquietudes.
"Aquí en México está empezando ese movimiento de personas interesadas y que no vienen de familias dedicadas al circo. Sí, aquí sigue pesando más el circo tradicional. Nosotros tenemos una propuesta donde hay danza, una dramaturgia, pero que tampoco se parece al Soleil ni pretende copiar ningún modelo o identidad. No nos interesa acercarnos ni alejarnos de ningún modelo.
"Los acróbatas, los alumnos son mexicanos; aunque técnicamente estamos en evolución; falta más trabajo técnico, pero esto ya es producto de la primera camada del Centro Mexicano de Capacitación de Arte Circense, que está ubicado en el Centro Deportivo de Villa Olímpica.
"Pueden entrar mayores de 6 años y permanecer hasta que el físico se los permita. Pueden entrar a los talleres, pues no es necesario que se dediquen al circo. También se trata de que se sensibilicen para crear mayor público para este tipo de propuestas. Las materias, el tronco común, está integrado por las asignaturas de malabares, equilibrio, proyección escénica, sensibilización a la música y danza, en sus líneas de jazz y de ballet. Lo demás son especializaciones, como acrobacia aérea y de piso.
"Cuesta mil 270 pesos al mes, pero hay becas parciales. Ahora hay 15 alumnos. Sigue considerándose exótico decir: voy a dedicarme al circo. Ser cirquero es ser un artista muy disciplinado, con un sinfín de posibilidades y recursos. Un cirquero es un artista escénico que requiere de mucho sacrificio, esfuerzo y disciplina.
"Si se deja de entrenar una semana se pierde lo de años. Tenemos certificación de la Escuela Nacional de Cuba; está con nosotros el profesor Abel Hernández; hay un maestro del Circo Chino de Pekín. Hay enseñanzas que no se aplican, porque no hay la tradición. En realidad nuestro target son los jóvenes, pero la experiencia de Andy... ha sido provechosa."
Las funciones de Andy y el circo mágico son los domingos a las 11:30 y 13:30 horas, en el Teatro Insurgentes. Otros créditos: director musical, Pablo Flores; montaje escénico, León Hurí; dirección acrobática y circense, Abel Hernández; flaying, Pablo Vinos; coreografías, Verónica Cardona.
El espectáculo infantil se presenta todos los domingos en el teatro Insurgentes