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México D.F. Viernes 7 de mayo de 2004
El nicaragüense ''agitará'' al público
con su concierto de mañana en el Metropólitan
A los tiempos que vivimos opongo la belleza, dice
Hernaldo Zúñiga
Diez mujeres desnudas, que representarán los
valores, darán la bienvenida a los asistentes
Muchos compositores sólo se dedican a crear canciones
de éxito que como llegan se van, lamenta
ARTURO CRUZ BARCENAS
El compositor y cantante Hernaldo Zúñiga
(Masaya, Nicaragua) ofrecerá mañana 8 de mayo, en el teatro
Metropólitan, un concierto que "agitará, que cambiará
al público durante dos horas y media. No se trata sólo de
un concierto, como tal, pues estamos rodeados de tiempos extraordinarios,
en todos los sentidos, por la agenda política, social, económica.
Ante eso, opondré la belleza", dijo.
En entrevista, el autor, que de niño cursó
estudios en colegios jesuitas y salesianos, expresó: "Oigo desazón
por todos lados. Lo excepcional es lo malo, que tenemos incorporado como
un valor, por lo que está pasando en España, los conflictos
locales, Irak. El concierto lo voy a convertir en un evento con una carga
esencialmente musical, pero para agitar las aguas recordaré a la
gente lo extraordinario que es lo malo, desde que nos levantamos.
"Desde que la gente cruce la puerta del lobby la
voy a meter en una atmósfera. Felipe Fernández, quien estuvo
postulado al Oscar por la película Frida, por el arte, nos
dio una idea y vamos a desnudar a diez modelos bellísimas. Cada
una va a representar un valor. En sus cuerpos vamos a usar el bodypainting."
Las mujeres representarán a la fraternidad, la
tolerancia, paz, justicia, ecología, igualdad, ternura, amor, ''por
supuesto, hasta diez valores. Voy a poner una música instrumental
bellísima. La luz en el lobby será especial, diferente
a la normal. Lo mismo ocurrirá en el escenario. El clima será
antagónico, para buscar la belleza, para subrayar los valores que
construyen, no que deconstruyen. Agitar será el objetivo".
Zúñiga vivió su adolescencia en Estados
Unidos, por razones académicas. Estudió derecho en la Universidad
de Chile, en Santiago; en el primer año de la carrera de leyes compuso
su primera canción, Ventanillas, que participó en
el Festival de Viña del Mar en 1974, y que se convirtió en
un himno de la juventud chilena. Grabó su primer disco, Del arcoiris,
una canción. En 1977 firma con la disquera Zafiro.
-Fernando Savater define a un espectáculo como
un hecho que sorprende...
-Más que sorprender yo busco la conmoción,
el sacudimiento emocional. El espectáculo entró en una especie
de sinergia parecida a la carrera espacial: primero se envió a un
perro, luego a un mono y después al hombre. Ahora andan, después
de la Luna, acercándose a Marte. Hay una dinámica insana:
¿qué coño voy a hacer? Mientras más dinero
hay más grande es el mercado y más cosas pasan. Es un poco
el espectáculo trivializado a una forma brutal, donde ya no importa
la música.
"Mis conciertos son, francamente, desnudos. He radicalizado
mi posición y mis espectáculos son cada vez más austeros,
pero al mismo tiempo más bellos."
-¿Se puede lograr algo con un concierto?
-Yo voy a sacar a la gente, durante dos horas y media,
de lo que creen que son sus miserias. Lo mediático señala
que estamos en un mundo miserable, pero yo los voy a sacar de ahí
para meterlos en una burbuja, para confrontarlos con una verdad matemática:
somos más que menos, somos más que mejores que los otros.
"Mi chamba es emocionarme yo, desde luego, pero también
conmoverlos. Tener ahí a una mujer bella, sin ropa, arropada por
la pintura, es hermoso y nada se le compara. Soy un romántico".
Hernaldo Zúñiga deambula entre los mares
de lo comercial y lo alternativo. En 1978, lanzó su disco Cancionero,
dirigido por Juan Carlos Calderón. Al mismo tiempo reinicia sus
estudios de derecho en España y vive desde ahí la insurrección
popular de su país y la transición democrática en
España.
-¿Dónde se puede ubicar a Hernaldo Zúñiga
desde el punto de vista de su postura artística, musical?
-Creo que mi discurso personal está en el lado
crítico, alternativo, pero en mi género hay artistas que
no tienen grandes capacidades vocales. Las cosas las dicen, más
que cantarlas. En mis mocedades hice baladas, de mucha calidad, pero baladas,
a fin de cuentas. No obstante, permiten desarrollar una técnica
vocal.
"Soy un gran constructor de melodías, sin ser un
fregón. Algunos de mis compañeros cuidan mucho la letra,
pero no la melodía, y son vagos en el momento de producir. Yo agarro
buenos músicos. Otro elemento es la imagen. Varios de mis compañeros
se ven desaliñados. Tengo 7 millones de discos vendidos.
"Mi corazón, mi discurso, mi planteamiento escénico,
musical, tienen más que ver con Luis Eduardo Aute que con Enrique
Iglesias. Aute es mi amigo, al igual que Víctor Manuel y otros.
Buscamos con quién poder hablar y cada quien tiene su tribu. La
mía la tengo bastante clara. Soy un cuate de autor absolutamente
heterodoxo."
Entre 79 y 80, graba temas que lo internacionalizan: Procuro
olvidarte, Ven con el alma desnuda, Un pasajero, Insoportablemente bella
y Ese beso que me has dado. "Algunas de ellas se quedaron. Ejerzo
mi oficio con el mayor rigor y con la mayor entrega, sin mediatizar. Conozco
creadores que se sientan a hacer éxitos. Allá ellos. Nuevamente
hay un engaño y esas canciones, como llegan, se van.
"Creo que la música trae un valor integrado, amable.
Inclusive las de menor calidad, de letras vulgares, también tienen
su función. Tararearlas ya recompone el interior. Las canciones
a veces son útiles o necesarias, pero la música no cambia
nada. Transforma el mundo cuando aparece, pero el mundo vuelve a ser el
que era cuando desaparece."
Así, cuando finalice su concierto -producido enteramente
por él- en el Metropólitan, el mundo volverá a ser
el mismo, pero algo habrá pasado en el alma de cada uno de los asistentes.
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